Tu ‘foodie’ de cabecera

¿A dónde llevo al Tinder? (Vol. 2)

Si la cita es un fracaso estrepitoso, seguro que no es por la comida

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Tu ‘foodie’ de cabecera Donde traigo el Tinder? (Vol. 2)

La semana pasada hablábamos de lugares a los que llevar a una cita de Tinder en horario diurno, y prometimos que esta semana hablaríamos de cómo abordar la franja horaria de las tardes. Manos a la obra, entonces, con cuatro propuestas que, si la cita es un fracaso estrepitoso, seguro que no será por la comida.

En primer lugar, en la calle Aribau de Barcelona (entre Consell de Cent y Aragó) encontramos el Pepa Bar a Vinos. Es un lugar céntrico, desenfadado, con muy buen comida y muy buenos vinos. La carta es de platos para compartir, y por el vino no hace falta que os preocupéis, puesto que Camila Espinoza, propietaria, sumiller y alma del restaurante, os servirá el que crea mejor (y seguro que no se equivocará). El local tiene una iluminación y un rescoldo que genera un ambiente muy favorable para una cita. Las primeras mesas altas son perfectas. Si queréis intimar os dejarán espacio, pero si la cosa no va bien, es un lugar muy gamberro en donde suelen pasar muchas cosas y donde es habitual ver a caras conocidas de la farándula. Encontraréis excusas para hablar de algo (supongo que encontrar temas de conversación es una de las cosas más difíciles al quedar con alguien a quien conoces poco). Si la cosa ha ido fatal, al final de la comida te premian con un chupito de ratafía. Un Sant Hilari y hacia casa. Si ha ido bien, pedís educadamente que os sirvan otro.

Ahora nos acercamos a la Boqueria, a uno de los restaurantes italianos más auténticos de Barcelona: el Bacaro. Cocina veneciana para aplaudir con las orejas en una atmósfera muy auténtica. No es una carta larga, pero todo lo que hacen es delicioso. Recomendado especialmente para los amantes de la pasta. Dejaos aconsejar y, sobre todo, guardad un rincón para los postres –sugiero con vehemencia la pannacotta–. Por cierto, un incentivo para los amantes de la ópera: es un lugar ideal para cenar antes o después de ir al Liceu.

Si en cambio buscáis un lugar mucho más informal y económico, una buena opción podría ser la pizzería Gina Balmesina, en Gràcia, en la Riera de Sant Miquel. Quizás conocéis La Balmesina (en la calle Balmes). Este restaurante es su hermana pequeña y gamberra. Ni la estética ni la carta son iguales, pero la calidad de lo que comes sí. Pizzas hechas con masa madre, harina ecológica, muchas horas de fermentación y unos ingredientes top. Con una versión de la clásica Margherita ganaron este verano el galardón a mejor pizza napolitana de España (este puede ser un tema de conversación). Ya veis que hay nivel a un precio al alcance de todo el mundo. Tienen vinos naturales, cervezas artesanas y cócteles (evidentemente, preparan varias versiones del Spritz). Si no bebéis alcohol ningún problema, porque en la carta hay varias opciones: limonada casera, té frío, kombucha o Fritzcola. Un lugar modernillo fantástico para ir con alguien que conoces poco porque –intolerancias a un lado– la pizza suele ser un punto de encuentro.

Por hoy lo dejamos aquí. La semana que viene hablamos de lugares a los que ir para tomar una copa, ¡hasta entonces!

Declaración de intenciones

Este texto no es contenido publicitario. Todos los lugares los he visitado como clienta y he pagado la cuenta como cualquier otra persona.

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