Soberanismo

Gobierno a la contra: ¿cómo afecta a la ANC y Òmnium la llegada de Illa a la Generalitat?

Ambas entidades trabajaron codo con codo con los gobiernos independentistas pero hace tiempo que se habían distanciado de ellos

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El presidente electo de la Generalitat, Salvador Illa durante la toma de posesión

BarcelonaDurante los años álgidos del Proceso, en las cumbres de los partidos independentistas, dos sillas estaban reservadas a los máximos dirigentes del ANC y Òmnium, con quienes la colaboración era total. Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, y antes Carme Forcadell y Muriel Casals, no faltaban a ninguna cita. En los últimos años, sin embargo, la desunión del movimiento independentista hizo que estos encuentros fueran menos habituales y las entidades, especialmente la Asamblea, muy críticas con la apuesta por el diálogo de ERC con el Estado, dejaran de ser invitadas y sólo Junts, Esquerra y la CUP se reunieran de manera puntual y básicamente por temas antirrepresivos.

Sea como fuere, ahora será la primera vez que en la Generalitat haya un gobierno no independentista en catorce años. Y esto tendrá consecuencias en las relaciones del nuevo ejecutivo socialista con ambas asociaciones. No económicas, porque ni el ANC ni Òmnium reciben subvenciones públicas. Òmnium renunció a ello en el 2012 y la Asamblea no ha recibido ni ha pedido nunca desde su fundación ese mismo año. De hecho, la Asamblea descartó inscribirse en el censo de entidades que trabajan por la lengua catalana y que permite que las cuotas de socio desgraven al IRPF porque implica entregar datos de socios a la Agencia Tributaria estatal.

Pero consecuencias políticas sí que las tendrá. Tanto la ANC como Òmnium no han escondido su malestar con el pacto de ERC con el PSC. La ANC es la que ha estado más beligerante con la llegada de Salvador Illa a la Generalitat. A raíz del apoyo del Jovent Republicà al pacto entre ERC y el PSC, su presidente, Lluís Llach, hizo un tuit para denunciar el aval de los jóvenes republicanos en Illa, a quien tildó de "fascista". "Y dará el voto a un fascista sin quitarse la camiseta. Maravillosa juventud "republicana y de izquierdas"", escribió en referencia al voto favorable de Mar Besses, representante de Jovent Republicà, al líder socialista. Un tuit polémico que levantó una gran polvareda. Nunca ningún presidente de la Asamblea se había pronunciado de forma tan dura contra el jefe del ejecutivo.

No ha sido el único estirabot del nuevo presidente de la entidad con la llegada de Illa a la presidencia de la Generalitat. Tampoco el resto de miembros de la nueva dirección –a los que se ha acusado de estar muy próximos a Junts– han escondido su desencanto por el apoyo de los republicanos al PSC y por su negativa a explorar un acuerdo con Junts o ir a nuevas elecciones . Ante el preacuerdo de ERC con el PSC, la Asamblea hizo un comunicado contundente tanto con la dirección de la formación independentista como con el nuevo presidente de la Generalitat:

"La historia juzgará con severidad a los dirigentes que han aprobado votar como presidente de la Generalitat una persona que defendió la brutalidad policial de la Policía Nacional y la Guardia Civil contra pacíficos ciudadanos el primero de octubre de 2017 y apoyó la intervención de la Generalitat y la disolución del Parlament en aplicación del artículo 155", afirmaba la entidad en el comunicado. Un posicionamiento que no hace otra cosa que agudizar la ruptura de relaciones con ERC, que ya se inició con el mandato de Elisenda Paluzie y que llegó a su punto álgido con Dolors Feliu en la presidencia, pero que a la vez dinamita todos los puentes de entendimiento con el PSC.

En este escenario de enfrentamiento abierto, ¿cómo todavía la Assemblea el desembarco del PSC en el Palau de la Generalitat? La organización trata de quitar hierro a la salida de las fuerzas independentistas del Govern. "Las grandes manifestaciones de la Plataforma por el Derecho a Decidir (PDD), la consulta de Arenys y las posteriores, la gran manifestación del mes de julio de 2010 contra la sentencia del Estatut del Tribunal Constitucional fueron bajo la presidencia de José Montilla", remarca Josep Pinyol, coordinador de la comisión de estrategia y discurso del ANC. Así, el dirigente de la entidad considera que la llegada del socialismo a la Generalitat puede espolear al movimiento soberanista estos próximos cuatro años. "En los próximos años se caracterizarán por nuevas oleadas de movilizaciones independentistas", asegura Pinyol.

Voluntad de incidencia

Òmnium, en su línea de trabajar por el consenso y la unidad, se muestra más medida y con voluntad de buscar puentes de entendimiento. Sin embargo, tampoco ha escondido su desencanto por los resultados de las elecciones y la posterior investidura de Illa. "Lmentamos la ya segura pérdida de una presidencia y un gobierno independentistas en la Generalitat. Salvador Illa no era ni es la opción de Òmnium Cultural", manifestaron en un comunicado justo después del acuerdo entre republicanos y socialistas.

Pese a que un ejecutivo socialista al frente de la Generalitat no era la apuesta de la entidad, desde la dirección dejan claro que seguirán ejerciendo "la responsabilidad de hacer incidencia política" en la defensa de la lengua, la cultura y el país como la entidad cívico-cultural "con mayor base social de Cataluña" con 180.000 socios. "Así ha pasado con los gobiernos de la Generalitat desde 2010, con los que la complicidad política era evidente y manifiesta. Y, evidentemente, esta voluntad de incidir políticamente continuará ahora, especialmente en lo que afecta a la lengua, la cultura y el país", reiteran. La demanda de un referendo de autodeterminación seguirá siendo un campo de batalla para la entidad que lidera Xavier Antich: "No habrá normalidad democrática ni en su gobierno hasta que se aborde la resolución democrática del conflicto político". La apuesta del nuevo gobierno por pasar página al Proceso no dibuja, sin embargo, un escenario alentador.

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