El periodista instructor del caso

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¿Quién dice que no existe la máquina del movimiento perpetuo? En España existe un ejemplar: se trata del ventilador de la mierda, y su fabulosa retroalimentación se basa en el siguiente principio. Primero, unos medios publican artículos con heces diversas. Es importante que todo sea imposible contrastar, con insinuaciones de fuentes opacas o anónimas. A partir de ahí, un juez de la cuerda se agarra al asunto y cita en su instrucción estos mismos artículos, que no son fruto de investigaciones policiales sino torsiones de la realidad a conveniencia. Claro, los medios celebran que la cosa entre en vía judicial y llenan de nuevo noticias en las que explican el mismo escándalo que ellos mismos han promovido. Y así se crea un círculo exquisitamente virtuoso que salpica y salpica el objetivo a abatir mucho antes de que se haya sustanciado si realmente se ha producido ninguna conducta delictiva.

Begoña Gómez, esposa del presidente español

En el caso concreto de la denuncia de Manos Limpias contra la esposa de Pedro Sánchez, el compendio de noticias citadas es de película italiana. La más delirante es la que indica que le habían dado una subvención, pero que el gobierno lo ocultaba. Se basaban en un registro de la Base de Datos Nacional de Subvenciones del Estado en la que, efectivamente, aparecía su nombre y un DNI parcialmente anonimizado. Pero es que se trata de otra Begoña Gómez Fernández, que regenta un paradero en Cantabria. Y a quien, por cierto, denegaron la ayuda. Otras noticias mencionadas en el escrito de denuncia no son tan groseras, pero generan serias dudas sobre su solidez. Los periodistas no somos policías, ni jueces. Debemos describir hechos, ajustados a la realidad y presentados de forma honesta y rigurosa. Pero, cada vez más, la corteza judicial utiliza determinados medios como muleta sobre la que apoyarse para recorrer su lamentable camino con destino a la anomalía democrática.

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