EL ACCENT

Llorar

de Gerard Martínez Minguell

GERARD MARTÍNEZ MINGUELL
2 min

Mi nacimiento no ha sido fruto de la alegría. De hecho, soy un desgarro que se rechaza. Y no he sido la única en nacer en estas condiciones; ellas, con mayor o menor celeridad, sufrirán el mismo infortunio. Todas, absolutamente todas, bajaremos a lo largo de este acantilado. Ojalá no hubiera nacido así, ojalá hubiera nacido como tú... A mí no me queda otro remedio que caer, pero a ti no, y si lo haces vuelve a levantarte; para eso están, las piernas.

El cuerpo humano en buena parte es agua, y yo, aún más. Mi frágil constitución no puede soportar las acometidas de la vida. Pero en tu caso, ¿dónde está el problema? Observas el abismo que se abre a tus pies y meditas si tienes que soltarte o no. Toma una decisión. Elige tu destino. Tú eres cuerpo y yo, alma. Tú me necesitas y yo te hago falta... ¿Realmente crees que todo acaba aquí?

Me precipito con estudiada precipitación y absolutamente nada ni nadie puede evitarlo. Veo cómo mis compañeras de viaje se despeñan contra el suelo; algunas incluso ni siquiera llegan. Soy un cosquilleo molesto, una criatura que aparece y desaparece en el anonimato. Yo he corrido más que el resto y, gracias a ello, he podido escapar de tus demoledoras manos. Sé que mi recorrido es corto, fugaz, pero quiero verlo y vivirlo todo; por favor, no me tomes lo que es mío, lo que me corresponde.

He nacido de una desgracia, de un hecho no querido. Soy la hija bastarda que se esconde disimuladamente. A nosotros nadie nos fotografía, pero somos menos instantáneas que cualquier instantánea; yo ya no estaré, pero recordarás el momento de mi nacimiento. He brotado de tu retina y en tu retina permaneceré todavía durante mucho tiempo.

Esto se acaba. No he tenido tiempo de nada ni de nada. Ahora sí, me desprendo de la piel sobre la que he deslizado unos pocos segundos. He llegado al final del camino. Levanto el vuelo e intento coger aire. Un cementerio de lágrimas me espera al final del camino. ¿Quién me echará de menos cuando no esté? Soy una más, ya sé, pero soy yo, y eso es importante, al menos para mí. Estoy convencida de que si pudiera llorar no lo haría, al menos de tristeza. Porque que tú llores ahora, dentro de cien años no importará a nadie. Sin embargo, de mi existencia todo el mundo —aparte de ti— se habrá olvidado en diez segundos, y es que detrás de mí viene otra exactamente igual que yo. Ahora bien, sean diez segundos o cien años, no te pongas triste, no llores por lo que has perdido, porque en el fondo nada se acaba sin un comienzo. Al menos, espero ser el punto de partida de algo mejor.

stats