Dani Gallardo: "Deberán venir a buscarme porque no volveré hasta que no se aplique la amnistía"

El joven andaluz, con una orden judicial de búsqueda y captura, concede su primera entrevista desde la clandestinidad

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Gallardo, antes de que se dictara la orden de búsqueda y captura

BarcelonaEste jueves ha hecho tres semanas que Dani Gallardo debería estar en prisión. Pero ese joven andaluz de 25 años desobedeció la orden judicial y decidió no ingresar voluntariamente en un centro penitenciario. Es el primer activista condenado por el Proceso. También lo primero que puede beneficiarse de la ley de amnistíapero mientras no llega esta medida de gracia ha decidido esconderse. En la primera entrevista que concede a un medio desde que la justicia dictó la orden de búsqueda y captura a principios de marzo, Gallardo explica los motivos de su fuga y cómo afronta vivir en la clandestinidad. No lo hace en persona, sino respondiendo a un cuestionario que le ha hecho llegar gente de su entorno.

El activista no revela dónde se encuentra. Sin embargo, asegura que no ha querido exiliarse ni en Bélgica ni en Suiza, como han hecho otros dirigentes independentistas en los últimos años. "No quiero ir por un delito que no he cometido", afirma reiterando, una vez más, su inocencia. Sea como fuere, la Audiencia de Madrid ha tramitado una euroorden de detención en Alemania, donde vive su madre, con la sospecha de que está ahí. Tiene cuello abajo que un día u otro será arrestado: "Es muy posible que me detengan. Han activado una euroorden urgente y me están buscando por todas partes".

Gallardo admite que está pendiente de que se apruebe la ley de amnistía para volver. Mientras el texto esté en el Senado y no pase a ser ley orgánica en vigor, el anarquista debería ingresar en prisión y él quiere aplazar todo lo posible su reclusión (ya se pasó trece meses en prisión preventiva). "Estoy esperando a que se apruebe la ley de amnistía para poder volver", dice. Cuando la justicia desestimó el último recurso que había presentado y ratificó la condena a cuatro años de cárcel por desórdenes públicos, resistencia a la autoridad y lesiones por golpear a un policía con un palo en una manifestación en Madrid contra la sentencia del 1-O, le cayó el mundo encima: "Sufrí ataques de ansiedad, pero ahora me siento bien y cuidado, consciente de que es una carrera de fondo y todo es muy incierto".

Tres semanas sin salir del escondite

Lleva más de tres semanas sin salir de la casa donde se esconde, después de dejar el trabajo que tenía en una empresa de jardinería de Montblanc y también el piso donde vivía con su pareja en la capital de la Conca de Barberà. "Me mantengo con ayuda de mi gente". Pese a los obstáculos que supone vivir en la clandestinidad, tenía claro que no se entregaría: "Sí, desde el primer momento. Si quieren cogerme tendrán que venir a buscarme". Gallardo siempre ha explicado que el año que estuvo en prisión preventiva fue muy duro. El recuerdo de aquellos largos meses de reclusión no han influido, sin embargo, en la decisión de no entregarse ahora: "Fue muy duro, pero la razón para no entregarme no es esa. Ni yo ni ningún compañero de nuestro colectivo nos entregaremos nunca al enemigo".

¿Y cómo le hace sentir ser el primer activista condenado por el Proceso que no ha nacido en Cataluña? "Igual que me sentiría si fuera nacido en Catalunya. Defendí esta causa como si fuera mía, como si fuera catalán", subraya Gallardo, que dejó Madrid para instalarse en Catalunya en el verano del 2021, donde se ha visto en algunos cortes de Meridiana Resiste. "Mi y el resto de causas judiciales demuestran que se persigue el derecho a la manifestación y que vivimos en un país fascista y represor", denuncia. Pese a esperar con candeletas a la amnistía, Gallardo avisa: "La lucha no acaba aquí, el conflicto del pueblo catalán no se resuelve con la ley de amnistía y ahora viene un nuevo capítulo de la misma historia". Antes, sin embargo, intentará esquivar un capítulo más espinoso: lo que le llevará unos meses en prisión si lo atrapan.

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