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Rosa Maria Sais: "Nací bajo la cama mientras bombardeaban Girona"

Artesana gerundense y fundadora del Nyigui-Nyogui

Rosa Maria Sais, fundadora del Nyigui-Nyogui, frente a que fue la tienda en la calle Mercaders de Girona.
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GeronaEstá a punto de cumplir 86 años y llega exultante, haciendo una exhibición en plena calle de cómo todavía baila sardanas saltando. "¿Qué cómo estoy? Very well, thank you", dice entusiasmada. Lleva un cuello verde de piel que compró en un viaje a Coimbra combinado con un abrigo que se ha cosido ella misma con el interior de seda del siglo XVIII de un antiguo telón de teatro y el jersey que la marca Iaios le acaba de dedicar y lo acompaña todo con un bastón centenario y un pequeño bolso en forma de casa hecho a mano décadas atrás. Mercaderes con Rosa Maria Sais, emprendedora entrañable, artesana y fundadora de la emblemática tienda nacida en plena Transición en el Barri Vell de Girona que se convirtió en la Meca de todo el mundo que quería llevar o regalar algo original y rompedora: el Nyigui- Nyogui.

Mariona Massaguer, una de las almas deFoment, propietario actual del emblemático local del que todavía conserva el nombre y uno de los espacios donde es fácil encontrar a Rosa Maria, me ha avisado que me lo pasaría muy bien haciendo este café en la Fonda. Pero también me ha advertido que si fuera por la Múnia –así la bautizó uno de sus tres hijos, "que pone apodos a todo el mundo"– no se acabaría nunca. Debo deciros que salgo contenta, entusiasmada y pensando que esta mujer merecería un libro ahora que en un año cumplirá 50 años del nacimiento del Nyigui-Nyogui. Un testimonio de cómo vivir con pasión y dejar huella en todo el mundo que le rodea, sea creando con las manos o rememorando el pasado a partir de fotografías guardadas y ampliadas. "Ahora es lo que más me motiva y me gusta: ampliar las ideas", asegura mientras empezamos a rebobinar su vida.

Pedret 31

"Nací bajo un lecho de hierro, elevado en ladrillos y entre dos colchones, mientras los bombardeos caían sobre Girona". Era el 23 de enero de 1939, la misma noche de tramontana en la que Antonio Machado pasaba por la ciudad haciendo camino hacia el exilio, le gusta recordar. Casi 86 años después, Rosa Maria aún vive en la misma casa con todos sus hijos y nietos. Un gran almacén con todo tipo de materiales y creaciones son su testamento vital. Primero vivió en Pedret 31, y cuando el Ter se retiró en los años 70 y se dio el paseo, fueron la primera casa en crecer hacia la calle Palafrugell y tener portal. Su padre había abierto en 1947, al salir de prisión, la Rectificadora Sais, que ahora lleva el primogénito de la Múnia. "Yo siempre cuento que soy una persona hiperafortunada por todo: me siento y lo soy", asegura. Primero, por haber logrado sobrevivir a la entrada de los fascistas con toda la familia intacta. Luego, para poder recordar como una de sus mejores etapas de la vida cuando los fascistas encarcelaron a su padre siete meses "por dar una peseta a las viudas de guerra".

Los guardias civiles

Lo que pudo ser una losa, Múnia y su familia lo convirtieron en una etapa de aventuras. Con siete años, su madre la envió a Mollet del Vallès a vivir con su tía Rosa, casada con un teniente coronel de la Guardia Civil. "Así no tendría represalias por tener al padre preso". Allí conoció a Carme Pérez, "la mejor modista de Mollet del Vallès". "Aluciné y también me sentí muy querida", rememora. Nacería así la semilla del amor por la artesanía que la llevaría, con 36 años y tres hijos, a fundar el Nyigui-Nyogui, después de haber probado suerte con la apertura de una tienda de bisutería en Tamariu y haber vendido los primeros productos que elaboraba en casa para El Corte Inglés.

El Nyigui-Nyogui

Pero la artesanía debería esperar por los dictados de la época. Acabados los estudios de comercio, entró a hacer de secretaria en una metalurgia. Pero cuando tenía 22 años se casó y el trabajo se acabó. : "Me dijeron que si estaba casada no podía ser secretaria". Ya con hijos, aprendió a hacer joyas de estaño con Maria Rosa Canals cuyas creaciones parecían de los íberos. gustó enseguida y abrió el primer local, sólo los veranos, en Tamariu, bajo el apartamento que habían construido con esfuerzo sus padres. Era en 1971 y en el diario gerundense. Los Sitios le entrevistaban a lo grande con sus hijos como ejemplo del trabajo fuera del hogar. Pero en realidad el hogar era donde se confeccionaba toda la bisutería que se vendía y también lo que se vendería en el primer Nyigui-Nyogui, una de las primeras tiendas rotuladas en catalán en Girona una vez muerto del dictador.

Una abuela de Iaios

El 2 de enero de 1976 abría el pequeño local de la calle Mercaders. El hijo medio de Rosa Maria recuerda muy bien la peripecia. Entonces tenía 10 años y se marcharon en Navidad a la boda de la hermana de la Múnia en Londres con dos R-12. "La madre dejó las llaves en los albañiles y tenían que pasarlas a los electricistas, pintores y carpinteros para que todo estuviera listo". El día 1 llegaron de Londres cargados de material que habían comprado allí, el día 2 abrieron y por la noche ya no les quedaba nada por vender. "¿Qué venderemos mañana?", se preguntaron. El Nyigui-Nyogui fue más que una tienda durante sus 44 años de actividad: se podía encontrar bisutería y ropa hecha a mano que cosían hasta 36 mujeres en prendas para decorar la casa. Son pocos los gerundenses que no se han ferido alguna vez. Ahora, a la vuelta de la esquina, está la tienda Dracs, donde se venden los jerséis Yayos. La marca le acaba de dedicar un jersey que lleva su impronta. Y ella me recuerda su filosofía de vida: "Yo nunca he hecho nada por necesidad y nadie debe hacerlo, las cosas deben hacerse a gusto". Si se la encuentra yendo en bicicleta por la calle o acompañada del perro salchicha de su nieto, Jamón, no dude en pararla.

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