El análisis de Antoni Bassas: 'Aragonès y Borràs ante la última oportunidad'

Esta mañana las miradas son para Aragonès y Borràs, y para la CUP. La gente está harta de desunión y de gobierno disfuncional. Si ahora desaprovechan esta oportunidad, corren el riesgo de no tener otra

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Bassas

Pues sí, las encuestas tenían razón: casi un triple empate. Victoria en votos del PSC, empatado en escaños con Esquerra y Junts, terceros, y Puigdemont a 35.000 votos de Junqueras. 

53’5% de participación, la más baja de la historia del Parlament. Hacer unas elecciones en pandemia tiene estas consecuencias.

Si miramos el mapa de Catalunya de esta noche, el PSC domina desde el Barcelonès hasta el Tarragonès, incluidos los dos Vallesos. Junts domina en Girona, la Catalunya Central y parte de Lleida, y para Esquerra son las Terres de l'Ebre, el Segrià y la Noguera.

Curiosamente, en la ciudad de Barcelona Esquerra no ha ganado en ninguno de los diez distritos: seis han sido para el PSC (Sants-Ciutat Vella, Sant Martí, Sant Andreu, Horta y Nou Barris) y cuatro para Junts: el Eixample, les Corts, Sarrià-Sant Gervasi y Gràcia.

Illa ha ganado en votos, sí, y dice que se presentará a la investidura, sí, pero lo dice para no hacer un Arrimadas, a quien Madrid siempre echó en cara que ganara en 2107 y no se moviera para gobernar. Ayer Illa hizo un discurso PSOE, en el que dio las gracias a Pedro Sánchez y a su principal asesor y hombre de las encuestas, Iván Redondo. Pero Illa no será presidente. No puede pactarlo con nadie. Por si había alguna duda, el propio Oriol Junqueras ha dicho esta mañana a TV3 que es imposible gobernar con el PSC. "Es imposible un gobierno con el PSC, somos incompatibles".

Esto nos lleva, pues, a una gobierno de la Generalitat presidido por Pere Aragonès y vicepresidido por Laura Borràs.

Como dice hoy David Miró, “lo más lógico es repetir un bipartito con la correlación de fuerzas cambiada: presidencia de la Generalitat para Esquerra y vicepresidencia y presidencia del Parlament para Junts, y el Govern tendría que ser mitad y mitad de consellers".

¿Pero esto será posible? Parece que sí. Aparte de Junqueras cerrando la puerta al PSC, Laura Borràs ha dicho esta mañana, también a TV3, que no tiene inconveniente en hacer presidente a Pere Aragonès y que “le corresponde encabezar la negociación”. También ha dicho que, de hecho, fue ella quien llamó a Aragonès y Sabater ayer por la noche para hacer, ha dicho, “un gobierno independentista”.

Porque esta es la paradoja: el independentismo supera el 50% de los votos. El voto independentista ha evolucionado desde las primeros elecciones en el Parlament: en 1980, con el 2,2%; el tirón del 2017, con el 47,8%, y este nuevo pico, el 51,2%, con una participación baja, pero no por eso menos legítima y menos noticia. De hecho, todos los medios internacionales informan desde ayer por la noche de que en Catalunya el independentismo ha obtenido más del 50% de los votos.

Y esto pone sobre Esquerra, Junts y la CUP una grande y grave responsabilidad: la de investir a Pere Aragonès y facilitar la formación de gobierno. Es entre independentistas que hace falta el diálogo, porque si no esto del 51% independentista no servirá para nada. No será verdad que ha ganado el independentismo si lo que tenemos son independentistas haciendo cada cual la guerra por su cuenta. Hace falta un pacto sólido de gobierno. Sobre todo porque la situación económica y social es horrorosa. La gente lo está pasando muy mal y repetir elecciones o un gobierno débil no pueden ser una opción.

Aragonés y Borràs tienen que ser capaces de interpretar el momento que estamos viviendo, un tiempo nuevo hecho de precariedad económica, pandemia, represión no resuelta y negociación pendiente con el Estado. Porque este también es un mensaje para España: pueden hacer el titular que Illa ha ganado (gracias al derrumbe de Ciudadanos), pero el estado español sabe que tiene este frente abierto, que la pulsión independentista en Catalunya no se desvanece.

Insisto, sin embargo, en que esta mañana las miradas son para Aragonès y Borràs, y para la CUP. La gente está harta de desunión y de gobierno disfuncional. Si ahora deasprovechan esta oportunidad, corren el riesgo de no tener otra.

Nuestro reconocimiento para los que trabajan en primera línea, un recuerdo para los que sufren, para los presos políticos, para los exiliados, y que tengamos un buen día.

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