Análisis

Ni ERC es hegemónica, ni Cs se ha zampado al PSC ni Junts se ha escindido: ¿qué puede pasar a partir de ahora?

Los tres escenarios posibles en el mapa de partidos catalán

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Aragonés, Isla y, en un segundo plano, Batet en el debate de política general.

BarcelonaEl mapa político catalán fue bastante estable en el período entre 1980 y 2003, en el que se estableció una suerte de partidismo que no estaba basado en la alternancia, sino en el reparto de esferas de poder: CiU ganaba las elecciones catalanas y gobernaba la Generalitat mientras el PSC se imponía a las elecciones generales ya las municipales, con el Ayuntamiento de Barcelona como júbilo de la corona. Había dos grandes partidos capaces de alcanzar el millón de votos y tres partidos pequeños que se movían entre el 5% y el 15% de los votos (ERC, PP e ICV). Este equilibrio se rompe con el primer gobierno tripartito (2003-2006), porque los socialistas pasan a dominar las dos bandas de la plaza de Sant Jaume, pero no es hasta las elecciones catalanas del 2010 que el bipartidismo salta por los aires. Había durado treinta años.

De un sistema con dos grandes partidos se pasa a otro donde solo hay un partido grande, CiU, uno medio, el PSC, tres pequeños (PP, ICV y ERC) más la irrupción de Ciutadans (y más tarde de la CUP). La hegemonía convergente se extenderá durante un período muy corto, de dos años, en los que ganará también las elecciones municipales y españolas de 2011. Si durante los gobiernos tripartitos el color de las dos bandas de la plaza de Sant Jaume eran el mismo , entre 2011 y 2015 también con Artur Mas en la Generalitat y Xavier Trias en el ayuntamiento de la capital.

En el 2012, al inicio del Proceso, el mapa vuelve a experimentar una sacudida cuando ERC supera al PSC en escaños en el Parlament y CiU no logra la ansiada mayoría absoluta. Se entra entonces en un ciclo muy volátil, con ganadores distintos según las elecciones. ERC gana las europeas del 2014, CiU las municipales del 2015 (pero Ada Colau desbanca a Trias), JxSí las catalanas del 2015, los comunes las generales del 2015 y 2016, Cs las catalanas del 2017, ERC las municipales del 2019 es alcalde de Barcelona), Juntos las europeas del 2019, ERC las dos generales del 2019, el PSC las catalanas del 2021, las municipales y las generales del 2023... En este período 2012-2022 ha parecido que ERC debía ser el nuevo partido hegemónico, que el PSC acabaría deglutido por Cs y que el paso de CiU a Junts por Catalunya fragmentaría en mil pedazos el espacio postconvergente. Al final nada de todo esto ha pasado y se ha llegado a una situación de cierto equilibrio que podríamos llamar el tripartidismo PSC-ERC-Junts, tal y como se vio en las últimas elecciones catalanas del 2022. La victoria socialista en las municipales del 28 de mayo y, sobre todo, en las generales de 23 de julio genera ahora la duda de si estamos a las puertas de un nuevo cambio. Vemos cuáles son los escenarios más probables a partir de ahora.

Escenario 1: Hegemonía socialista

En este escenario, el PSC se consolidaría como la primera fuerza en Catalunya a cierta distancia de los dos principales perseguidores, Esquerra y Junts per Catalunya. Para que Salvador Illa tenga todas las cartas en la mano para ser presidente de la Generalitat necesita que el independentismo no sume mayoría (lo que nunca ha pasado en unas catalanas). Si, además, puede optar entre hacer un tripartito de izquierdas o una sociovergencia con Junts, mejor aún. Con Isla de presidente, Jaume Collboni de alcalde de Barcelona y la cuota de ministros en el gobierno Sánchez, el PSC habría conseguido su viejo sueño de ser el partido hegemónico en Catalunya. Pero esta vez no lo habría logrado por la vía de aglutinar el voto de izquierdas, como intentó Pasqual Maragall en su día, sino situándose en el centro del tablero y sumando una parte de votante de centro o directamente conservador en el su electorado tradicional metropolitano.

Escenario 2: Regreso al bipartidismo PSC-Junts

En ese caso, lo que se produciría sería un derrumbe de ERC, que volvería a la condición de partido pequeño, mientras que el PSC y Junts se disputarían la hegemonía como durante el pujolismo. En privado, muchos dirigentes socialistas y junteros sueñan con este escenario porque consideran a ERC un factor de distorsión de la política catalana, un recién llegado que no cuenta con los cuadros suficientes para llevar la maquinaria de la Generalitat ni para negociar con la administración del Estado. El problema es que, para que este bipartidismo sea estable, ambos partidos deberían renunciar a la sociovergencia, porque esa alianza alimentaría a ERC y otras opciones.

Escenario 3: Mantenimiento del tripartidismo

Un tercer escenario es que no ocurra nada y se mantenga el equilibrio actual. Éste es el peor de los tres para el PSC, que aspira al primero y no ve con malos ojos el segundo, pero este tercero no desharía el empate con ERC –y Junts– y dificultaría el acceso de Salvador Illa a la presidencia de la Generalidad. En cambio, para los republicanos sería un buen resultado mantenerse en la lucha por la hegemonía después de los últimos malos resultados electorales y el desgaste por la gestión de gobierno. En este escenario, el resultado de las próximas elecciones catalanas estaría muy abierto y podría ganar cualquiera de los tres partidos, pero lo que parece claro es que se mantendría a la mayoría independentista.

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