Vivir cada uno en su casa pero compartir librería
La historia de amor de la periodista Maria L. Rovira
Cuando la periodista Maria L. Rovira empezó a chatear con Sol lo que las enganchó fueron las conversaciones. Concretamente, las conversaciones sobre libros. Rovira tenía entonces una relación abierta y eso, de entrada, a Sol le echó atrás. "Al margen de que la situación no le acabara de cuadrar, las conversaciones sobre literatura nos mantuvieron unidas". Un tiempo después de encontrarse en esa aplicación, empezaron una relación.
Una de las cosas que la periodista celebra descubierto desde entonces es cuál es el formato de relación que le funciona. “Para mí, es vivir separadas. A la gente le choca, le parece que estamos a medio camino de lo que debería ser una relación: ya pasad de los 40 años, ¿a qué espera?, piensan muchos”. La gracia de ir haciendo años, asegura Rovira, es encontrar "lo que te encaja a ti". “Ni todo el mundo es igual ni todas las épocas de tu vida serán iguales”, dice la periodista, que antes de la relación con su pareja estuvo 17 años casada con una mujer –aunque no era su formato ideal– por "normalizar" la estructura familiar entre dos mujeres.
Tras separarse probó las relaciones abiertas, pero tampoco eran para ella. “Ahora es la primera vez que me siento 100% cómoda. Hasta ahora me había sentido muy culpable por cómo priorizaba las cosas. De entrada tengo dos hijos, y esto lleva tiempo, y soy una apasionada del trabajo. Soy una apasionada de muchas cosas, de hecho; de viajar sola, de leer… Tener mi espacio y mi independencia me permite explorarlas con libertad. Desde esa libertad siento, más que nunca, que la otra persona y yo somos un equipo”, celebra.
Es curioso porque, aunque no comparten casa, sí comparten librería. “En mi casa se van acumulando los libros de ambas. Nos gusta ir a la librería, escoger un libro y compartir estos momentos de paz y complicidad absoluta, ella en la mecedora y yo en el sofá. Comentamos las lecturas e incluso alguna vez hemos ido a realizar alguna ruta por los lugares donde han sido los protagonistas”, explica la periodista.
La forma de entender el amor, dice Rovira, “evoluciona con el tiempo al igual que lo haces tú. Al final, yo no soy la misma con 20 que con 30”. Ser madre le enseñó qué era el amor incondicional, dice, y aparte de los hijos y la pareja hay otras muchas cosas que le despiertan amor. “Las buenas conversaciones con los amigos, por ejemplo, aquellas en las que hablas de cómo somos, de cómo cambiamos, qué necesitamos, o por qué hacemos lo que hacemos. Filosofar durante horas me conecta con estar viva”. Cada vez más, concluye la periodista, se encuentra disfrutando más de todo lo que parece sencillo y pequeño, como leer en silencio con alguien que quieres.