Caricaturizar a Donald Trump sin apoyarse en la tofa anaranjada o los morritos porcinos no es nada fácil, pero la premio Pulitzer Ann Telnaes es lo suficientemente buena como para hacerlo identificable mostrando sólo la barriga y la corbata XXL que le cuelga ridículamente. Arrodillados a su lado, varios hombres de dinero: Elon Musk, Mark Zuckerberg, Patrick Soon-Shiong (propietario delLos Angeles Times) y Jeff Bezos, el dueño de Amazon… y también delWashington Post, el diario donde debía publicarse esta viñeta. la censuraron y Telnaes ha dimitido a raíz del caso. El diario que demostró una gran fortaleza ante el poder con el Watergate o los papeles del Pentágono lo vemos ahora en una nueva crisis de reputación, pocas semanas después de perder decenas de miles de suscriptores porque la propiedad abortó la publicación de un apoyo explícito en Kamala Harris (como suelen hacer muchos periódicos anglosajones).
Cuando Jeff Bezos compró el Post, prometió independencia editorial. La idea que venía era que él no entraba para someter el diario a sus (numerosos) intereses. Y por un tiempo fue así. O al menos eso es lo que se desprende de las memorias de Martin Baron, quien le dirigió durante los primeros años de la nueva etapa. Desgraciadamente, esto ha cambiado. Ciertamente, era una prueba de fuego, eso de criticar al dueño en una viñeta del diario, pero el Post había publicado artículos críticos con las condiciones laborales en Amazon sin ningún problema aparente. Vetar a la viñeta ha acabado generando un efecto Streisand, ya que ha rodeado por medio mundo, y la previsible reacción de la comunidad de lectores será tremenda. Pero esto es un magro consuelo: al final, se acelerará el declive de un medio que había demostrado su valía como institución fiscalizadora del poder. ¿Sabéis a quién le habrá hecho más gracia la viñeta? En Trump, claro.