Dalmau, el hombre fuerte de Salvador Illa en el Govern
El consejero de Presidencia importa la fórmula de gestión y parte del equipo del Ayuntamiento de Barcelona


BarcelonaLos colaboradores del consejero de Presidencia, Albert Dalmau, le oyen decir prácticamente cada día una frase de cuño propio: "Mirada a la estrategia, pie a las operaciones". Es la filosofía que resume los cambios que Dalmau está tratando de implementar en la administración catalana después de una década en la que, según el PSC, los gobiernos independentistas se distrajeron con el Proceso y descuidaron los servicios públicos. Subir las revoluciones de la Generalitat es uno de los encargos que recibió del presidente, Salvador Illa, quien también ha dejado en manos del titular de Presidencia la coordinación de los departamentos del Govern (y su comunicación). En todo ello, el conseller Dalmau está aplicando las bases de una gestión que ya desplegó en Barcelona, donde ejerció de gerente municipal hasta verano después de ser la mano derecha de Jaume Collboni.
De entrada, Dalmau ya ha activado un comité de expertos para reformar la administración para reducir la burocracia, eliminar la cita previa obligatoria y profesionalizar a los máximos directivos del sector público para que no dependan del color político del gobierno de turno. Pero más allá del horizonte reformista del PSC, que aún no se ha concretado, varias fuentes coinciden en subrayar que desde que llegó a Presidencia el conseller ha estado apretando los caracoles de una administración que los socialistas consideran que va todavía a medio gas. El objetivo es que el Govern pueda lucir resultados después de situar la gestión pública en el centro de su relato. "El presidente nos encargó hacer de la gestión enseña y emblema de este Govern", resume el propio conseller en el ARA. Tienen el reto de hacerlo en minoría y sin haber logrado aprobar presupuestos: gobiernan con los del 2023, que les legó el ejecutivo de Pere Aragonès.
Un primer enemigo
El primer paso fue intensificar la coordinación interna dentro del Gobierno, con más de veinte comisiones interdepartamentales bajo la tutela de Presidencia. La cúpula de la conselleria ha implementado nuevos sistemas de indicadores de gestión y control presupuestario. Fuentes municipales consultadas por el ARA confirman que esta lógica responde a la que Dalmau ya seguía en Barcelona, donde desde 1992 se aplica un férreo control sobre las finanzas para garantizar la capacidad inversora y de gasto del Ayuntamiento. "Es mucho el ADN del Ayuntamiento de Barcelona, que es la escuela de Albert", apuntan. Las mismas fuentes subrayan que en el consistorio Dalmau también hacía mucho énfasis en que las áreas del gobierno no fueran compartimentos estancos y que una de sus grandes obsesiones era que los dirigentes estuvieran a pie de calle y no en el despacho.
A la Generalitat esta manera de hacer ya le ha hecho ganar a un primer enemigo: los subdirectores de la Generalitat, que se han revuelto contra la decisión de eliminarles el teletrabajo para garantizar el contacto con los equipos y que se muevan por el territorio. Precisamente, Dalmau también ha dado órdenes de reforzar la presencia de los cuadros en el territorio para intentar explicar los proyectos del Govern no sólo en clave barcelonesa. En el caso del plan único de obras y servicios de Catalunya, lo ha hecho con reuniones en las delegaciones territoriales del Govern con prácticamente el 70% de los alcaldes de Catalunya. Territori prevé realizar una ronda similar con alcaldes y empresarios sobre el plan para movilizar suelo público para construir 50.000 pisos protegidos. Además, los consejeros tienen como norma realizar una sesión de trabajo con los delegados antes de hacer públicos sus proyectos, con la idea de que si alguno detecta algún conflicto territorial lo avise.
Colaboración público-privada
Para conseguir que los engranajes de la Generalitat estén bien engrasados, los socialistas son conscientes de que necesitan que el personal de la Generalitat se haga suyo el plan de gobierno de Illa, centrado en la revolución económica, para situar a Cataluña de nuevo al frente de la economía española. Éste es el objetivo con el que el ejecutivo ha organizado por primera vez unas jornadas directivas –la primera en diciembre y la segunda en marzo– para que unos 270 altos cargos que normalmente no tienen contacto entre ellos se conozcan y escuchen de los secretarios generales cuáles son sus prioridades. En la última, ya puerta cerrada, tomó la palabra el comisionado para el traspaso de Cercanías, Pere Macias, para informarles a todos de qué se está haciendo con el traspaso de Cercanías, que ya le ha costado a Paneque una petición de dimisión avalada por la mayoría del Parlament. El mensaje fue claro: el problema con Cercanías no es solo un problema de Territori, sino de todo el Govern. Y todo el Gobierno debe estar involucrado en la solución.
La colaboración público-privada es otro de los ejes que Dalmau quiere potenciar desde Presidencia, después de haberse involucrado en primera persona en la polémica Copa América y en el Barcelona Green Deal. Ahora quiere llevarla al corazón de la administración catalana, con una línea de colaboración abierta para que el sector privado haga llegar propuestas para contribuir a la modernización de la Generalitat. Con este objetivo se ha llevado a la conselleria a parte del equipo que le acompañó en su periplo en Barcelona, empezando por su jefe de gabinete, María Carmen Fernández González, su número 2 en el Ayuntamiento, y también Quico Santiago, antes al equipo de comunicación del consistorio barcelonés y ahora director de Comunicación de Presidencia. David Asparó, técnico de prensa en Barcelona, también ha seguido a Dalmau en la Generalitat. De hecho, el aterrizaje de cargos del ayuntamiento no estuvo ausente de polémica, ya que Dalmau fichó a la hermana del alcalde, Iolanda Collboni, como asesora en proyectos estratégicos. Ahora bien, el equipo del conseller no es solo barcelonés: hay fichajes del PSC de todo el territorio, desde Reus hasta el Baix Llobregat, pasando por Hospitalet, Tremp, Maresme y las comarcas gerundenses.