El catalán en la salud

¿Se puede morir en catalán?

La última alerta lingüística de Carme Junyent sacude a la comunidad médica: ¿por qué el paciente no siempre es atendido en catalán?

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Una persona acompañante a un ser querido durante los cuidados paliativos

Barcelona"Toda la vida he luchado para que la gente pudiera morir en catalán y ahora que me tocaba a mí debía ser consecuente", escribía la lingüista Carme Junyent en su impactante artículo póstumo, publicado en Vilaweb. Explicaba cómo había tenido que militar para ser atendida en catalán incluso cuando ya sabía que acababa su tiempo en este mundo. La primera reflexión ética que planteaba es: "¿Qué lengua debe emplearse preferentemente, la del paciente o la del médico?" El director de la cátedra de cuidados paliativos de la Universidad de Vic, Xavier Gómez-Batiste, lo responde de forma contundente: "El primer principio es que manda el paciente, siempre. Éticamente es fundamental la autonomía y la capacidad de decisión del paciente. En especial al final, la atención se basa en respetar sus prioridades y preferencias. Esto va a misa", afirma el doctor, que también es director del Centro Colaborador de Cuidados Paliativos de la OMS.

Hasta ahora, dentro de estas preferencias se pensaba en aspectos como los objetivos terapéuticos, los lugares donde los enfermos quieren ser atendidos o quién hará su acompañamiento. Gómez-Batiste admite que no se había pensado en la lengua como elemento más de autonomía del enfermo. No se prevé en la formación de paliativos ni tampoco en los equipos Pades (de atención domiciliaria multidisciplinar), que él mismo ideó en la sanidad pública. "No constaba hasta ahora, quizá porque lo dábamos por hecho", admite, pero apunta a lo que debe ser el primer requisito de un paciente: "Que puedas expresarte en tu idioma y que seas entendido, no sólo porque es un derecho sino porque en situaciones de vulnerabilidad, por ejemplo en personas con demencia, la capacidad de transmitir se complica”. Por eso propone incorporar el requisito de la lengua a los equipos Pades: que el paciente tenga garantizado un interlocutor en catalán en algún miembro del equipo.

"Morirse en catalán es un derecho del enfermo y debe existir por todas partes y para todos", afirma también Carme Bertral, secretaria de Atención Sanitaria y Participación del departamento de Salut. Aun así, admite que es más fácil que esto "pase en unos territorios que en otros, como las áreas metropolitanas".

¿Por qué cuesta que se hable catalán al médico?

El catalán ha sufrido un retroceso incuestionable en el entorno sanitario en los últimos años. Según las encuestas de usos (del 2018), sólo un 26,4% de los catalanes se dirige exclusivamente en catalán a su médico, cifra que ha bajado 12 puntos en quince años. Todavía se habla menos catalán en el médico que en la calle. Los motivos son multifactoriales, pero existen cifras elocuentes.

El doctor Gustavo Tolchinsky, médico internista y secretario de la Junta del Colegio de Médicos de Barcelona (CoMB), señala, en primer lugar, "la movilidad de los profesionales". El 71% de los nuevos ingresos en el CoMB en 2022 (donde se registran el 80% de colegiaciones del país) provienen de fuera de Cataluña. Solo el 35% de los nuevos colegiados proceden de la universidad catalana. Este volumen de profesionales extranjeros que entran en el sistema, que va corto de enfermeras, médicos y sobre todo especialistas, hace años que se arrastra. "Cada año absorbemos a un 65-70% de médicos que no necesariamente conocen la lengua ni la sensibilidad social que hay al respecto, y deberían entrar en contacto", dice Tolchinsky.

Aumentar la oferta universitaria tampoco es una solución: sólo el 50% de los estudiantes que acceden a la carrera son nacidos en Cataluña. Algunos de los médicos formados aquí se marchan. En cambio, vienen nuevos de fuera cuando toca hacer la elección de las residencias, que están abiertas para todo el Estado sin requisito de conocer la lengua. El 48% de los 4.700 residentes que trabajan en Catalunya proceden de fuera del país. De todos modos, para Tolchinsky, ni los estudiantes ni los MIR que vienen de fuera son el principal escollo, "porque se integran en una estructura, están tutelados por los equipos de cada centro, y rápidamente ven que la lengua forma parte de las herramientas que van a necesitar y muchos hacen cursos de catalán durante la residencia", asegura.

