El Post 23-J

“El ciclo del 15-M ha terminado”: adiós a los líderes del primer Podemos

Echenique ha sido la última figura destacada de la formación en marcharse

Pablo Echenique en 2014 en Bruselas en una protesta contra que Miguel Arias Cañete fuera comisario europeo de Acción por el Clima
04/08/2023
4 min

Barcelona“Entré en esta sede de la soberanía popular como un intruso, como un representante de los nadies”. En su despedida del Congreso de Diputados, el 26 de julio, Pablo Echenique aún se sirvió de la retórica del primer Podemos. El partido se presentó en 2014 a las europeas intentando canalizar institucionalmente las protestas de los indignados que en 2011 habían llenado las plazas del Estado con el lema: "No somos mercancía en manos de políticos y banqueros". El 23-J ha implicado la retirada de la primera fila de la política de algunas de las caras más visibles de ese momento. Una serie de despedidas que certifican, lo admiten protagonistas y expertos, que el ciclo del 15-M "ha terminado".

Hay dudas sobre hasta qué punto Podemos se puede equiparar al 15-M. El primero era un partido formado por muchos dirigentes que ya tenían experiencia en política, mientras que el movimiento ciudadano surgió de un enfado colectivo pero sin adscripción a siglas. “Nuestros sueños no caben en vuestras urnas”, era una pancarta recurrente en aquel momento de recortes y bipartidismo en el Estado. Los manifestantes denunciaban que los partidos estaban desconectados de la ciudadanía: "No nos representan". Sin embargo, es indudable que Podemos intentó subir a esa ola. "Hizo esfuerzos para recoger estos valores", explica la politóloga Cristina Monge. Así se entiende que Podemos se organizara inicialmente en “círculos” –a imagen de las asambleas del 15-M– y la retórica de su líder, Pablo Iglesias, que cargaba contra “la casta”. También las medidas para favorecer la regeneración democrática, como la limitación de sueldos y mandatos. Pero "la lógica institucional es totalmente diferente a la del activismo", señala la investigadora. Para empezar, se pasa de un “15-M sin liderazgos al hiperliderazgo de Podemos”: “La horizontalidad se difumina a marchas forzadas”.

Hoy Podemos tiene un papel secundario dentro de Sumar, y sus caras más visibles han sido apartadas. A Echenique y a la ministra Irene Montero se añaden otros nombres como el de la secretaria de estado de Igualdad, Ángela Rodríguez; la actual delegada contra la violencia de género, la magistrada Vicky Rosell; el ministro y líder de IU Alberto Garzón, y Jaume Asens, que también quedó fuera de las listas, aunque Sumar le ha recuperado para que negocie la investidura de Pedro Sánchez con Carles Puigdemont. Se suma la pérdida, el 28-M, de las últimas alcaldías del cambio: Ada Colau en Barcelona, José María González, Kichi, en Cádiz y Joan Ribó en Valencia. Es desde los consistorios –de la mano de Podemos, pero también de los comunes y las mareas gallegas– donde lo que se llamaba la “nueva política” en contraposición al antiguo bipartidismo inicia su ascenso. “Ningún otro movimiento se presenta a unas elecciones y consigue tantos ayuntamientos”, dice Xavier Domènech, ex diputado de los comunes y ex secretario general de Podemos. Él reivindica la irrupción en las instituciones, aunque admite que no se pudieron cumplir "muchos de los objetivos iniciales": "El sistema resiste mucho". A su entender, es en 2019 cuando finaliza el ciclo del 15-M y de la nueva política, y el gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podem inicia uno nuevo. “En 2015 la propuesta era asaltar los cielos, ganar”, rememora, pero no pudieron: “De 2015 a 2016, era hacer el sorpasso en el PSOE, pero no se consigue”. Y estas últimas elecciones, el objetivo era “ser terceros para que no lo fuera Vox”: “Es un cambio de objetivos sustantivo”.

“[En 2014] fuimos la primera fuerza en intención de voto en el CIS”, recuerda Teresa Rodríguez, exdirigente de Podemos y portavoz de Adelante Andalucía. El anticapitalista, que rompió relaciones con Pablo Iglesias en el 2020, defiende que “en ese momento empezaron las rebajas programáticas, por miedo a perder la comba de las expectativas electorales”. Denuncia, además, la “burocratización” de la organización, “a veces por protegerse desde fuera, de los ataques de los poderes fácticos”. En este marco sitúa también "lógicas de purga" en la dirección.

“Es un final de ciclo muy claro”, explica el exdiputado y exconcejal de Barcelona Raimundo Viejo: “Cuando uno mira la candidatura de los comunes y de Sumar, es ICV”. Considera que "la izquierda tradicional ha recuperado posiciones": "Un efecto paradójico de la nueva política es la refundación de la izquierda que ellos mismos no acababan de hacer solos". En el mismo sentido se expresa el ex diputado Joan Giner, quien critica que “Podemos no entendió bien el Proceso”, aunque los comunes, especialmente Barcelona en Comú, considera, lo “comprendió” mejor: “Se demuestra que necesitamos una voz propia en Cataluña”.

“Desgaste” de los líderes

El politólogo Ismael Peña destaca, además, el “desgaste” de los liderazgos de esta etapa, que atribuye a un “agotamiento personal”, en parte fruto del “acoso” de algunos poderes, pero también de la poca experiencia en política institucional: "Asistimos a un ocaso de líderes porque no conocen la gestión, no piensan a largo plazo, y no saben administrar equipos". Sin embargo, Domènech reivindica el trabajo realizado en materia de feminismo, derechos sociales y reconocimiento del derecho a decidir desde un partido estatal. "Es gente que se ha dejado la vida", destaca a su vez Viejo: "Hemos hecho lo que hemos podido".

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