Carlo Buontempo: "¿Un huracán que destroce Nueva York? ¿No sé qué más necesitamos para abrir los ojos"
Director del servicio de cambio climático de Copernicus


BarcelonaLos récords de temperatura y de fenómenos meteorológicos extremos de 2024, sumados a la reciente salida de Estados Unidos del Acuerdo de París, auguran un futuro muy incierto en la lucha contra el calentamiento global. El director del servicio de cambio climático del programa europeo Copernicus, Carlo Buontempo, analiza el contexto global en el que nos encontramos.
¿Están las políticas climáticas en peligro con la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París?
— La decisión de los americanos es la que es. Pero todas las decisiones tienen consecuencias, y si una nación tan grande y poderosa como Estados Unidos decide no limitar la emisión de gases de efecto invernadero, el camino se hará mucho más difícil. La decisión de Trump hace muy complicado el cumplimiento global del Acuerdo de París.
2024 ha sido el primer año en el que la Tierra ha superado los fatídicos 1,5 °C respecto a los niveles preindustriales fijados como línea roja en el Acuerdo de París. ¿Es esa la tendencia de los próximos años?
— Seguro que superaremos más fácilmente los 1,5 °C en los próximos años, ya que no dejamos de calentar el sistema climático de la Tierra. Cabe remarcar que el Acuerdo de París habla de alcanzar esta cifra en una media de 20 o 30 años, no en un solo año de forma puntual y, de momento, no hemos llegado a ello. Pero los datos indican que alcanzaremos esta media a finales de esta década o en el inicio de la próxima. Psicológicamente, es importante que ya hayamos superado esa cifra.
¿Estamos en una nueva normalidad climática?
— No, porque si fuera normalidad tendríamos un nuevo clima constante. Nos encontramos todavía en una transición climática hacia unas temperaturas cada vez más altas y con un aumento del deshielo, de la subida del nivel del mar o de los fenómenos extremos. Si por un milagro alcanzáramos las cero emisiones de gases de efecto invernadero, los datos indican que a finales de siglo podríamos volver a tener temperaturas tan frías como las que tenemos ahora. Pero con la decisión de Trump ese escenario parece imposible.
2024 ha sido el año más cálido que se ha registrado en el planeta. ¿Cuál ha sido el factor determinante?
— La clave principal ha sido el incremento de los gases de efecto invernadero, que ha sido de récord. Podemos hablar del papel que han jugado Niño o el pico de emisiones solares en el calentamiento del último año, pero estos datos serían imposibles de lograr sin la subida de la concentración de gases. Los últimos diez años han sido los más cálidos registrados hasta ahora, pero los valores de 2023 y 2024 han sido especialmente altos.
¿Podríamos decir que se está acelerando el calentamiento global?
— El crecimiento medio de la temperatura mundial es de 0,2 ºC por década, es decir, un grado cada cincuenta años. Es una subida constante, pero en estos dos últimos años el ascenso ha sido muy fuerte. Esto no es la primera vez que ocurre, ya que desde el siglo XIX hemos visto picos de temperaturas un año o dos seguidos. Pero en el contexto actual, deberemos ver si lo que hemos vivido es el principio de un ritmo más elevado. Estamos almacenando mucha energía en los océanos y en el conjunto del sistema climático del planeta, lo que hace pensar en una aceleración del calentamiento global.
Algunas potencias como Europa están impulsando políticas y energías verdes. ¿Cómo se explica el récord de emisiones de 2024?
— Que Europa baje las emisiones está bien, pero para que el sistema climático reaccione, necesitamos que las emisiones de gases de efecto invernadero bajen en todo el mundo. El cambio climático es un problema global, y requiere una solución mundial, tal y como se hizo en su momento con el problema del agujero de la capa de ozono.
El Mediterráneo se ha catalogado como una de las zonas del mundo más vulnerables al cambio climático. ¿Por qué?
— Europa es el continente que más se calienta a causa del deshielo en el océano Ártico. Y el Mediterráneo es especialmente vulnerable por el aumento de las sequías y de la temperatura del mar, que facilitan, por ejemplo, más oleadas de calor, condiciones para la generación de incendios forestales o fenómenos extremos. Los datos de Copernicus concluyen que la cantidad de vapor de agua en la atmósfera batió récords en 2024 a escala global, lo que es energía para generar lluvias y sistemas convectivos más fuertes. El potencial para que los temporales sean más destructivos aumenta.
Por tanto, ¿fenómenos extremos como la DANA de Valencia serán más habituales?
— DANA siempre ha habido, pero los estudios recientes indican que, aunque su frecuencia puede bajar, su potencial será peor debido a los efectos del cambio climático. Estos dos últimos años, hemos tenido inundaciones increíbles en el Mediterráneo y en Europa, pero debemos tener en cuenta que son zonas con muchas más infraestructuras, recursos y sistemas de alerta generalmente buenos para paliar sus efectos. Tenemos unos estados y una Comisión Europea que pueden intervenir en caso de desastres, algo que otras zonas del mundo menos ricas carecen.
¿Cómo paliar los efectos de la crisis climática?
— En cuanto a adaptación, se puede hacer mucho, y políticamente debería ser más fácil este aspecto. Sabemos lo que está ocurriendo porque tenemos datos reales de los efectos de la crisis climática. Si hacemos una buena adaptación a la nueva situación, podemos salvar vidas y reducir las pérdidas económicas causadas por desastres naturales.
¿Estamos a tiempo de revertir la situación?
— Yo soy optimista. Como humanos tenemos la capacidad de enfrentarnos a las cosas más difíciles y encontrar soluciones, pero creo que todavía no hemos interiorizado lo que está ocurriendo. Quizás necesitamos una crisis más bestia de la que hemos vivido hasta ahora para realizar este cambio de chip mental. ¿Un huracán que destroce una ciudad como Nueva York o una ola de calor con muchas víctimas? No sé qué más necesitamos para que todo el mundo abra los ojos.