Imagen de archivo de una vivienda con amenaza de desahucio sobre los ocupantes. PERE TORDERA
06/03/2025
Ingeniero industrial y exministro.
3 min

No puedo dejar de pensar, viendo la situación que nos llega continuamente en estos últimos meses desde todas las partes del mundo, que tenemos razones para estar muy preocupados. Pero, al mismo tiempo, también creo que tenemos la obligación de hacer, dentro de nuestras posibilidades, algo para ayudar a remediarlo. Evidentemente, dejo de lado las enormes tonterías y chorradas de las que se enorgullecen los dirigentes políticos de algunos grandes países, cuyo comportamiento sólo me merece un rechazo total. Me pregunto cómo puede que muchísimas personas de diferentes edades y posiciones sociales les apoyen, tanto en países autárquicos como en democráticos. Pienso que están pasando cosas que no acabamos de entender, pero sin embargo quiero hacer algunas consideraciones que puedan ayudar a combatir la gran cantidad de información falsa o manipulada que circula y que lleva a muchos a decisiones emocionalmente intensas pero generalmente erróneas. Si se realiza un diagnóstico mejor, se podrán empezar a proponer remedios.

1. El conocido "estado del bienestar". Una parte de la humanidad, no toda ni siquiera la mayoría, vivió en la segunda parte del siglo pasado un período de fuerte crecimiento de las economías y también del bienestar, que es lo que importa. Fue posible gracias al aprovechamiento de muchos recursos minerales y energéticos, ya la utilización de grandes avances tecnológicos, pero sobre todo gracias a una serie de decisiones políticas que se fueron poniendo en marcha: la educación obligatoria y gratuita, la universalización de la sanidad también gratuita, la consolidación de las pensiones de jubilación, el establecimiento de un salario mínimo y en resumen un sistema fiscal. Todo ello llevó a una situación que no sólo hacía crecer al PIB sino que reducía las desigualdades, y creaba en una gran mayoría de los ciudadanos una sensación de tranquilidad y confianza en el futuro. Era frecuente que los hijos esperaran, y consiguieran, que su situación fuera mejor que la de sus padres...

2. La situación actual. Si comparamos dónde estábamos hace 50 años y dónde estamos actualmente nos encontramos con muchas más dificultades, tanto fruto de problemas ya existentes pero que se han agravado por falta de actuación, como retos nuevos que tienen causas nuevas. Todo ello ocasionado por los actuales comportamientos de la especie humana en el planeta. Comento algunas realidades con aspectos de tipo ecológico, demográfico y político.

Cada vez va quedando más claro que el planeta no es capaz de soportar a una población como la que tiene actualmente, por la insuficiencia de recursos naturales y por el exceso de residuos, que genera cambios en el clima, calentamiento y otros fenómenos peligrosos por su insostenibilidad. Seguro que deberemos detener el crecimiento de la población, y probablemente habrá que inducir su decrecimiento. Además, debe modificarse de forma importante nuestro modelo de consumo, reduciendo también las diferencias de bienestar que tenemos dentro de los países y entre los países, si queremos evitar graves enfrentamientos de muchos tipos.

El futuro demográfico tiene otros aspectos además del decrecimiento. Las sociedades desarrolladas están viviendo, y vivirán, un fuerte proceso de envejecimiento, debido a la longevidad y la reducción de la natalidad. Esto hará imprescindibles importantes movimientos migratorios y hará necesarias muchas actuaciones de ayuda en los países del Sur Global. Los contenidos que antes he citado como factores positivos que configuraron la mejora del estado del bienestar deben conservarse, y deben llevarse a más países. Pero no sólo debe evitarse que se echen atrás, sino que hay que añadir algunas medidas que los complementen para hacer frente a los cambios demográficos. Pienso sobre todo en el derecho a una vivienda digna, además de ayudas económicas para la gente mayor y sistemas de atención y cuidado para aquellos que lo necesiten. Son tres elementos a añadir a las actuales políticas sociales del bienestar, pero sin reducir las ya existentes.

En el campo político, lo que está pasando ahora me hace pensar que no vamos a resolver los problemas sino que los vamos a seguir agravando. Dicho en términos fáciles de entender, hemos pasado de un período con mayoría de políticas socialdemócratas a un fuerte neoliberalismo que está avanzando de forma peligrosa y cada vez más a la derecha, tanto en los países desarrollados como en otros muchos menos ricos. Esto, además, está llevando a una reducción de impuestos sobre todo a grandes empresas y grandes patrimonios. Faltará dinero público. Urge una revisión y extensión del conocido "estado del bienestar", teniendo en cuenta además que harán falta nuevos recursos para mejorar la seguridad y la defensa. Una vez más, Europa puede ser un ejemplo del cambio necesario, pero sólo podrá serlo si actúa de forma conjunta como un solo estado y si lo hace en colaboración con otras potencias.

stats