Estados Unidos muestra el camino a seguir con las patentes

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Planta de producción de las vacunas de Janssen

"Los Estados Unidos creen firmemente en la propiedad intelectual, pero para acabar con esta pandemia apoyan la suspensión de estas protecciones para las vacunas contra el covid-19". Estas son las palabras con las que la embajadora de Estados Unidos ante la Organización Mundial del Comercio, Katherine Tai, provocó este miércoles un auténtico terremoto mundial en la lucha contra la pandemia. Detrás de los Estados Unidos se posicionó, ya el jueves, la Unión Europea, demostrando una vez más que los europeos han renunciado a ejercer el liderazgo a nivel global y se limitan a seguir la estela de los Estados Unidos de Biden, que sí que lo han asumido sin miedo a romper tabúes y poniendo la salud de la población mundial por encima de cualquier otra consideración.

Y es que una vacunación masiva a escala global es la única manera de erradicar el covid-19, y solo con una producción masiva y un acceso gratuito se podría conseguir, tal como defiende The People's Vaccine Alliance. No es, por lo tanto, un posicionamiento ideológico, o básicamente ideológico, sino profundamente realista. La normalidad prepandémica, tanto la económica como la social, no llegará hasta que el virus sea eliminado del todo en todo el planeta. Lo contrario obligará a estar pendientes de rebrotes puntuales con sus correspondientes cierres y restricciones de movimientos.

Ahora bien, a pesar de que sea un pronunciamiento histórico, la liberación de las patentes será un proceso largo, puesto que las decisiones a la OMC se toman por consenso, y no tendrá efectos inmediatos, puesto que esta es solo una de las variables a tener en cuenta para llevar a cabo un proceso de vacunación exitoso a escala mundial. Además de las patentes, se necesita capacidad de producción y de distribución, tal como avisa al ARA el experto Rafael Vilasanjuan. Por lo tanto, este gesto del Primer Mundo hacia el Tercero tiene que ir acompañado de un fuerte paquete de ayudas y de transferencia de conocimiento. Es muy difícil que los países subdesarrollados estén en condiciones, por ejemplo, de fabricar la vacuna de Pfizer, con la tecnología de ARN mensajero, que es una novedad científica. Ahora bien, con asesoramiento y apoyo externo, países como Pakistán o México podrían adquirir de forma rápida esta capacidad.

Si algo ha demostrado esta pandemia es que todos los humanos estamos unidos por un hilo invisible, y que un brote en un rincón de la China acaba afectando la vida de las personas que viven en el otro extremo del globo terráqueo. Por lo tanto, la lucha contra la pandemia también tiene que ser global y tener un enfoque de máxima solidaridad. Como afirma el comunicado de Katherine Tai, "esta crisis es una crisis de salud global, y las extraordinarias circunstancias de la pandemia del covid-19 piden medidas extraordinarias". El objetivo tiene que ser convertir las vacunas en "un bien público", en palabras de Emmanuel Macron, sin afectar a la competitividad ni restar mérito al extraordinario trabajo de las farmacéuticas. Pero lo cierto es que tienen que entender que una vacunación asimétrica será, al fin y al cabo, una vacunación ineficiente.

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