Futbol

Así funciona el sistema clientelar que protege a Luis Rubiales

La RFEF es el órgano más importante que rige el fútbol en España y se reunirá de urgencia este viernes en Las Rozas

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Luis Rubiales, presidente de la RFEF.

BarcelonaTerminó la final del Mundial donde España se proclamó campeona, Luis Rubiales no se contuvo y celebró el triunfo tocándose la entrepierna en el palco del estadio de Sidney. Pese a ser una conducta inapropiada, quedó en un segundo plano cuando, durante la entrega de medallas, sujetó la cabeza de Jennifer Hermoso y le dio un beso forzado en la boca que "no gustó" a la receptora, según ella misma expresó minutos después, en el vestuario.

La polémica estalló y el alud de críticas ha llegado desde todos los ámbitos de la sociedad. Ante este escenario, los presidentes de las federaciones territoriales se reunieron durante la tarde del martes para explorar cómo podían mostrar su apoyo a Rubiales. La idea inicial era redactar una carta denunciando el trato injusto que había sufrido el dirigente y destacando sus virtudes, pero no llegó a buen puerto debido a que algunos de los implicados no quisieron firmarla.

Fue entonces cuando decidieron que la mejor alternativa era la asamblea presencial extraordinaria que se celebrará este viernes a las 12 h en la Ciudad Deportiva de Las Rozas. Este es el órgano soberano que elige y renueva los mandatos que rigen el organismo más importante del fútbol en España, del que dependen dos competiciones oficiales profesionales (Copa del Rey y Supercopa), las categorías estatales no profesionales, las selecciones, el estamento arbitral y los comités disciplinares que deciden, por ejemplo, si Robert Lewandowski será sancionado con dos o tres partidos por tocarse la nariz.

140 personas votan al presidente de la RFEF

La asamblea de la RFEF está conformada por 140 miembros, de los que 20 son fijos y el resto, variables. Los 20 fijos son los presidentes de las 19 federaciones territoriales más el presidente de la propia RFEF, que en este caso es Luis Rubiales, mientras que los variables se reparten de este modo: 49 plazas para los clubs, 32 para los futbolistas, 16 para los entrenadores, 11 para los árbitros y 12 para la modalidad de fútbol sala. Son variables porque cada colectivo en cuestión elige a sus representantes con el visto bueno del presidente de cada territorial. Por ejemplo, entre los clubs con voz y voto hoy en día se encuentra el Barça, pero no el Real Madrid. Pese a estar convocado, el club azulgrana ha declinado ir, alegando incompatibilidades de agenda del presidente Joan Laporta. La entidad catalana no ha condenado públicamente los hechos a la espera de saber el resultado de esta asamblea para posicionarse.

"Los presidentes de las federaciones saben qué clubes son afines a sus preferencias", dice al ARA una fuente conocedora de los pasillos del fútbol, que concluye: "Los representantes de los colectivos que acaban formando parte de la asamblea han sido seleccionados a dedo y tienen el voto condicionado". Rubiales logró la presidencia de la RFEF en sustitución de Ángel María Villar el 17 de mayo de 2018. El exmandatario vasco, que ocupó la poltrona del fútbol estatal durante casi tres décadas, tuvo que dimitir en el 2017 por inhabilitación cuando estalló el caso Soule y fue encarcelado. Ante este panorama, el actual dirigente, que había hecho trayectoria en los despachos como presidente de la AFE, se impuso a Juan Luis Larrea contra todo pronóstico por 80 votos a 56. Los miembros de esa asamblea habían sido elegidos durante el mandato de Villar.

Lluvia de millones para comprar la fidelidad de los presidentes de territoriales

La RFEF es una asociación privada que recibe dinero procedente de muchos ámbitos. En 2022 batió el récord de ingresos con 437 millones de euros. Más de un 40% de estos provienen de los clubes de la liga española. El resto corresponde a derechos de televisión de la Supercopa de España o la Copa del Rey, de los arbitrajes, de la selección española o de las subvenciones del Gobierno, entre otros. Al finalizar la campaña, se deja el presupuesto a cero y los beneficios se reparten entre los clubs según la categoría a la que pertenezcan o se invierten en beneficio de la entidad.

El presidente de la FCF, Joan Soteras, en una imagen de archivo.

La gestión de una partida económica tan elevada ofrece la oportunidad de convencer a todo el mundo mediante pagos generosos. Por poner un ejemplo: cada presidente de territorial ingresa 100.000 euros anuales de la RFEF en concepto de asistencia a un curso de plan estratégico que solo deben realizar una sola vez. Un dinero que cada presidente puede gestionar de la forma que considere y que va aparte del dinero que perciba de su propia organización. Los mandatarios también se ven beneficiados de la posibilidad de asistir a partidos de la selección, campeonatos internacionales o eventos deportivos relacionados con la RFEF con la estancia cubierta y gastos y dietas incluidos. A esto se deben añadir los 3000 euros mensuales para asistir a las 6 comisiones que se celebran en Madrid cada mes.

Todo este régimen invita a los presidentes de territoriales a estar alineados con el poder de más arriba, en este caso representado por Rubiales, para poder prolongar su mandato.

La Federación Catalana de Fútbol, aliada de Rubiales

Joan Soteras, actual presidente de la Federación Catalana de Fútbol (FCF), es una de las muchas manos derechas que tiene Rubiales en todo el territorio nacional. El sabadellense es vicepresidente de la RFEF y recibió el apoyo del presidente andaluz en las recientes elecciones a la catalana, que terminaron en los tribunales por presuntas irregularidades en el proceso. La partida de ingresos de la FCF está formada principalmente por las cuotas de los jugadores y de los clubes federados y por la financiación que recibe de la RFEF.

Por otra parte, la FCF también se vio salpicada a raíz de la denuncia de Paquita Linares, la única mujer de la penúltima directiva de Soteras. Denunció al vicepresidente Josep Llaó y al administrador José Miguel Calle por acoso sexual y al propio Soteras por acoso laboral. Un proceso judicial que sigue abierto a la espera de la celebración del juicio.

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