El análisis de Antoni Bassas. Pujol: "España siempre estará más abierta a una reivindicación vasca que a una catalana"

Pujol ha querido que quedara clara cuál era su posición, la de Convergència, parecida a la de pedirlo testimonialmente, porque estaba advertido por el Estado de que Catalunya, debido a su peso económico (y a la falta de tradición, que sí tenían los vascos), no tendría nunca el concierto

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Ayer el president Jordi Pujol se presentó a un debate organizado por el ARA, un debate sobre la infrafinanciación de la Generalitat de Catalunya.

El debate reunió a los consellers de Economía Giró, Junqueras, Mas-Colell y Castells. En un momento determinado, el conseller Castells explicó que el conseller de Economía del primer gobierno vasco, el que negoció el concierto vasco con el Estado, había explicado públicamente que la Generalitat había renunciado al concierto económico para Catalunya.

Y entonces, Pujol se levantó y pidió intervenir, para precisar: “Sí pedimos el concierto económico”. ¿Cuándo? Según el relato de Pujol, que duró 10 minutos, lo pidió con la boca pequeña. La cosa, según el president, fue así: durante la Transición –dijo– mantuvo una reunión en el Congreso de Diputados con el entonces presidente español, Adolfo Suárez; el ministro Joaquín Garrigues Walker, y el vicepresidente y teniente general Gutiérrez Mellado. Según la versión de Pujol, le dijeron que no podían dar el concierto a Catalunya porque la economía catalana era demasiado importante para España, más que la vasca. Y que si Catalunya obtenía el concierto “se desequilibraría todo”. Aún más: le dijeron que si “Catalunya se echaba al monte, esto [la democracia] se iría al carajo". Piensen que en 1980, el primer año de Pujol en la presidencia, ETA mató a 91 personas. Por lo tanto, en los Estatutos que se hicieron en Euskadi y en Catalunya, los primeros, que se sometieron a referéndum en 1979, a Euskadi le darían lo que era sustantivo de los vascos (el concierto) “y a vosotros os daremos lo sustantivo vuestro, que es la lengua”.

Según Pujol, cuando los redactores del Estatut de 1979 se reunieron en el paradero de Sau, discutieron pedir el concierto económico. Y según este relato, los defensores del concierto, Convergència y Esquerra, quedaron en minoría. Los otros no lo querían algunos por razones ideológicas y otros porque les parecía que lo primero que tuviera que hacer una autonomía fuera recaudar impuestos no era popular, aparte de las dudas de si saldría a cuenta. El caso es que, oficialmente, Catalunya no pidió el concierto.

Esto es agua pasada, sobre la que Jordi Pujol ha querido que quedara clara cuál era su posición, la de Convergència, parecida a la de pedirlo testimonialmente, porque estaba advertido por el Estado de que Catalunya, debido a su peso económico (y a la falta de tradición, que sí tenían los vascos), no tendría nunca el concierto.

Más allá de esto, yo me quedo con esta idea que Jordi Pujol explicó al final de su intervención: "Se ha ido insistiendo en la idea de que no lo queríamos [el concierto económico]. Y tened presente que España está siempre mucho más abierta a una reivindicación vasca que a una catalana".

El Estado siempre ha sido mucho más sensible a las reivindicaciones vascas.  

Un recuerdo para los exiliados y para los represaliados. Y que tengamos un buen día.

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