La gran evasión

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La gran evasión

Almuerzo con tres empresarios de los que tienen proyectos, ideas a largo plazo y un país en la cabeza. Dos han creado empresas con sólidas ramas internacionales en sectores tan importantes como el agua y la comunicación. Son compañías fuertes arraigadas en la empresa familiar. El tercero es un directivo de los de la mejor escuela de la administración y la colaboración público-privada. De los que hacen que las cosas pasen y regalen ideas y ejecuten proyectos cuando los políticos tardan en aterrizar en el cargo que les ha sido asignado al margen de su experiencia en el sector. El ambiente es italianizante. Lo único que esperan es que la administración irrumpa lo menos posible en sus proyectos de crecimiento empresarial.

La empresa y la economía al margen de la política. Uno de ellos pronuncia la frase: "El país está agotado". La buena noticia que Puig saldría a bolsa todavía no se había producido, pero tampoco es suficiente para filtrarse en el humor y cambiar el ambiente económico.

Veo a tres científicos de primera línea en dos reuniones diferentes. Su optimismo genético habitual se ha convertido en preocupación por una lenta y tenaz pérdida de competitividad y de iniciativa. El derecho administrativo se come los proyectos disruptivos que intentan competir en el mundo, los fondos para la investigación son insuficientes, dos investigadores explican cómo las trabas burocráticas para conseguir un simple visado para un becario extranjero les mortifica. Uno de ellos pronuncia la frase: “La calidad de la enseñanza está perdida. Es imposible recuperarla con la actual carencia de exigencia a los maestros, y la universidad empeora”.

Empiezan a correr los primeros resultados de las encuestas y los trackings de los partidos catalanes. La campaña se hará larga. El cambio de ciclo parece evidente, pero al mismo tiempo los resultados apuntan a un bloqueo que va a dificultar la formación de gobierno. El electorado catalanista, convertido en independentista, está en un estado de latencia, decepcionado, desactivado. No sólo no sabe a quién votar, sino que se plantea si irá a votar. La decepción por el resultado y por el liderazgo del Proceso y la división artificial entre gestión e independencia castiga a un Gobierno de perfil bajo.

Puigdemont capitaliza los símbolos. La restitución suena épica, pero requiere la amnesia de la tarde del 27 de octubre de 2017, con la desoladora declaración de independencia y el silencio posterior. Salvador Illa no tiene garantizado al Govern ni si el soberanismo no logra sumar.

Huida a un congreso internacional sobre periodismo. Que si los desafíos de la inteligencia artificial, que cómo hacer rentable el periodismo de calidad, que si los nuevos modelos de publicidad..., pero el tuétano es la evasión. La gente se evade de las noticias. Los problemas globales y los locales generan angustia y la desconfianza sobre la calidad y la veracidad de la información aleja a muchos ciudadanos de la prensa. La ola populista que recorre América y amenaza a Europa se nutre de la gran evasión.

Mientras tanto, algunos mantienen la dignidad del oficio. Una periodista me cuenta los códigos del narcotráfico en una de las ciudades aparentemente más tranquilas del estado más violento de México. Donde viven las familias de los grandes narcotraficantes se observa la ejemplaridad del narco. Los ladrones de coches aparecen muertos con un cochecito de juguete sobre el pecho, los díscolos son azotados y pasean desnudos ensangrentados por la ciudad, se dispara contra el hall de un diario, aparecen jefes de ajusticiados en la puerta de otro. Se producen toques de queda espontáneos cuando la población percibe que la tormenta se avecina y mientras tanto se llenan los restaurantes y las niñas hacen fiestas para ponerse de largo. Algo parecido a los códigos de honor generacionales desaparece y los cárteles van extendiéndose por los países vecinos y enviando la droga a Norteamérica ya Europa en barco. De vez en cuando desaparece un periodista.

Un innovador empresario argentino define los sentimientos de nuestra época mencionando el miedo, la incertidumbre y el resentimiento. También en Europa, aunque vivimos al mejor de los mundos. El futuro no está escrito y nadie ha dicho que dejar caer la esperanza por la pendiente de la insatisfacción y el resentimiento sea inevitable. Jugar a la decadencia no es una opción. Podemos empezar votando, aunque no nos lo pongan fácil. Podemos seguir informándonos, aunque dé pereza y nos ponga de mal humor.

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