Lenguas minorizadas

"Cuando dices «el catalán morirá de todos modos», estás contribuyendo a su muerte"

El politólogo Jean-Rémi Carbonneau reflexiona sobre la situación de la lengua en Quebec y en Cataluña

El politólogo quebequés Jean-Rémi Carbonneau ha visitado Barcelona por la Bienal del Pensamiento.
17/10/2024
4 min

Barcelona"No te lo he dicho, pero soy indígena, tengo un documento que me acredita como maliseito", suelta el politólogo francófono Jean-Rémi Carbonneau (Quebec, 1979) después de una hora de conversación en catalán. Pertenece a la comunidad wolastoqiyik y, aunque es políglota, nunca le han enseñado la lengua de sus ancestros. De hecho, pervive en pocas reservas; tendrá unos quinientos hablantes y la mayoría son personas mayores. “Hay que apresurarse a salvarla porque está desapareciendo”, afirma. Pero ¿siempre es posible revitalizar una lengua? “Por un lado, es cuestión de voluntad: si la gente quiere, puede hacerse. Cuando dices «el catalán morirá de todos modos», estás contribuyendo a su muerte. Es un factor individual de desaparición del catalán. Por otro, son necesarias herramientas para que tenga un rendimiento creciente, exponencial”, defiende.

Carbonneau lleva catorce años trabajando como investigador en Alemania y se ha especializado en federalismo, nacionalismo y regímenes lingüísticos. Conoce bien el caso catalán y habla la lengua con fluidez. Hace veinte años, a raíz de un viaje turístico a Barcelona, ​​descubrió que aquí había una lengua propia, y no es difícil deducir que el hecho de ser quebequés hizo que se interesara por estudiar catalán en la Universidad de Montreal. Luego ha dedicado años de investigación y la tesis. Por eso señala enseguida la gran diferencia, en lo que se refiere a la lengua, entre España y Canadá: "El problema principal es el artículo 3 de la Constitución, el punto que dice que todos los españoles tienen el deber de conocer el castellano Si nosotros hubiéramos tenido esto en Canadá, Quebec ya haría tiempo que se habría separado de ello. no habrá discriminación por motivos de cultura, de lengua, y que sólo los castellanohablantes tengan derechos lingüísticos en todo el estado español. Esto es un privilegio, no un derecho", concluye. Carbonneau cree que parte del movimiento independentista se explica por éste detall: que el catalán no sea un deber sino un derecho, y circunscrito a su territorio.

Un estado bilingüe de verdad

Canadá, en cambio, es bilingüe en el ámbito federal. El inglés y el francés son oficiales, si bien es cierto que existen más de setenta lenguas autóctonas. “Tener setenta lenguas oficiales sería complicado, pero en caso de España estamos hablando de cuatro lenguas. El castellano, el catalán, el vasco y el gallego podrían ser oficiales en todo el Estado y dejar a cada comunidad decidir cuál es o cuáles son las lenguas oficiales”, dice Carbonneau. Para el politólogo, la interferencia de Madrid o de otras comunidades autónomas presentando recursos en el Tribunal Constitucional contra leyes catalanas es “injusta” y demuestra que España no se acerca ni mucho menos a un estado federal.

Si bien el francés es la única lengua oficial de Quebec, es muy residual fuera de la provincia, y como máximo se concentra en zonas de Nueva Brunsvic y Ontario. Los anglohablantes quebequeses, en cambio, sí tienen derechos asimétricos en Quebec. Por ejemplo, pueden dirigirse en inglés a la justicia, la sanidad y la administración. En una tienda quebequesa, a derecha ley no deben entender el inglés, pero de facto lo entienden, y cada vez es la lengua de uso más habitual. “En Montreal la situación es bastante similar a la de Barcelona con el catalán: ya es más fácil obtener algunos servicios en inglés que en francés. Y en nuestro caso el inglés no es sólo la lengua dominante del país, sino que también domina en Norteamérica y es la lengua de la globalización”, reflexiona. Que un grupo siempre pueda imponer su lengua en cualquier situación es "un problema de justicia lingüística a escala global", dice el politólogo, que tiene previsto regresar a Montreal para dirigir una cátedra sobre minorías en una sociedad multilingüe, tema por el que fue invitado en la Bienal de Pensamiento de Barcelona.

La necesidad de hacer leyes

Los problemas para aplicar políticas lingüísticas de promoción del francés, a pesar de ser la lengua oficial, también suelen chocar con reticencias: “Hay personas en el este de Canadá que nos dicen que somos nazis y cosas así porque estamos intentando hacer exactamente la misma política lingüística que existe en las demás provincias del país”, explica Carbonneau. Más allá de la bandera de la diversidad lingüística, el politólogo defiende que es necesaria regulación: “Hay gente que rechaza todo tipo de coacción, pero eso justamente es lo que coacciona los demás hablantes. La política lingüística española coacciona a las periferias”, afirma.

Para él sería importante que se explicara más a menudo el fondo del conflicto lingüístico: “Habría que más humildad para conocer el contexto histórico. La recuperación de la lengua catalana en los Països Catalans es una cuestión de justicia, se basa en la reparación de un hecho lingüístico destruido durante el franquismo. La idea de justicia es ésta: si rompes algo, debes restituirla”.

El capitalismo y la globalización son dos de las fuerzas que más presionan a las lenguas minorizadas en todo el mundo desde hace décadas, en especial las que no tienen un estado que las defienda (el 43% de las lenguas del mundo están en riesgo de extinción, según la Unesco). Por eso el año pasado se actualizó la ley de las lenguas oficiales de Canadá, para reconocer la situación de minorización del francés y la necesidad de políticas de revitalización. Y esto pese a que el francés es la primera lengua oficial de casi un cuarto de los canadienses, y es globalmente una lengua hegemónica y de estado. Ya se puede imaginar la diferencia abismal para las lenguas sin estado.

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