González-Bueno y Oliu en las juntas extraordinarias de este miércoles
07/08/2025
Adjunto a la dirección
3 min

BarcelonaEn la sede del BBVA seguro que están analizando con lupa las insólitas dos juntas de accionistas celebradas este miércoles por el Banc Sabadell, en las que se avaló por mayoría abrumadora tanto la venta de la filial británica TSB como el reparto de un dividendo extra vinculado a la operación por importe de 2.500 millones. Han insistido tanto en que este movimiento, que supone reforzar en el Reino Unido al Santander –el gran competidor del BBVA–, no tiene nada que ver con la opa lanzada en mayo del año pasado por parte del banco de origen vasco sobre el catalán, que nadie se lo cree. Además, esta venta dinamita uno de los objetivos de la entidad presidida por Carlos Torres: reducir el peso de los negocios en México y Turquía con la contribución no solo de la parte española del Sabadell, sino de la británica.

El hecho es que desde el primer día el consejo de administración de la entidad vallesana –liderado por el presidente, Josep Oliu, y el consejero delegado, César Gónzález-Bueno– se ha opuesto a la operación con todas sus fuerzas. Y ha contado con el apoyo de buena parte del mundo empresarial y económico catalán, así como de los gobiernos catalán y español, de mantener al menos un gran banco con sede social en Catalunya. A las ligeras condiciones impuestas por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) en materia de libre concurrencia, el ejecutivo de Pedro Sánchez sumó la prohibición de fusión durante tres años, que podrían llegar a cinco. Una decisión que ha provocado la intervención de la Comisión Europea, a pesar de ser una operación basada en las leyes españolas.

El Sabadell aprovechó la situación el pasado enero para devolver su sede a la ciudad que lo vio nacer hace 144 años. Un primer paso que le valió una gran ovación, aunque muchos otros le reprochan y no le perdonan que decidiera trasladar la sede a Alicante en 2017 debido al referéndum independentista. Desde hace meses, el Sabadell ha llevado a cabo una serie de movimientos que han vaciado de sentido la OPA del BBVA. "La entidad presidida por Carlos Torres se ha basado en los excels y no ha tenido en cuenta la idiosincrasia del Sabadell, fundado por empresarios y formado por muchos pequeños accionistas, muchos de los cuales son al mismo tiempo clientes (casi como una cooperativa, salvando las distancias)", dicen algunos.

Algo de eso hay. De hecho, se diría que quizás por agotamiento en el BBVA ya no hay unidad de criterio sobre si hay que seguir o no con la opa. Una manera de conseguirlo sería mejorar las condiciones, pero esto puede perjudicar los intereses del propio banco de origen vasco. Un gran dilema. Hay quien da por hecho que la medida más inteligente sería retirarse en pleno mes de agosto. "En septiembre ya nadie se acordará", consideran los más optimistas. Otros están convencidos de que el BBVA será incapaz de atraer un mínimo del 50,01% del capital del Sabadell, el umbral que se impuso a la opa, cuyos detalles deberán incluirse en el folleto, cuya presentación en la CNMV se decidió retrasar hasta septiembre. En otoño, como máximo, sabremos si érase una vez una opa o si finalmente sobrevive. Si no antes.

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