

Sin dejar de remarcar la buena noticia que la Generalitat no tenga que devolver al Estado 17.104 millones, lo de ayer fue un gran sainete. En el capítulo de ayer oímos a comunidades autónomas indignadas porque pagarán menos; el gobierno español convirtiendo en generosidad lo que era un pacto para que el PSOE pudiera investir a Pedro Sánchez, perdedor de las elecciones del 2023; el gobierno español poniéndose la medalla de perdonar a la Generalitat un dinero que si la Generalitat estuviera bien financiada no habría tenido que salir de Catalunya, y, sobre todo, volvimos a ver al santcristo gordo, el tranquilizante de votantes socialistas, la madre de todas las justificaciones políticas hispanas de uso imprescindible cuando los conceptos dinero y Cataluña salen en la misma frase: "Evitar agravios territoriales".
El sainete tiene algunos gags bastante buenos. Las comunidades autónomas que más gritan son de las que bajan los impuestos. Según el gobierno español, de la negociación de los independentistas catalanes con el gobierno central, las comunidades más beneficiadas serán Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana y Madrid. ¿Dónde está el agravio?
Nada nuevo bajo el sol. Ya en tiempos del Estatuto de la República, elAbc titulaba que lo que se diera en Cataluña debía darse en las demás regiones. En los ochenta vino el café para todos y ahora la ministra del ramo dice que el hecho de que haya una financiación singular para Catalunya no debe suponer "ningún agravio con el resto de territorios". Es lo que tiene formar parte de España. Da igual que pagues mucho más de lo que recibes y que, cuando recuperes, recuperes para todos, incluidos los que te dicen insolidario para ganar votos. Lo importante es que evites los agravios territoriales.