Soldados recién reclutados de la 24ª brigada mecanizada rey Danylo, mejoran sus habilidades tácticas en carrera de obstáculos en el campo de entrenamiento en la región de Donetsk, Ucrania, 16 de octubre de 2024
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Es bien sabido que detrás de la mayor parte de las guerras y contiendas bélicas de la historia ha habido un trasfondo económico: factores como el control de recursos naturales, rutas comerciales y capacidades productivas de una región son la verdad oculta detrás de las causas oficiales o que se explican en el mundo, tales como la nacionalidad de un territorio o razones históricas. El dinero hace bailar el hueso.

En un mundo global, la historia y la nacionalidad pesan cada vez menos en la ciudadanía a la hora de verse invadidos y bombardeados.

El gasto militar en el mundo representa cerca del 2,2% del PIB mundial. La industria armamentista suma 0,5 billones de dólares. Es decir, una cifra similar en todo el PIB de países como Suecia, Tailandia, Bélgica o Singapur.

Las motivaciones reales de Rusia para invadir Ucrania no son las territoriales. y mercancías entre Europa y Asia, y cuenta con una base industrial de aviación y armamento.

Por otra parte, que nadie se equivoque. El tráfico de armas, como ocurre con la droga, mueve mucho dinero negro y detrás hay intereses ocultos. Lanzar misiles hace ricas a unas ciertas personas y empresas.

La escalada bélica que se está produciendo con Rusia debe detenerse, porque quienes ganan dinero con armas saben que la violencia engendra más violencia. Y que cuanto más agresiva y destructiva sea la guerra, más crecerá el negocio.

La idea de que se lancen misiles cada vez más destructivos, letales y distantes no se justifica con ganar o perder la contienda. Siempre es necesario acabar negociando, incluso en casos de victoria. Estamos acercándonos a una línea roja. Si Rusia ve amenazado su territorio, pondrá la cuestión nuclear sobre la mesa. Si lanza un ataque contra Europa o Estados Unidos, será devastada por éstos. Pero los ataques nucleares son la perdición del mundo civilizado. Los avances sociales y de derechos humanos quedan reducidos a la nada cuando una bomba nuclear estalla. No podemos llegar ahí. Esto debe detenerse porque la ciudadanía no quiere guerras. Ni la rusa, ni la ucraniana, ni la europea ni la estadounidense.

Las guerras las quieren sólo quienes ganan dinero con ellas.

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