El análisis de Antoni Bassas: 'Todo el malestar concentrado'

El derecho a la protesta, el encarcelamiento de un rapero, la mala praxis policial, la violencia contra la policía, la formación de un gobierno, la pandemia, el destrozo social que está haciendo la pandemia, el horizonte vital de los jóvenes y el pleito político entre Catalunya y España

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Estos días estamos topando con todas las realidades concentradas a la vez: el derecho a la protesta, el encarcelamiento de un rapero, la mala praxis policial, la violencia contra la policía, la formación de un gobierno, la pandemia, el destrozo social que está haciendo la pandemia, el horizonte vital de los jóvenes y el pleito político entre Catalunya y España.

Todo esto se ha encontrado en las calles de Barcelona, Girona y Lleida estas dos últimas noches.

Y todo esto cuesta mucho digerirlo de golpe. Intentémoslo.

Segunda noche de disturbios por Pablo Hasél en Barcelona, Girona y Lleida

Las expresiones de rabia y de odio tienen una puesta en escena irracional: ¿por qué se tiene que quemar la moto o la bicicleta de alguien? ¿O el contenedor que es de todo el mundo? El origen de la protesta es racional: una buena parte de esta sociedad no se traga que se envíe a alguien a la prisión por la letra de una canción (por mala que sea o por más en desacuerdo que se pueda estar con ella). Sobre todo cuando el brazo de la justicia es muy lento para castigar otras letras o actos que a la vista de cualquiera solo pueden ser considerados delitos de odio y apologías del fascismo.

Y como una buena parte de la sociedad no se lo traga, protesta. Anteayer hablaba con un ciudadano honrado, que paga sus impuestos, que se manifestó contra Hasél, que se pasó el domingo haciendo de vocal de una mesa electoral. Gente que cree en el sistema y, porque cree en el sistema, lo quiere más justo. Y que cuando sale a la calle a protestar, salen él y su circunstancia, su experiencia, sus convicciones. Y esto se puede llamar recuerdo del 1 de Octubre, recuerdo de las protestas de Urquinaona, precariedad laboral, paro, ERTE, antifascismo, y todas las pequeñas rabias acumuladas en este año de restricciones sociales, de negocios y tiendas cerradas por la pandemia.

Y también están los que quieren la violencia. Son muy pocos, pero hacen mucho daño, y quieren la violencia porque después podrán justificar sus acciones en las detenciones que vendrán.

Encima, una chica ha perdido un ojo en lo que casi con total seguridad habrá sido una herida provocada por el disparo de un policía. Llueve sobre mojado. Mira que el mayor Trapero, en el estudio del ARA, nos explicaba en 2017 hasta qué punto los Mossos entendieron el rechazo de la sociedad a las pelotas de goma, y cómo no podía ser que cada despliegue de la Brimo acabara en los juzgados con policías imputados por lesiones. Pues no, incluso en esto hemos vuelto a tropezar dolorosamente.

Para acabarlo de arreglar, en una declaración de una frivolidad política lamentable, Pedro Sánchez compara a Vox y Junts per Catalunya. Veo que el ministro Iceta o el exministro Illa lo informan bien sobre qué argumentos políticos pueden ser mejores para el debate sobre Catalunya. Con un PSOE así, ¿quién necesita al PP o Ciudadanos? Porque Sánchez lo dice, solo, para hacer más difícil a Esquerra no pactar con el PSC y pactar con Junts. Tacticismo lamentable, en un momento en el que los responsables políticos tienen que contribuir con hechos y con palabras a serenar los ánimos. 

Y después tenemos la formación del gobierno en Catalunya. A Pere Aragonès el ataque a la comisaría de Vic lo ha cogido negociando con la CUP. Habría sido magnífico verlo en Vic diciendo que condenaba el ataque contra la policía de Catalunya.

Tenemos que salir adelante como sociedad y esperamos de la formación del gobierno la rapidez, la seriedad y la eficacia que hasta ahora no hemos visto. En este sentido, les recomendamos la entrevista a Jordi Sànchez, hecha por Gerard Pruna.

¿Temen que ERC pueda tener la tentación de intentar un gobierno sin ustedes?

— No tengo esta sensación. En cualquier caso, es ERC quien tiene que decidir la estrategia para construir una mayoría.

¿Usted mantiene la interlocución con el gobierno español?

— Sí. Hay interlocución con altos miembros del gobierno español. 

¿Y lo hacen ser optimista sobre el diálogo?

— No tengo en estos momentos suficientes elementos para el optimismo.

Negociación política, diálogo, pacto, responsabilidad de todo el mundo, horizonte social para todo el mundo. Justicia , en definitiva, para poder salir adelante.

Nuestro reconocimiento para los que trabajan en primera línea, un recuerdo para los que sufren, para los presos políticos, para los exiliados, y que tengamos un buen día.

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