Periscopio global

Lidl lleva al Reino Unido su mayor centro mundial

La cadena alemana invierte en la resucitada ciudad de Luton y redobla la guerra de los súper en el país

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Imagen del interior del supermercado Lidl de Whalthamstow Central, en el noreste de Londres.

LondresPara los ciudadanos catalanes, baleares y españoles, Luton es poco más que el nombre de un aeropuerto donde volar cuando se quiere –o se quería– ir a Londres a bajo coste, posibilidad que, de forma generalizada, ha pasado a la historia salvo raras excepciones, y siempre sin facturar maletas. Para los 286.000 habitantes de esta ciudad del condado de Bedford, ubicada cincuenta kilómetros al noroeste de Londres, ahora Luton es sinónimo de orgullo. Durante mucho tiempo, ser uno de los núcleos más multiculturales del Reino Unido –con sólo un 50% de población blanca– se veía como un potencial problema. La percepción se ha desvanecido. Por lo menos, un poco.

Aun así, una encuesta hecha a más de cien mil lectores del Daily Mirror publicada a principios de ese año sostenía que Luton era considerado el peor lugar para vivir de Inglaterra. Tiempo atrás en el siglo XX queda la fama de ser la factoría británica de sombreros de paja para mujeres, que sólo se recuerda en el equipo de fútbol, conocido como los Hatters (de hat, sombrero).

La decadencia posterior a la Segunda Guerra Mundial, un urbanismo caótico y sin regular, un dominio de la vida comercial del Luton Mall –de principios de los años 70, que como en muchas ciudades inglesas sustituyó edificios históricos y con más personalidad para abrir paso al supuestamente moderno nuevo centro comercial–, con muy pocas marcas de prestigio, menos aún después de los efectos de la pandemia... habían favorecido la percepción negativa que se reflejaba en el sondeo del tabloide.

El pasado junio, sin embargo, los Hatters subieron a la Premier League. En nueve años, el equipo había subido desde las ligas semiprofesionales más bajas a la máxima categoría del fútbol inglés. Las gradas del estadio, antes sólo llenas de caras blancas, se han empezado a colorear también. Y la esperanza de un futuro mejor, de dejar de ser vista sólo como una ciudad dormitorio de baja categoría, pese al dinamismo de fábricas como la Vauxhall o lo que aporta el aeropuerto donde EasyJet señorea, ha tomado un cierto vuelo.

Burbuja emocional

En este contexto de burbuja emocional, esta semana la cadena de supermercados Lidl ha abierto, en las afueras, su mayor almacén, de 111.000 metros cuadrados. El movimiento estratégico de los alemanes anuncia una batalla a medio y largo plazo contra los nombres más tradicionales de la distribución de alimentos en Reino Unido –Tesco, Asda –de propiedad estadounidense–, Sainsbury's, Morrison y Waitrose– que hace tiempo que se incuba. Una batalla que también libran los alemanes de Aldi.

Estas cinco compañías, salvo Sainsbury's, han perdido en el último año cuota de mercado en relación con Lidl y Aldi, que amenazan alstatu quo de los establecimientos británicos. Con datos hechos públicos el pasado 9 de julio, las ventas de Aldi aumentaron un 24% en las 12 semanas anteriores en comparación con el 2022. Lidl, por su parte, creció un 22%. Sin embargo, Aldi sólo tiene un 10,2% de cuota de mercado, 1,1 puntos más que el año pasado (y es el cuarto supermercado del Reino Unido), mientras que Lidl sigue por debajo, con el 7,7 %, 0,7 puntos más que en 2022 (sexto del mercado británico).

El atractivo cada vez más creciente de Aldi y Lidl se basa en sus precios. Basta con comparar, por ejemplo, el del aceite de oliva, que como habrá podido comprobar cualquier cliente de cualquier supermercado de una cadena establecida en España, ha multiplicado su precio exponencialmente en los últimos meses. Una lata de dos litros de aceite virgen extra en Sainsbury's cuesta ahora 11,90 libras (13,86 euros). Hace dieciocho meses, la misma lata costaba 6,75 libras (7,86 euros). En Lidl, el precio actual por dos litros de un aceite, también virgen extra, cuesta 10,64 libras (12,40 euros). No hay mucha diferencia, pero todos los céntimos ahorran.

El secreto de los precios

¿Cuál es el secreto de Lidl y Aldi por tener precios más baratos? Por un lado, tener una oferta muy inferior en cantidad de productos que los competidores. Ambas cadenas alemanas pueden abarcar entre 1.500 y 2.000, mientras que Sainsbury's o Tesco tienen no menos de 30.000 y 40.000. Así pueden comprar mucho más al por mayor, y, de rebote, estrangular aún más a los productores. También tienen menos personal, lo que se evidencia siempre al final de las jornadas, cuando las estanterías aparecen como un paisaje después de una gran batalla. Sin embargo, hay situaciones casi de cártel. Como la que se produce con el precio de las seis pintas (3,4 litros) de leche: el precio es el mismo prácticamente en todas partes, de 2,15 libras (2,50 euros).

Sea como fuere, tanto Lidl como Aldi aprovechan la coyuntura inflacionaria, especialmente grave en Reino Unido, y la subida de los tipos de interés, que impacta sobre las hipotecas, para recordar a los consumidores que en sus establecimientos pueden estirar un poco la libra. Todo ello con el objetivo de abrir agujero en el mercado británico, cautivo de los grandes nombres desde los años sesenta, cuando empezaron a modificarse los hábitos de consumo de los ciudadanos con el fin de la austeridad posterior a la Segunda Guerra Mundial .

La nueva nave de Lidl en Luton ha creado 1.500 puestos de trabajo y puede abastecer hasta 150 súpers. Ahora, la cadena tiene 960 en Reino Unido y aspira a alcanzar los 1.100, de dimensiones diferentes, a finales del 2025. El sueldo medio de un trabajador de la nave es de 11 libras la hora. En caso de que cumpla 40 a la semana, podría llegar a cobrar al mes unas 1.760 libras (2.050 euros). El jugador del Luton que más cobra es el centrocampista Marvelous Nakamba, que recibe 30.000 libras a la semana (35.000 euros).

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