Rubiales todavía estará en su casa preguntándose cómo ha podido pasar. No lo del beso y las acusaciones, eso no le preocupa. Lo que no entiende es la reacción. Él que controlaba a los periodistas deportivos. Él que tenía a federaciones deportivas contentas. Él que estaba en la cresta de la ola, con un mundial recién ganado ¿Cómo le ha podido ocurrir?
Eso es fácil de explicar, porque no entiende el mundo en el que vive. Y no me refiero solo a sus actitudes machistas, eso ya lo han explicado muy bien mis compañeras en este mismo periódico. A Rubiales lo que se le escapó fueron las redes sociales. Su gabinete de comunicación no sabe moverse ahí. Solo hay que ver cómo han gestionado todo el caso; con comunicados en su página web, con vídeos retocados y con una rueda de prensa ante toda la nación. Pero el mundo ya no funciona así. Al menos para controlar la narrativa.
Las primeras declaraciones de Jenni Hermoso no fueron delante de un atril con micrófono, ni con un medido comunicado, fueron a los pocos minutos en un directo de Instagram. Allí admitía, entre risas con sus compañeras, que aquello “no le había gustado”. Y lo dijo con una autenticidad y una espontaneidad, que sonaba a verdad. Una verdad que pronto fue reconocida por miles de mujeres.
Lo que tumbó a Rubiales no fue “un piquito”, fueron dos palabras unidas: #SeAcabó.
Las campeonas del mundo no solo son muy buenas futbolistas, sino que también son jóvenes y entienden cómo funciona el mundo. Saben que bajo un hashtag se pueden identificar muchas situaciones, no solo el gañanismo demostrado por su presidente. #SeAcabó también significa las miles de veces que dejaron pasar algo para no tener problemas, significa que a sus hijas ya nadie les va a decir: “tú no juegas porque eres una niña”, significa tantas y tantas situaciones, que dos palabras valen por libros enteros de feminismo.
Y un hashtag viral no se puede detener con nada. Ni con la prensa, ni con favores, ni con declaraciones manipuladas, ni siquiera con amenazas. Ese lema es más esclarecedor que media hora de explicaciones de Rubiales, con aplausos incluidos.
Los escritores soñamos con encontrar una palabra, una frase, que sea capaz de englobar conceptos enteros. Las futbolistas lo hicieron y consiguieron ganar por segunda vez en una semana.
Pasarán los años y Rubiales seguirá pensado qué pudo fallar, sin darse cuenta de que, en realidad, pertenecía a un mundo antiguo, tanto en lo ideológico como en lo tecnológico.