La gran sequía

Ni flotante ni propia: el Govern pagará por el agua producida por la desalinizadora del puerto de Barcelona

La infraestructura finalmente no estará disponible hasta la primavera de 2025

El plan elaborado por el ATL
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BarcelonaEl 18 de abril, cuando Catalunya agonizaba por la carencia histórica de lluvias, el Gobierno anunció que instalaría una gran desalinizadora flotante en el puerto de Barcelona para hacerle frente. Pero las precipitaciones de esta primavera, que fueron un bálsamo para los embalses de las cuencas internas, han comportado que este proyecto dé un giro de guión: el Gobierno no adquirirá la instalación, sino que pagará por el agua producida en la empresa constructora. Ahora se prevé que la desalinizadora entre en funcionamiento a lo sumo en abril del 2025 –en vez de octubre, como estaba previsto inicialmente–. Además, la infraestructura podría no ser flotante, sino anclada en el fondo marino.

El detonante del cambio del proyecto fue la salida del estado de emergencia por sequía en el sistema Ter-Llobregat. Tal y como explica el director del Ente de Abastecimiento de Agua Ter-Llobregat (ATL), David Vila, esto ha hecho que no se pueda contratar la construcción por vía de urgencia tal y como estaba previsto. Es decir, no se podía encargar a dicho proyecto a la empresa Cox Abengoa, sino que debía adjudicarse por concurso público abierto a todas las empresas que pudieran estar interesadas. De lo contrario, "hubiera quedado parado si alguna de las empresas que entraban en concurso hubiera presentado impugnaciones", puntualiza Vila.

Para acelerar la adjudicación, el ATL no redactará el proyecto, como sería el habitual. "Esto nos obligaría a dar la redacción, pujar una obra y nos lo retrasaría todo", dice Vila. Así, ATL ha optado por realizar un contrato de servicios por el que la adjudicataria decide cómo hacer la obra y se le paga por el agua producida. El precio, que puede variar en función de la producción, todavía no se ha concretado.

Tal y como detallan desde el ATL, está previsto que las obras se adjudiquen antes de enero de 2025, de tal modo que la infraestructura estaría disponible, en caso necesario, "antes del verano" del año que viene y de la previsión de la entrada en fase de emergencia II, que se calcula que podría llegar alrededor de abril de 2025. "La desalinizadora debe poder funcionar como un as en la manga. Es decir , debe ser un recurso adicional por si volvemos a entrar en emergencia, que nos permita diversificar los recursos", detallan fuentes gubernamentales.

Una desalinizadora anclada al fondo marino

Esta reformulación del proyecto pone en manos de las empresas que opten al proyecto y asuman la construcción de la desalinizadora la tarea de presentar propuestas diversas de cara al futuro. Ahora bien, deben respetar diversas condiciones establecidas por el ATL. Por un lado, la ubicación en el puerto de Barcelona y, por otro, la capacidad de generar 40.000 metros cúbicos de agua al día –14 hectómetros cúbicos al año–, que es la capacidad máxima de las tuberías de evacuación existentes. En cambio, sí tienen mayor flexibilidad a la hora de plantear la forma de la instalación, que "no tiene por qué ser flotante", sino que podría ser una plataforma anclada al fondo marino con los módulos de la desalinización a la superficie.

Inicialmente, el contrato de la instalación está previsto para un plazo de cinco años y se puede prorrogar hasta que empiecen a trabajar las dos futuras desalinizadoras que el Estado desbloqueó a principios de este mes: la del Foix, entre las áreas de Barcelona y Tarragona, y la ampliación de la de la Tordera, entre las áreas de Girona y Barcelona. Se prevé que la de la Tordera se licite en octubre con un coste de 290 millones de euros, funcione en 2028 y aporte 60 hectómetros cúbicos al año; y la del Foix debería pujarse entre mayo y octubre de 2025 por unos 223 millones de euros y debería estrenarse en 2029 aportando 30 hectómetros cúbicos anuales.

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