Agentes de los Mossos patrullando cerca del barrio de la Font de la Pólvora, en Girona.
21/11/2024
2 min

Si leen la crónica de la comparecencia de Josep Lluís Trapero en el Parlament sabrán de qué mal podemos morir, y nunca mejor dicho. El informe del director general de los Mossos d'Esquadra fue un retrato robot poco complaciente de nuestra seguridad nacional. A ver, globalmente considerado, Cataluña es un país seguro, pero... la lista deperoses larga.

¿Y las soluciones? Casi de paso, Trapero volvió a los básicos policiales de toda la vida y expresó una intención: que volvamos a ver agentes a pie por las calles. El resultado es evidente: que un coche patrulla se presente en tres minutos donde hay un problema está muy bien, pero eso se llama reaccionar. Por el contrario, la presencia de los policías en la calle puede prevenir y, sobre todo, disuadir. A un mozo que pasa encerrado en el coche patrulla no le puedes ir a decir nada que hayas visto. Y él mismo verá menos cosas sentado detrás de un volante que caminando. Desde los viajes a pie del Espinàs sabemos que para mirar y para entender lo que se mira, es necesaria una velocidad de paso humana.

Es verdad que ahora la eficacia policial está ayudada por todo tipo de ciberherramientas, y que hay teléfonos móviles y cámaras de vigilancia por todas partes, pero con la cámara de vigilancia no puedes hablar. No se puede comparar el trabajo de las máquinas con el efecto multiplicador de seguridad y de tranquilidad ciudadana que desprende a una pareja de policías caminando por una acera. Si existe un factor que ayuda a hacer comunidad es la seguridad. Y en una sociedad tan culturalmente diversa como la que tenemos, más aún. Para conseguirlo son necesarias personas bien formadas y eso vale dinero. En un tiempo sabremos si estamos ante una intención o un cambio real.

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