El futuro del catalán se juega en todo el ámbito lingístico. En Cataluña, a partir de los datos de la nueva Encuesta de Usos Lingüísticos –ya es la lengua habitual de menos de un tercio de la población–, se hace perentorio buscar un amplio consenso político y social para trazar un camino de recuperación. Es necesario apartar la lengua de la lucha partidista. La situación crítica así lo reclama. Sólo podrá revertirse la situación sumando esfuerzos de las administraciones, los ciudadanos, las entidades civiles, el mundo educativo –donde pronto se podría producir la sentencia del Constitucional sobre el polémico 25% de castellano en las aulas impuesto por el TSJC–, las empresas y los medios de comunicación. Toca trabajar para crear un clima favorable a su protección, promoción y uso, sobre todo entre las personas recién llegadas, haciendo que la encuentren útil y que la valoren como una forma de insertarse más fácilmente en la sociedad. El Pacto Nacional por la Lengua, que ya se planteó en la anterior legislatura y que ahora promueve el Govern, es una herramienta necesaria.
En el País Valenciano, se acaba de realizar una encuesta entre las familias con hijos en edad escolar en la que se les preguntaba si querían una educación en valenciano o en castellano. La Generalitat Valenciana, gobernada por el PP, pretendía certificar la poca demanda de valenciano y le salió el disparo por la culata. Por poco, sin embargo, ha ganado el valenciano. Es una victoria importante. A pesar de todos los obstáculos históricos, y con renovada fuerza en los últimos tiempos por la irrupción de Vox, el valenciano mantiene el pulso ciudadano, aunque con desigual presencia en el territorio. No se puede contar con que el resultado sirva para que el gobierno rectifique, pero marca un precedente y un argumento democrático en la defensa del valenciano. En cuanto a las Islas, también fracasó un intento similar: el 78,5% de las familias islenas eligieron el pasado verano el catalán como lengua de la escuela de sus hijos, frente a un 16% que optaron por el castellano. El plan de segregación lingüística del gobierno isleño del PP se saldó con un fracaso.
Fuera del Estado, las escuelas de La Bressola en la Catalunya Nord, que el próximo año cumplirán 50 años, han conseguido, tras lanzar un SOS por su delicada situación financiera por el poco apoyo de las administraciones francesas, ayudas económicas desde Catalunya, tanto de la sociedad civil como de la Generalitat. De hecho, este mismo viernes el presidente Isla las visita. Mientras, en Alguer su alcalde está impulsando la entrada del catalán en la enseñanza el próximo curso, una posibilidad que se abrió en el 2018 con la ley de Cerdeña sobre las lenguas regionales. En la Franja de Aragón, en cambio, el gobierno autonómico, en manos del PP y Vox, ha reanudado la ofensiva contra el catalán.
Finalmente, en Europa también está en juego la importante partida de la oficialidad del catalán, algo que si se logra será una victoria histórica y colectiva que reverberará en todo el ámbito lingüístico en forma de apoyo legal y presupuestario. Hay que seguir trabajando por el idioma en todos estos frentes y poner la lengua por encima de las querellas partidistas.