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EDITORIAL

Trump humilla Europa abucheando Zelenski

Volodímir Zelenski, Donald Trump y JD Vance en el Despacho Oval
28/02/2025
2 min
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El abucheo público de Donald Trump y JD Vance en Volodímir Zelenski en el Despacho Oval es un antes y un después en la historia reciente porque, más allá de la perplejidad, la indignación y la repugnancia que producen las imágenes, dibujan también una realidad muy clara: el nuevo presidente de Estados Unidos ha abandonado la alianza tradicional que mantenía con Europa en defensa del llamado "mundo libre", contra regímenes autortinarios del Rústico. Ahora ya no es así. Trump va con Putin y va también contra la UE. Porque hay que tener claro que Trump y Vance han intentado humillar a Zelenski en la Casa Blanca porque no han podido soportar que les dijera la verdad sobre Putin (por ejemplo, que nunca cumple los alto el fuego), pero en realidad, a quienes humillan estas imágenes es en Europa, que una vez más ve cómo se le ignora por completo.

Porque ahora hay que preguntarse: ¿de qué han servido las visitas de Emmanuel Macron y Keir Starmer en Washington? ¿De qué han servido todos los intentos conciliadores si, a la hora de la verdad, Trump tenía muy claro que su objetivo era forzar a Zelenski a rendirse ya aceptar la ocupación rusa? Si la única lógica que Trump entiende es la de la fuerza, será necesario jugar con estas cartas. La idea ilusa de que Trump no cumpliría las amenazas y las ideas estrambóticas que lanzó durante la campaña se ha demostrado un peligroso autoengaño. Estamos frente a un personaje arrogante, narcisista y, sobre todo, vengativo. Basta con oír la intervención en el Despacho Oval para comprobar su obsesión con Barack Obama, Hillary Clinton y Joe Biden. En su jefe, la Unión Europea es algo que se creó "para fastidiar a Estados Unidos" y que además representa los valores de sus odiados adversarios políticos, los demócratas.

En esto coincide plenamente con Vladímir Putin. Ambos aspiran a repartirse Ucrania ya arrinconar a Europa, convirtiéndola en un conjunto de estados aislados y sin capacidad de coordinación ni de tener ningún peso en un nuevo orden mundial en el que sólo tendrían voz y voto las grandes potencias como Estados Unidos, Rusia, China o India. Cabe recordar, además, que la injerencia rusa en las elecciones del 2016 quedó acreditada por una investigación de un fiscal independiente durante el primer mandato de Trump, y que éste nunca ha perdonado a Zelenski que no le ayudara en su campaña contra Biden (le pidió que abriera una investigación contra su hijo por sus negocios en Ucrania). Ahora actúa no como un aliado de Europa, sino como un auténtico agente al servicio del Kremlin.

Esta es la realidad ante la que Europa debe reaccionar de forma rápida si no quiere quedar arrasada por el huracán Trump. Evitar la victoria de Putin en Ucrania es ahora más estratégico que nunca para los europeos, y más si Estados Unidos cumple la amenaza y abandona Kiv a su suerte. Ha llegado la hora de repensar a la Unión Europea en su conjunto, y también la alianza transatlántica, que ahora queda gravemente tocada. Y así será al menos mientras dure la pesadilla Trump.

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