Aragonés fija el referendo como "línea roja" para los pactos postelectorales

El candidato republicano añade la financiación y el refuerzo del estado del bienestar como condiciones irrenunciables

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Pere Aragonès, Laura Vilagrà y Josep Maria Jové al pie de las Cuatro Columnas de Barcelona

BarcelonaIndependientemente de si Esquerra logra quedar en primera, segunda o tercera posición tras el 12-M, al partido se le planteará una disyuntiva clara para intentar tejer la gobernabilidad del país: priorizar un pacto con el PSC o Junts. Hasta ahora, los republicanos han rechazado desvelar cuál es su prioridad y lo que han hecho es hablar de compatibilidad de proyectos. Lo ha hecho este viernes Pere Aragonès, cuando ha fijado las "líneas rojas" que para el partido son irrenunciables de cara a los pactos poselectorales: sentar las bases para un referéndum pactado, impulsar la financiación singular para Catalunya y reforzar el estado del bienestar, que incluye también potenciar el uso de la lengua catalana. ¿Encaja el PSC en estas tres condiciones? A priori no, porque los socialistas rechazan el referendo y también la propuesta de reforma de financiación que ha realizado ERC. Ahora bien, ¿quiere eso decir que los republicanos ya vetan de entrada al PSC? No. De hecho, Aragonès ha evitado hacerlo cuando se le ha preguntado por esta cuestión: "Dependerá de las propuestas".

"Son tres líneas rojas a partir de las cuales aspiramos a liderar y arrastrar a todo el mundo y tener amplias mayorías", ha justificado el candidato de ERC al 12-M. En las últimas semanas, Aragonès había admitido que el proyecto de los republicanos y el de los socialistas eran "incompatibles", una forma de decir que no veía posibilidades de gobernar juntos. Sin embargo, es cierto que Esquerra y el PSC han pactado los dos últimos presupuestos de la Generalitat –los del 2024 no vieron la luz por el no de los comunes en las cuentas–. Este viernes Aragonés no ha sido tan explícito y se ha limitado a pedir tener más "fuerza" para presionar al Estado –y, por tanto, también a los socialistas– para pactar un referéndum. De hecho, los republicanos aseguran que al igual que el gobierno español ha aceptado a los indultos, derogar el delito de sedición y la amnistía, el independentismo también puede forzarle a negociar un referéndum.

Tanto el referéndum como la reforma de la financiación autonómica para que Cataluña tenga la llave de la caja son propuestas que de entrada comparte Junts, pero la relación con el partido de Carles Puigdemont está muy tocada desde hace tiempo y, especialmente , desde que los junteros abandonaron el Gobierno. En el primer día de campaña y desde el pie de las Cuatro Columnas de Puig y Cadafalch en Barcelona, ​​Aragonès se ha afianzado en la vía negociadora con el Estado para negociar un referéndum y ha vuelto a reprochar a Junts que se haya añadido ahora después de criticarla.

El acuerdo de claridad

El presidente, en este sentido, ha recordado que su gobierno ya inició el camino para sentar las bases para negociar un referéndum con el gobierno español. El ejecutivo encargó a un grupo de expertos elaborar un informe para un acuerdo de claridad que sirviera para sentar las bases de una salida política pactada con el Estado y el Instituto de Estudios del Autogobierno estableció sus vías jurídicas –propuso el artículo 92 de la Constitución como camino prioritario a seguir.

Aragonès ha asegurado que quiere dar continuidad al acuerdo de claridad si vuelve a presidir la Generalitat y se ha comprometido a "interpelar" al resto de formaciones. Aunque se había comprometido, el presidente decidió finalmente no convocar la mesa de partidos esta legislatura para presentarles el informe al considerar que los grupos se habían situado en una dinámica partidista a raíz de la negociación de los presupuestos. Sea como fuere, el presidente de la Generalitat considera que el acuerdo de claridad sienta las bases para que el Estado se avenga a negociar las condiciones de un referéndum, pero ha recriminado a los socialistas que no hayan puesto ninguna propuesta sobre la mesa para resolver el conflicto político.

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