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PP y Vox declaran la guerra en el acento abierto de Valencia

La defensa del topónimo 'Valéncia' por parte de un académico de la AVL genera un amplio debate y temor a que el anticatalanismo aproveche la controversia

El exportavoz de Vox, ahora del grupo de no adscritos, Juan Manuel Badenas, tapando con una bandera de España el acento abierto de la denominación de la ciudad de Valencia en una imagen de archivo.
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ValenciaDebates encendidos en las redes, cartas de queja de antiguos alumnos y algunos reproches. El PP y Vox han logrado que el impulso de la doble denominación bilingüe de la ciudad de Valencia haya generado una nueva polémica entre las diferentes sensibilidades del valencianismo político y, de paso, reforzar las tesis de los populares que acusan a las universidades y la Academia Valenciana de la Lengua (AVL) de impulsar un modelo de lengua alejado de lo que utilizan los ciudadanos.

Para originar esta división, los dos partidos sólo han necesitado dos movimientos. Primero, promover que la versión valenciana del nombre cambie el acento abierto a la letra e por uno cerrado. Segundo, encargar el informe que justifique esta modificación a un académico de la AVL, el gramático y profesor jubilado de la Universidad de Valencia Abelard Saragossà, que defiende esta fórmula desde el año 1997.

El ingrediente que acentúa el trasfondo político de la controversia es que la propuesta –que es empezó a tramitar a finales de 2023– coincide con el fortalecimiento de los ataques de Vox en la AVL, institución que la extrema derecha siempre ha defendido eliminar. Dado que esta supresión es improbable en el corto plazo porque debería modificarse el Estatut –para lo que es necesario el voto favorable de 66 diputados, mientras que el PP y Vox actualmente suman 53–, los ultras pretenden aprovechar la precariedad de los conservadores –debilitados por su gestión de la DANA– para paralizar la institución. Para ello, han apostado por recortar en un 50% el presupuesto del ente, que el pasado 2024 fue de 3,9 millones de euros. Y parece que saldrán adelante, ya que el PP, que ya había propuesto rebajarlo un 25%, esta semana se ha mostrado dispuesto a hacer realidad los deseos de su socio.

La coincidencia del debate sobre el topónimo con los ataques a la Academia y el temor de que el informe de Zaragoza es instrumentalizado ha impulsado la publicación de algunos artículos a favor y en contra. También ha hecho que una parte del antiguo alumnado del gramático le pida en una carta pública que no colabore con quien pretende "exterminar al valenciano". En conversación con el ARA, Saragossà se desvincula de que la propuesta incluya una versión en castellano y defiende que su participación se circunscribe a la defensa de una denominación que considera más adecuada. En esta línea, y preguntado por la actuación de Vox, no duda en calificarla de "antivalenciana". Menos crítico se muestra con el PP, con el que apuesta para construir unos mínimos consensos. De hecho, en breve publicará el primer volumen de una colección filológica de la Diputación de Valencia que preside el popular Vicent Mompó –uno de los pocos dirigentes del PP abierto a colaborar con el valencianismo.

Sobre el debate estrictamente lingüístico, Saragossà aduce que el topónimo con acento cerrado es el que corresponde a la pronunciación de la mayor parte de la ciudadana y que la normativa "no debe separarse innecesariamente de la lengua viva". Además, añade que esta pronunciación no responde a la influencia del castellano, sino a la evolución del valenciano.

El criterio de Zaragoza no es compartido por la mayoría de académicos de la AVL, que en 2022 van validar que la denominación oficial fuera Valencia al considerar que era la óptima para mantener "la continuidad" de la tradición escrita, pero que recomendaron que la pronunciación fuera "con cerrada". Se trata de un debate que se repetirá cuando el ente tenga que emitir un informe sobre el nuevo cambio. Se trata de una valoración que se presume vinculante, pero que fuentes de la AVL reconocen al ARA que el consistorio podría intentar esquivar. "La legislación es muy compleja y puede incluir la participación de los tribunales", alertan.

El gramático y académico Abelard Saragossà en una imagen de archivo.
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