Un requisito parcial

La cuestión es que el catalán no es un requisito general para ejercer en Cataluña. Sí se exige un nivel C1 en caso de que los profesionales quieran optar a una plaza de funcionario en la sanidad pública (son los 13.000 médicos que trabajan en el ICS), pero no en la privada. Cuando trabajan para centros concertados (el caso de otros 8.800 médicos), es la entidad que tiene el contrato con el CatSalut quien debería velar por el catalán. Y en caso de personal interino o personal laboral temporal puede eximirse de tener que acreditar el nivel. Por eso, la polémica enfermera andaluza del Vall d'Hebron pudo tener contrato en Catalunya pese a no saber la lengua. "Quizás en algunos lugares se ha hecho la vista gorda", apunta Bertral. Desde Salut admiten que "no hay fiscalización de las entidades concertadas" porque hay "confianza" de que todo el mundo se ajusta a las premisas del departamento. Tampoco existe ningún registro sobre la lengua que se utiliza en las consultas.

Tampoco se prevé una fórmula para que el catalán sea una exigencia más general. "Queremos que sea la lengua vehicular de la salud, pero hay que ser cuidadoso, empático y sensible para animar a la gente. Si nos ponemos imperativos, tendremos problemas políticos", augura Bertral. Lo cierto es que el sistema necesita a los médicos recién llegados y hay que tener en cuenta que "suelen llegar solos y tienen dificultades para convalidar la especialidad, para ubicarse, por lo que de entrada la lengua es una prioridad secundaria –explica Tolchinsky– . Si el sistema quiere absorber este volumen de profesionales, debe poner herramientas para ayudarles. Algunos tienen voluntad, pero no encuentran la oferta de cursos adecuada a sus necesidades", afirma el secretario de la Junta del Colegio de Médicos de Barcelona. Desde la conselleria explican que en 2023 se han incrementado los cursos de acogida y sesiones de sensibilización hasta las 900 plazas. La conselleria de Salut hizo una acogida lingüística en todos los MIR en los que les alentó a tomar el catalán y el Consorci ha diseñado tres nuevos cursos específicos para los sanitarios (gratuitos para el personal del ICS) para llegar a tener el nivel C.

La lengua materna es clave

¿Por qué es importante hablar la lengua materna en el médico? Un estudio científico publicado en la revista de la Asociación de Médicos de Canadá señala que la concordancia de lengua entre paciente y médico mejora el pronóstico médico, hasta el punto de que el riesgo de mortalidad desciende si a los pacientes les atienden en su idioma. ¿Cómo puede ser? "La confianza, a largo plazo, es primordial. Hay aspectos íntimos que requieren confianza, como hablar de los hábitos sexuales, del consumo de tóxicos, de aspectos que los pacientes incluso se niegan a sí mismos, y que pueden generarlos angustia y miedo. Cuanto más cómodamente y honestamente se puedan expresar, mejor. El lenguaje no puede ser una barrera. La relación terapéutica ya es por sí sola un efecto balsámico sobre mucha sintomatología", afirma el doctor Tolchinsky. En personas vulnerables, con trastornos cognitivos, en la atención psiquiátrica, así como en niños que no tienen el lenguaje maduro, es aún más necesario que puedan mantener la lengua materna con naturalidad. "Tiene que ver con la hospitalidad, la presencia y el respeto, que son comportamientos de la excelencia", dice Gómez-Batiste.

Para Carme Junyent, "la lengua forma parte del tratamiento". En su artículo, explicaba que es habitual mantener conversaciones bilingües con médicos y sanitarios sin problemas. Sin embargo, a veces le generó incomodidad y reproches. "Lo mínimo es que el médico te respete el derecho a hablar tu lengua, y si además te puede responder en catalán, fantástico. En ningún caso puede hacerte sentir mal por eso", dice Tolchinsky. Gómez-Batiste está convencido de que si expresa "con educación" que se siente más seguro hablando de términos especializados en castellano, "no debe haber ningún problema".

Tolchinsky quiere borrar la motivación política de la ecuación. Para él, la lengua es una herramienta más, como la empatía, por lo que aprender la lengua del paciente es un requisito vinculado a su capacidad profesional. Por eso ve la medida tomada en Baleares de eliminar el requisito de catalán para los profesionales como una cuestión meramente de uso político. "La lengua es un chivo expiatorio. Más bien el encarecimiento de la vivienda es lo que dificulta vivir con el salario que se paga, como también ocurre en Barcelona con los residentes. Los médicos se mueven igualmente, hay quien se 'van a Suecia y aprenden la lengua. Un médico tiene la capacidad y la voluntad de adaptarse si le vale la pena", afirma. El catedrático de paliativos lo ve igual: "La falta de profesionales, los problemas salariales, la falta de reconocimiento social, son estructurales. Que esto se atribuya a la lengua es una decisión política previa", sentencia.

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