¿Es seguro practicar el colecho?
Se trata de una práctica beneficiosa siempre que se practique de manera segura y se tomen una serie de medidas
BarcelonaDesde hace ya un tiempo, la práctica del colecho –cuando el bebé comparte cama con los progenitores o duerme en una cuna de colecho– se ha extendido bastante entre los padres recientes. Lo cierto es que tiene bastantes beneficios para el bebé y para los progenitores. Al primero, apunta la neuropediatra del Hospital de Sant Pau Laia Turón, le permite hacer piel con piel con los padres, así como reiniciar el sueño más rápidamente durante la noche, mientras que a la familia les proporciona un mejor descanso nocturno, puesto que “evita tener que desplazarse a otra habitación cuando el bebé se desvela, al margen de los beneficios psicológicos que conlleva el hecho de estar cerca del bebé”. Finalmente, subraya Turón, el colecho también promueve el mantenimiento de la lactancia materna durante la noche. Entre los inconvenientes, el hecho de que el bebé se mueva puede impedir el descanso a los progenitores y disminuye la intimidad de la pareja.
¿Qué precauciones hay que tomar?
El colecho es beneficioso siempre que se practique de manera segura y se tomen una serie de medidas, como por ejemplo no fumar, no tomar alcohol, evitar colchones blandos, colocar al bebé hacia arriba, evitar peluches o mantas gruesas o evitar abrigarlo en exceso. En palabras de Esther López, neonatóloga del Hospital de Sant Pau, si se comparte cama con un niño “hay que evitar objetos que puedan sofocar a la criatura mientras duerme y tener en cuenta que los lactantes, sobre todo por debajo de los tres meses, no se saben dar la vuelta bien mientras duermen, por lo que si quedan atrapados entre almohadas, cubrecamas o incluso entre los padres, pueden hacer una apnea obstructiva que pase desapercibida”. Por el mismo motivo, no es aconsejable que en la cama duerman también las mascotas. Finalmente, recomienda evitar un ambiente cargado con exceso de temperatura o humo del tabaco en la habitación.
¿Los hermanos mayores también pueden compartir cama con el bebé?
Las recomendaciones según la evidencia científica desaconsejan el colecho entre hermanos cuando el pequeño tiene menos de seis meses por el riesgo de asfixia mientras duerme. A partir de esta edad, dice López, “no hay recomendaciones claras y todo dependerá del funcionamiento de cada familia”. Aun así, para evitar sustos sería necesario que la madre o la pareja duerman entre el bebé y el hermano mayor.
¿Cuál es la relación con riesgo de síndrome de muerte repentina del bebé?
La neuropediatra destaca que hay que responder a esta cuestión “con cautela”. Si bien practicar el colecho nos permite estar más atentos si el bebé presenta algún problema, también puede favorecerlo si no se practica de manera segura. López cita estudios que analizan de forma global la incidencia de muerte repentina del lactante, los cuales apuntan “a un ligero aumento en lactantes que hacen colecho en la misma cama de los padres”, cosa que no pasa “si el bebé se sitúa en una cuna de colecho contigua a la cama de los padres”.
¿Cuáles son las recomendaciones de las sociedades científicas internacionales, en este sentido?
Actualmente, las de evitar el colecho en la misma cama de los padres en los primeros seis meses de edad, en especial los tres primeros, para evitar el síndrome de la muerte repentina del lactante, tal como recogen las recomendaciones EuroSafe. De todos modos, matiza Turón, al aumento de incidencia de muerte repentina que se asocia a la práctica del colecho “es probable que se añadan factores como el tabaquismo, el uso de almohadas y cubrecamas gruesos o que la cama sea demasiado estrecha, cosa que dificulta que cada persona tenga espacio suficiente”. Son unos factores, afirma Turón, que “podrían propiciar un aumento del riesgo de sofoco o de apnea obstructiva en el bebé”.
¿Hasta qué edad el colecho es una práctica recomendable?
La recomendación, en términos generales, es mantener al bebé en la habitación de los padres hasta al menos los seis meses de edad. El máximo de edad para hacer colecho, tal como afirma Esther López, “no está establecido y hay que individualizar no solo según las características del niño, sino también del funcionamiento de la familia”. Hay que tener en cuenta, no obstante, que compartir cama en edades más avanzadas “puede ir en contra del logro de un hábito de sueño autónomo por parte del niño y dificultar la conciliación del sueño por despertares ocasionados por el movimiento de las personas que comparten cama”.