Hay días en los que la vida pública se asemeja a un gran teatro. El mismo día que el ARA presenta un reportaje bajo el expresivo título de "Por qué mi hijo ya se pasa al castellano con cinco años", el TSJC ha impuesto más horas de castellano en la Escuela Turó del Drac de Canet de Mar. En vez de garantizar la mención constitucional de dar al catalán especial respeto y protección, a la justicia le parece que no hay suficiente castellano en la vida escolar.
Es el mismo día que el Círculo de Economía considera que "los partidos nacionalistas, en particular los catalanes, deberían hacer un ejercicio de realismo y de pragmatismo" y no volver a "la estrategia maximalista de los últimos años". Lo cierto es que si pedimos a los partidos catalanes que nos enseñen la libreta de ejercicios de realismo y pragmatismo que han hecho desde la Transición veremos que los han hecho todos, los ejercicios; y que, precisamente, fue la evidencia de que haciendo los ejercicios de pragmatismo y realismo el resultado era una autonomía escueta que impedía ocuparse eficazmente de los problemas reales de muchos catalanes, o defender la lengua adecuadamente, lo que les hizo ver un referéndum de independencia como una salida, más que maximalista, lógica.
Y eso que el Círculo ha dicho estar a favor de la amnistía, mientras que el presidente de la Generalitat Valenciana ya ha dicho que recurrirá al TC para defender los derechos de todos los valencianos. Claro que toda esta colección de titulares del día palidece ante el drama de Gaza, que ha traído la diplomacia mundial a discutir si es necesario un “alto el fuego” o “una tregua humanitaria”. Hay días en que las palabras no ayudan en absoluto.