Stand-up comedy

El primer festival InRisus evidencia la asimetría entre Catalunya y Madrid en la promoción del 'stand-up'

MPC, empresa de representación de cómicos, coorganiza con el Cruïlla este certamen humorístico

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Berto Romero | CÈLIA ATSET

BARCELONA"Y tú, ¿también has ido?" En Twitter, WhatsApp, Telegram. Era la pregunta de rigor entre toda la marabunta cómica de Barcelona hace un par de semanas. ¿Ir adónde? A la primera visita en el país del controvertido Louise C.K., leyenda del stand-up comedy norteamericano que presentaba en directo su show, Sorry. Entre los espectadores estaba la mayor plantilla de los humoristas barceloneses, que miraban el espectáculo con una mezcla de expectación, morbo y culpa de no haber resistido la tentación de ir a ver a uno de los cómicos cancelados en la era Me Too más populares del mundo. Sea como sea, C.K., que no dejó una sola butaca vacía en la Sala Barts en los dos días que actuó, se añadió a una lista de personalidades que se va llenando a paso de hormiga. En los últimos dos años también han visitado la ciudad Ricky Gervais y Hannah Gadsby a pesar de que la australiana tuvo que suspender a última hora porque se rompió una pierna resbalando en el hielo.

Es una señal de normalización: Catalunya empieza a ser, cada vez más, lugar de parada de estrellas internacionales, un hecho impensable hasta hace nada. La rentabilidad de las visitas responde a varios motivos, pero es a partir del acceso universal a los espectáculos norteamericanos gracias a Internet y las nuevas plataformas audiovisuales que se ha multiplicado la afición al género. De esta militancia ha derivado una cada vez más robusta escena local, que colecciona teatros llenos y ha acostumbrado a un nuevo público local al stand-up comedy. "El circuito se está fortaleciendo a pesar de que todavía le falta para equipararse con el músculo e industria de la escena madrileña", explica Maria Rovira, cofundadora de El Soterrani y uno de los grandes talentos de la comedia catalana en el último lustro. "Podemos distinguir tres escenas según el idioma -afirma-, en estos años el stand-up en catalán se ha consolidado, a pesar de que en pocos focos, en castellano ha ganado igualmente cómicos y público, y en inglés disfruta de buena salud". Esta tendencia alcista ha cocinado un suflé que ha desembocado en el hecho de que hoy empiece el InRisus, el primer festival de humor de Barcelona.

"La comedia es el nuevo rock'n'roll", dice Pau Gil, el director del encuentro. No es un recién llegado al sector. Su empresa, MPC, que coorganiza la InRisus con el Cruïlla, se encarga del management de buena parte de los espectáculos presentes en el festival: Berto Romero, La vida moderna o No te metas en política son algunos de los más destacados. "La gente necesita espacios de desconexión. Fuera del teatro todo son malas noticias; en cambio, aquí dentro te olvidas de todo durante una hora y media", dice Gil, que ha preparado un cartel que condensa espectáculos en doce salas de la ciudad. Hay que sumar una decimotercera: el Palau Sant Jordi, donde el sábado se hará el programa de David Broncano. "Somos muy ambiciosos, queremos ser una referencia a escala europea", asegura el jefe de la InRisus. Durante cuatro días desfilarán prácticamente una cincuentena de humoristas, mezclando propuestas totalmente antagonistas. De Toni Moog, un cómico acostumbrado a las acusaciones de misoginia, al humor político y feminista de Ana Polo. De los controvertidos Mongolia, que en 2017 guasearon de la aplicación del 155, al comprometido Marc Sarrats. Todo convive bajo el mismo paraguas del InRisus, un festival que quiere hacer del humor su bandera. 

Un cartel ajustado

Este nuevo acontecimiento sigue el rastro del Cruïlla, que ya hace dos ediciones que organiza un escenario de comedia por dónde han pasado algunos de los nombres más populares de la escena estatal. De hecho, los artistas que estaban más destacados en el cartel del verano pasado eran todos del circuito de Madrid, un hecho que se repite, en menor medida, en la InRisus. Estos detalles han causado cierto rechazo entre algunos cómicos locales consultados por este diario a pesar de que la mayoría prefieren no expresarlo públicamente. El propio programador lo reconoce: "No hemos hecho el cartel que queríamos, nos hemos tenido que ajustar a la agenda de los artistas y algunos de aquí nos han fallado", asegura Pau Gil, que dice aspirar a tener una parrilla "de calidad, con oportunidades para nuevos talentos, con mucho contenido en catalán y paritario".

Además de la sobrerepresentación madrileña, también hay que tener en cuenta que buena parte de los artistas participantes tienen como mánager a la empresa organizadora de la InRisus, lo que tampoco se ha recibido especialmente bien. Josep Català, monologuista y también cofundador de El Soterrani, recoge el malestar por estos hechos recordando que los grandes festivales de comedia de todas partes el mundo "sirven para que la industria y el público conozcan nuevos espectáculos y nuevos cómicos, sin responder al interés de una productora concreta de dar visibilidad a su catálogo". En este sentido, reclama "más autogestión y más programadores independientes con conocimientos de comedia".

Venga Monjas grabando un sketch en Hospitalet.

Comedia de casa

Uno de los puntos más controvertidos ha sido la inclusión del espectáculo Comedia Km. 0, espacio en el que se concentra buena parte del circuito local y la mayoría de presencia de la lengua catalana. Actuarán cómicos tan potentes como Charlie Pee, Kike García, Ana Polo o la propia Maria Rovira, como Oye Sherman. "Todo festival tiene que contar con la escena de la ciudad donde aterriza y, en este sentido, me parece bien. El nombre de Km. 0, sin embargo, no me convence mucho: parece que nuestro principal valor sea estar allí cerca", dice la cómica, una de las estrellas de El Soterrani. Rovira también aprovecha para recordar la poca reciprocidad existente entre circuitos: "No me entusiasma que haya cómicos y cabezas de cartel de la escena madrileña en festivales de Barcelona y que al revés no pase". Tampoco Josep Català ve clara la apuesta y reclama "más autoestima por parte de los locales, que ven los grandes escenarios al servicio de cómicos de Km.620". En este sentido, hace pocas semanas se presentó el cartel del festival Rio Babel, en Madrid, donde actuarán Residente y C Tangana entre otros, y donde hay un escenario de stand-up comedy. ¿Recuento? Cero cómicos catalanes.

La falta más dolorosa en este primer año es la de La Sotana, el podcast de humor en catalán más popular del país: "Estaban invitados, pero no han podido venir por problemas de agenda. Serán el año que viene y queremos que sean una de las apuestas para llenar uno de los espacios más grandes", explica Pau Gil. Este diario se ha puesto en contacto con La Sotana, que no han querido confirmar, ni desmentir, que no actúan por falta de disponibilidad. Eso sí, ninguno de sus miembros tampoco participa individualmente en el festival. Su presencia será uno de los retos de la edición próxima, una continuidad asegurada por los organizadores: "Será la primera de muchas. Queremos que Barcelona sea la ciudad que más ría del mundo durante toda una semana", dicen. Elementos para conseguirlo tienen un buen puñado: Venga Monjas, Miguel Noguera, Berto Romero, La Ruina, Ana Morgade y Charo López, o Marc Sarrats aseguran espectáculos solventes y contrastados.

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