Partidos

Errejón, la última voz en caer del 15-M

La caída del exportavoz de Sumar deja tocada a Yolanda Díaz mientras Podemos ve una oportunidad para reivindicarse

Irene Montero, Íñigo Errejón, Carolina Bescansa, Pablo Iglesias y Ada Colau, entre otros, en un acto de campaña de las elecciones generales de 2016

BarcelonaÍñigo Errejón es la última cara que ha quedado borrada de la fotografía de los cinco fundadores de Podemos que estuvieron en el Teatro del Barrio de Lavapiés, en Madrid, en enero del 2014. Ni Pablo Iglesias, ni Teresa Rodríguez, ni Juan Carlos Monedero ni Miguel Urbán, ninguno de ellos, forman parte ya de la primera línea política ni están al frente de un partido que había irrumpido para dar la vuelta al tablero político –solo Iglesias sigue defendiendo el proyecto–. La salida de Errejón, a diferencia del resto, no ha sido por razones políticas, sino que las acusaciones de acoso sexual que hacía tiempo que le sobrevolaban han precipitado su caída. Con Errejón no solo se va una de las piezas que han apuntalado el espacio a la izquierda del PSOE en los últimos diez años, sino también a la persona con la que Yolanda Díaz había depositado buena parte de su confianza para tejer Sumar. El partido de la vicepresidenta segunda del gobierno español debía servir para unificar un espacio acostumbrado a luchas fratricidas. Sin embargo, la herramienta se ha demostrado quiebra.

El caso Errejón es el último capítulo que ha contribuido a hacer aún más profunda la crisis que vive el espacio. Podemos, impulsado por el 15-M, pretendía unificar toda la izquierda del PSOE a su alrededor, incluida Izquierda Unida, para intentar hacer el sorpasso a los socialistas. Un objetivo que ya generó tensiones con el partido que entonces lideraba Alberto Garzón y que sólo acabó plasmándose en una alianza electoral en junio del 2016. No lograron el objetivo y, de hecho, es aquí donde también habían aflorado las tensiones estratégicas entre Iglesias y Errejón, pero también con los Anticapitalistas que entonces encabezaba Teresa Rodríguez –abandonó Podemos tras el pacto con el PSOE por el gobierno de coalición–.

Con Errejón, precisamente, desaparece una de las figuras que más polarizaba el espacio, junto a Iglesias. Ambos se enfrentaron en una batalla desacomplejada en 2017 en la segunda asamblea de Podemos. Iglesias ganó el pulso y el encaje de Errejón se demostró inviable hasta que el ya exdiputado acabó abandonando la formación lila para fundar Más Madrid en el 2019 –el partido que ahora lidera Mónica García también ha acabado distanciándose' n–. Eso sí, antes de las elecciones generales del 2023, Errejón logró una suerte de victoria póstuma con el veto a Irene Montero, con quien la animadversión era mutua.

Ahora bien, más allá de las disputas personalistas y estratégicas de los últimos diez años, el escándalo que vincula a Errejón ahora va más allá, porque deja al descubierto la gestión de prácticas de acoso sexual que muchas voces del espacio admiten que ya conocían. "Nuestro compromiso contra el machismo y por una sociedad feminista es firme y sin excepciones", decía Yolanda Díaz en un mensaje a X después de que Errejón anunciara su dimisión. Ahora bien, pese a la investigación abierta por Sumar, formaciones como Izquierda Unida lo ven insuficiente y han pedido explicaciones a quien lo encubrió.

El futuro de Sumar

La marcha de Errejón deja tocada a Yolanda Díaz y ha reavivado la batalla entre los partidos del espacio. La vicepresidenta había depositado en Errejón el peso del grupo parlamentario y también la estrategia de Sumar. El coordinador general de Izquierda Unida, Antonio Maíllo, en este sentido, pidió una "catarsis" en el partido de Díaz. La organización deberá afrontar su futuro en la asamblea de diciembre ante los recelos de Izquierda Unida o Más Madrid, los cuales habían apuntalado a Sumar, pero que ahora incluso ponen en duda que se pueda repetir la coalición de las generales del año pasado.

Los comunes –que decidirán su futuro en la asamblea de este noviembre tras encadenar varios batacazos electorales– habían sido los principales valedores de Díaz y Sumar, pero han empezado a separarse de ellos. reivindicando la autonomía de su espacio y su historia en Cataluña a medida que el proyecto ha ido haciendo aguas. La marcha de Ada Colau abre una nueva etapa dentro del partido, que asume que tendrá que buscar nuevos liderazgos mientras potencia los que ya tiene en el Parlament, con Jéssica Albiach –que dejará la dirección del partido–; en el gobierno español, con Ernest Urtasun –también portavoz de Sumar–; o en el Congreso, con Aina Vidal y Gerardo Pisarello.

La nueva ejecutiva de los comunes tendrá varias carpetas sobre la mesa. Una de las más importantes es qué relación quieren tener con los socialistas en Cataluña. Mientras en el Parlament los comunes chutan el balón adelante y mantienen un perfil bajo ante Isla a la espera de cómo evolucione la negociación de presupuestos –que condicionan la vivienda–, en Barcelona ya reivindican que su sitio está en la oposición hasta el 2027. De hecho, Colau también se ha mostrado partidaria de no cerrar un pacto de gobierno con el PSC en la Generalitat, a la vez que reivindica rehacer puentes con Podemos y el resto de las izquierdas.

El papel de Podemos

Ante la crisis de Sumar, Podemos ve una oportunidad para reivindicarse como el espacio de la izquierda transformadora que mantiene vivo el clamor del 15-M, y quiere aprovechar la negociación de presupuestos de 2025 para marcar perfil. El partido ha convocado una consulta en sus bases para pedirles si deben condicionar su voto favorable a las cuentas estatales a dos condiciones: que el gobierno español rompa relaciones con Israel, y bajar "por ley" un 40% el precio de los alquileres y prohibir la compraventa de vivienda si no es para residir en ella.

Fuentes del partido lila son conscientes de que esto tensa la cuerda de una negociación que ya es muy difícil para el gobierno español por las presiones de Junts, para que Catalunya reciba más dinero a cuenta del margen de déficit de las administraciones para este año. Sin embargo, consideran que corresponde al gobierno español ligar los apoyos de todos los socios. Y lamentan, en este sentido, que Sumar haya renunciado a defender estas tesis dentro del gobierno español en favor de posiciones, a su juicio, más blandas con los socialistas. "Nosotros nos hemos limitado a tomar las demandas de la calle", aseguran fuentes de la ejecutiva al ARA. Los próximos meses serán claves para ver si el espacio a la izquierda del PSOE es capaz de recomponer sus piezas para evitar que la crisis que ya vive se haga aún más profunda.

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