Subido todavía a la nube de la victoria de Donald Trump, que ha financiado directamente con unos 130 millones de dólares, Elon Musk sigue recibiendo un baño triunfal de multitudes por su jardín de X y proclama: “Ahora vosotros sois los medios”. En un país en el que la Constitución comienza por el sintagma "Nosotros, el pueblo" es muy tentador invitar a la gente a proclamarse "Nosotros, los medios".
Pero una cosa es ser pueblo y la otra es ser medio. Una cosa es que todos los votos valgan igual y otra es que todas las opiniones sean igual de respetables. Al igual que todos nosotros no somos los médicos, ni los maestros, ni los bomberos, tampoco somos los periodistas.
Ciertamente, las redes, que disponen de espacio y tiempo ilimitados, permiten el libre acceso de todos y han expandido exponencialmente la conversación, hasta reescribir la frase de Arthur Miller y permitir decir que las redes son el mundo hablándose a él mismo. Pero de ahí a considerarlas un espejo plano de la realidad hay mucha diferencia. Entre otras razones porque seguro que no oiremos nunca "Vosotros sois el algoritmo”, que es el guardagujas que deriva la conversación y la hace crecer en un sentido o la puede mermar y hacer desaparecer en otro.
Sería de gran ingenuidad considerar que X es un instrumento que Musk ha puesto filantrópicamente a disposición del pueblo, y que nunca trabajará por ninguna opción política o a favor de ningún interés económico, y que nunca operará la censura, y donde la voz de su propietario no estará constantemente sobredimensionada. Y quizás las redes nos han convertido en ciudadanos más polarizados, pero también nos han enseñado a no ser ingenuos.