El libro resiste el embate de la pandemia
BarcelonaCuando se decretó el cierre de todos los comercios no esenciales el sector del libro temió lo peor. En el momento álgido del estado de alarma se produjeron caídas de hasta un 60% de las ventas. Pero de forma casi heroica, por una combinación de factores y de esfuerzos de muchos actores, el sector del libro prevé cerrar el ejercicio del 2020 con una caída de solo el 5%, según los datos del Gremio de Editores de Catalunya. Y esto, en un año sin un Sant Jordi homologable y con muchas semanas con las librerías cerradas, solo tiene una explicación: la pandemia, que impuso un frenazo brusco en nuestro ritmo vital, ha hecho que mucha gente haya vuelto a comprar libros y a leer, a refugiarse en el placer de la lectura, de pasar páginas y devorar historias y reflexiones, del mismo modo que hacían los antiguos sabios alejandrinos desenrollando papiros en su famosa biblioteca.
Es obvio que el confinamiento y la imposibilidad de moverse físicamente ha propiciado un aumento de algunos consumos culturales, como por ejemplo los que nos ofrecen las plataformas de contenidos en streaming. Pero justamente por eso es una gran noticia que, en plena explosión de productos electrónicos, de pantallas y de redes sociales, el objeto libro haya resistido el embate de la pandemia. Lo que hay que subrayar, sin embargo, es que este fenómeno no ha sido una casualidad. El mejor ejemplo es la iniciativa Llibreries Obertes, impulsada por Òmnium Cultural, que permitió la venta de 45.000 libros online y una inyección de 800.000 euros a los establecimientos. También el incremento de las ayudas al sector ha tenido un papel (con el aumento de la compra de ejemplares para bibliotecas, por ejemplo), igual que la celebración del Sant Jordi alternativo en el mes de julio.
Por otro lado, los lectores han entendido la importancia de ayudar a las librerías de proximidad en un contexto especialmente difícil. Y los libreros han visto como los años de trabajo para crear una comunidad de lectores servían, cuando han venido mal dadas, para crear una comunidad de solidaridad. Comprar un libro se ha convertido, en tiempo de pandemia, en un gesto de militancia cultural y, a la vez, de consumo responsable y de proximidad. Un gesto que, repetido miles de veces, ha construido un dique contra el fantasma del hundimiento del sector.
La fórmula de éxito del libro demuestra que cuando todos los actores implicados se alinean con un objetivo común los resultados son espectaculares. Por eso esta experiencia tendría que servir de guía para ayudar al resto de sectores que lo están pasando mal: los restauradores, el comercio, los pequeños productores agroalimentarios, los artesanos, etc. necesitan estos días de Navidad un apoyo extra de todos nosotros. Con este gesto no solo estamos ayudando a personas que lo necesitan, sino que estamos redefiniendo cómo será el mundo pospandemia, qué tejido comercial (y por lo tanto qué tipo de ciudad) tendremos, cuáles serán las nuevas pautas de consumo y cuáles son los modelos de negocio que persistirán.