¿Dónde están ahora las urnas del 1-O?

La mayoría han ido a parar a manos de militantes independentistas que participaron en el operativo

Xavi Camps, ex alcalde de Palacio de Santa Eulalia, con una urna del 1 O.jpg
01/10/2024
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El domingo posterior al referéndum del 1-O, los vecinos de Sant Julià de Ramis volvían a votar si querían que Catalunya fuera independiente. Una semana antes no habían podido hacerlo, al menos en el pabellón, donde justamente debía votar el presidente Carles Puigdemont. La Guardia Civil irrumpió violentamente y se llevó las tres urnas que había. Esta vez lo hicieron en una urna del 1-O que les regaló el vecino municipio de Quart y que ahora conservan a la entrada del pabellón en una vitrina. "Decidimos dejarla aquí porque es el lugar donde debíamos votar", explica el alcalde Marc Puigtió. "No teníamos urna y hicimos un llamamiento a los pueblos vecinos por si nos podían dar una y Quart enseguida se ofreció", explica Jaume Casamitjana, del ANC de Sant Julià de Ramis. "Nosotros teníamos tres y ellos ninguno y como querían hacer un referéndum simbólico no lo dudamos ni un momento", corrobora el entonces coordinador del ANC en Quart, Quim Vilar, que tuvo una en casa, que ahora tiene el nuevo responsable de la entidad en Quart. "Quien es el coordinador se la queda y cuando deje el cargo haré lo mismo", explica Xavier Castelltort.

La urna que Quart cedió a Sant Julià de Ramis y que está en el pabellón municipal.jpg

La tercera urna se la quedó el exconcejal de ERC, Xavier Córdova. Vivía cerca del CAP, donde se votó porque el Ayuntamiento se negó a ceder espacio alguno, y le dieron a él por un tema logístico. "No la considero mía sino del pueblo", deja claro el dirigente republicano, quien revela que antes de tenerla en sus manos no la había visto. Él no, pero compañeros de su partido sí. ERC comandó la distribución de las urnas y buena parte de las 6.500 que se distribuyeron por el país son ahora en pisos y casas de militantes republicanos, pero también de otros partidos y entidades independentistas, sobre todo el ANC, que participaron en el referéndum. Es el caso del republicano Xavi Camps, que fue alcalde de Palacio de Santa Eulalia (Alt Empordà), que se quedó una que tuvo en el Ayuntamiento hasta que trasladaron las dependencias municipales. "No quería que se perdiera en el traslado y la tengo en casa ahora", dice mientras enseña las papeletas y la hoja con el recuento, que superó el censo porque vinieron a votar a vecinos de municipios afectados por las cargas como Garrigàs.

El recuento de votos que hizo Camps con papeletas del 1-O

Que se las quedaran quienes participaron en su organización no era, sin embargo, lo que se había pactado previamente. "Tal y como han venido deben volver", asegura que le dijeron de la organización a Agnès Fàbregas, expresidenta de los republicanos en el Alt Empordà, que coordinó la distribución de las urnas en la comarca. Ella misma fue la encargada de irlas a buscar pueblo a pueblo después de la huelga del 3-0 y las llevó a escondidas a unas dependencias del consejo comarcal hasta que un responsable del operativo se las llevó otra vez. La mayoría de los 68 municipios las devolvieron, pero algunos, como el alcalde de Palau, quisieron quedarse.

"La gente que no se arremangó para que el referéndum fuera posible no se llevó ninguna urna a casa", señala un coordinador comarcal, que tuvo en dos almacenes las 800 urnas que se utilizaron en el Vallès Occidental y parte de el Oriental y que repartieron sólo tres días antes de la votación. Corrobora que la distribución de las urnas fue exclusivamente cosa de ERC, "con una red de militantes muy disciplinada que actuaba como un ejército" y que en los colegios sí había gente de otros partidos y entidades. Todos ellos son los que se llevaron las urnas a casa. A él no volvieron ninguna y tiene una rebote. "Un amigo de Puigdemont me pidió que guardara una, pero logró otra y pude quedarme", dice sin esconder que era una pieza muy codiciada: "Todo el mundo quería".

Sí que tiene unas cuantas, pero sólo de reserva, el responsable de uno de los ocho grandes almacenes de Catalunya donde se llevaron las urnas desde la Catalunya Nord a principios de agosto y estuvieron hasta el septiembre, cuando se distribuyeron en almacenes más pequeños como los del Vallès. "Tengo urnas que me devolvieron de pueblos donde no se utilizaron", explica mientras detalla que no sabe el destino del resto de urnas porque las distribuyó a gente con la que no ha vuelto a tener contacto con ella. "Repartí muchas, pero desconocía a quien las daba", explica para subrayar las precauciones que se tomaban como no quedar nunca en los almacenes ni en domicilios particulares.

¿Y las urnas que requisó la policía?

Hubo urnas que las requisaron las fuerzas de seguridad. La Policía Nacional y la Guardia Civil cerraron 92 puntos de votación y se llevaron decenas de urnas, y los Mossos 141 más, de donde se llevaron otras 400 urnas. Fuentes de los Mossos explican que se encuentran en distintos almacenes o depósitos policiales, a la espera de que la autoridad judicial determine su destino final. "No están todas en un único lugar, hay en toda Cataluña", exponen las mismas fuentes para subrayar que no todas están en el complejo central de Egara. La Guardia Civil, por su parte, dice que las urnas que decomisaron eran "residuales" porque se centraron más en buscar documentación y que no tienen ninguna comandancia. Sí confirman que los 2,5 millones de papeletas que requisaron el 28 de septiembre en Igualada, en uno de los pocos éxitos policiales, sí se destruyeron a instancias del TSJC tras guardarse en el cuartel de Sant Andreu de la Barca.

Otras urnas que se salvaron de la acometida policial se han entregado a museos, archivos municipales o asociaciones como fondo histórico. Es el caso del Museo de Historia de Cataluña, que conserva en los almacenes una de las urnas con papeletas que se pudo salvar de la Escola Ramon Llull, uno de los epicentros de la violencia policial en Barcelona el 1-O, y que entregó uno de los responsables de la logística de ese centro. El Archivo Tarradellas, en el monasterio de Poblet, también guarda una icónica urna. La que presidía la escalinata del Parlament el 27-O tras la declaración de independencia. La llevó el entonces diputado de JxSí, Ferran Civit, de la Escuela Martí Poch en Espluga de Francolí, su pueblo natal. No se ha quedado sin ella. En casa tiene una de las que no se utilizaron.

La urna que se llevó al Parlamento el 27-O

Otros ayuntamientos, como los de Solsona, Cervera y Guissona, también han cedido urnas a los museos municipales. La alcaldesa de Camarasa, en cambio, ha querido que la única urna que se utilizó en este municipio de la Noguera se quede en el Ayuntamiento y no se la llevará a casa el día que se pliegue. "El 1-O fue del pueblo y es coherente que se encuentre en el lugar de máxima representación y más cuando la votación se hizo aquí", dice la republicana Elisabet Lizaso, quien subraya que también es "un homenaje a los alcaldes que fuimos" dar la cara por el referéndum". Y en su caso la urna tiene un valor incalculable: "No teníamos ningún recambio y sufríamos porque en Menàrguens sí acudió la Guardia Civil".

Isabel Lizaso, en el despacho de alcaldía, con una urna del 1 O, poco después del referéndum
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