El catalán en Europa

El caso del irlandés: 17 años para ser oficial (y que apenas se hable)

Irlanda no podía aplicar en la práctica la oficialidad de su lengua en la UE por la falta de traductores e intérpretes preparados

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Imagen de archivo de la bandera irlandesa y la de la Unión Europea.

BruselasLa última lengua que logró el estatus de oficial en la Unión Europea (UE), a la que aspiran ahora el catalán, el euskera y el gallego, ha sido el irlandés, y le ha costado dios y ayuda. El camino hacia la ansiada oficialidad comenzó en la calle a principios de los 2000, con manifestaciones populares y una campaña multitudinaria para presionar a Dublín para que la pidiera. Finalmente, el gobierno irlandés hizo la petición al Consejo de la Unión Europea —donde están representados todos los Estados miembros— y en 2005 logró el sí unánime de los Veintisiete, condición indispensable para obtener el sello de oficial.

Lo más complicado para el gobierno irlandés, sin embargo, no fue convencer al resto de estados miembros, tal y como quiere hacer el gobierno español el próximo 19 de septiembre en el Consejo de la UE, sino poder hacerlo llevar la oficialidad a la práctica: logró el visto bueno de todos los estados miembros en el 2005 y no fue hasta el 2022 que recibió definitivamente el status total de lengua oficial. ¿Por qué se aplazó 17 años? El retraso nada tuvo que ver con cuestiones legales o de costes, sino con que el irlandés es una lengua minorizada y que se encuentra en peor estado de salud que, por ejemplo, el catalán.

Aunque el irlandés es de estudio obligatorio en Irlanda hasta los 18 años, pocos ciudadanos pueden mantener una conversación fluida y todavía hay menos que la dominen. Esto, claro, dificultó la búsqueda de traductores e intérpretes suficientemente preparados por parte de Dublín, que se comprometió con la UE a proporcionarlos. Según el último censo del gobierno de Irlanda, de 2022, menos de 100.000 personas hablan irlandés de forma diaria en un ámbito en el que no sea obligatorio (educativo o profesional).

Curso especial para intérpretes

El nuevo estatus del irlandés debía entrar en vigor en el 2007, dos años después de conseguirlo, pero tuvo que aplazarse hasta el 2011. Fue la primera vez que chocaron con la falta de profesionales capaces de traducir e interpretar textos y discusiones de cuestiones técnicas, sobre jurisprudencia, tecnología o economía. En 2012 tuvieron que retrasarlo de nuevo y, por última vez, ya tras el referéndum del Brexit, en 2017.

Entonces, el Parlamento Europeo abrió plazas para 26 traductores e intérpretes de irlandés, pero sólo pudo contratarlas 14. Además, dos de ellos, según admitió la propia Eurocámara, no le hablaban muy bien. Este choque de realidad sirvió para que la Unión Europea y Dublín echaran un cabezazo definitivo y sacaran adelante un plan dotado con un presupuesto de cerca de cuatro millones de euros para formar trabajadores que hablaran irlandés y, a la larga, pudieran ocupar las vacantes. Fue en gran parte gracias a esta inversión que, en enero de 2022, finalmente lograron formar un equipo de profesionales lo suficientemente potente y numeroso para hacer realidad la oficialidad.

Oficial pero poco utilizado

A pesar del nuevo estatus, en general los representantes y trabajadores irlandeses de las instituciones europeas no lo utilizan de forma recurrente porque, como la gran mayoría de sus conciudadanos, no le dominan demasiado. Sin ir más lejos, el representante del Sinn Féin en la Eurocámara, Chris MacManus, admite al ARA que no lo utiliza tanto como le gustaría porque no lo habla de forma "fluida", aunque asegura que lo utiliza siempre que puede y que puede. No es la excepción. La mayoría de los once eurodiputados irlandeses lo hablan poco a menudo y cuesta mucho encontrar algún de rastro de irlandés en sus redes sociales.

También es sintomático el episodio que se vivió el primer día que se podía hablar en una rueda de prensa de la Comisión Europea. El portavoz del ejecutivo anunció que finalmente existía esta posibilidad y dio la palabra a una periodista irlandesa, que acabó haciendo las preguntas en inglés a la comisaria de Servicios Financieros, la también irlandesa Mairead McGuinness, porque igual "lo acabaría escribiendo en inglés". A su vez, la comisaria reivindicó la oficialidad del irlandés en esta lengua porque "es muy importante" para su país, pero a la hora de la verdad, en el momento de responder a la pregunta, se pasó al inglés después de excusarse con los periodistas de la sala por hablar durante un segundo en irlandés.

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