Crónica

¿Quién es la estrella en la Fiscalía?

Teresa Peramato toma posesión el día en que Álvaro García Ortiz reaparece públicamente en medio de múltiples muestras de aprecio

Félix Bolaños saluda a Álvaro García Ortiz bajo la mirada de Teresa Peramato y Dolores Delgado
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MadridRara vez los jueces ven con sus propios ojos las consecuencias de sus decisiones. Y este jueves ha sido uno de esos días. La mayoría de los magistrados del Tribunal Supremo que condenaron a Álvaro García Ortiz han sido testigos, desde primera fila, de la toma de posesión de su sucesora como fiscal general del Estado, Teresa Peramato. 786 días después, el alto tribunal cerró el círculo y cosechó los frutos de una sentencia sin precedentes que significará un punto de inflexión.

Un acto de seis minutos en el solemne Salón de Plenos del Supremo –que acogió el juicio del Proceso– sin coma fuera del guión y con un protocolo seguido al dedillo ha servido para solemnizar el nombramiento de Teresa Peramato. Entre el público, jueces, fiscales, magistrados del Constitucional y vocales del Consejo General del Poder Judicial. En un extremo de la mesa presidencial estaba Andrés Martínez Arrieta, ponente de la sentencia contra el fiscal general. Al otro, Andrés Palomo, que fue partidario de exonerarle y se opuso a enviarlo a juicio. Más adelante, Manuel Marchena estaba escoltado por Jaime Moreno y Fidel Cadena –con Consuelo Madrigal cerca–, los fiscales del Proceso que plantaron cara contra Álvaro García Ortiz por la amnistía en la malversación. Fueron apartados, pero la sala Penal acabó acogiendo su razonamiento por excluir a los líderes independentistas de la norma del olvido penal.

Posteriormente, en los pasillos del Supremo se han ido sucediendo conversaciones y saludos. Hubo una que llamó especialmente la atención: uno de los jueces que firmaron la condena del fiscal general, preocupado por las investigaciones de los historiadores del futuro, reivindicó ante un ministro que "en las sentencias es donde está la verdad". Y –irónicamente– le ha pedido consejo sobre la pertenencia de asistir también a la toma de posesión de Teresa Peramato en la Fiscalía. Rodearse de fiscales no le ha parecido buena idea.

Del Supremo a Fortuny

Hora y media más tarde, en la calle Fortuny de Madrid –la sede de la Fiscalía–, el protagonismo ha sido compartido. Teresa Peramato recogía felicitaciones en su estreno oficial mientras Álvaro García Ortiz coleccionaba abrazos y oídas muestras de efecto. Con una sonrisa bastante radiante, apareció en el patio central de la Fiscalía a las doce en punto y no paró de saludar. Era su reaparición pública después del juicio y su corbata, visiblemente descolocada, atestiguaba de primera mano el calor que iba recibiendo.

Los ánimos físicos se han traducido en palabras de apoyo al discurso de Teresa Peramato, que le ha querido expresar públicamente su "reconocimiento, respeto, admiración, agradecimiento y cariño". Unas palabras seguidas de 22 segundos de aplausos. Más tarde, en plena tormenta en el PSOE por los casos de presunto acoso sexual, la nueva fiscal general del Estado –experta en violencia de género– ha instado a la sociedad, las instituciones y las organizaciones a tener un "posicionamiento claro y activo" contra los "atentados contra la libertad sexual de las mujeres".

Al finalizar el acto, el ministro Félix Bolaños saludaba a Álvaro García Ortiz y le presentaba como "la estrella" del día. "La estrella es Teresa", contestaba él. De momento, tras ser inhabilitado como fiscal general, todavía no está claro si en las próximas semanas se reincorporará como fiscal de sala –él evita pronunciarse ahora y su entorno reconoce que existe cierto debate jurídico al respecto–. Eso sí, a pesar de tangenciales dudas iniciales, se ha colocado en la foto que se han hecho en la escalinata de honor todos los que lo son. Él estaba en la última fila. No quería visibilidad. Pero los abrazos que después ha continuado recibiendo y que le han impedido centrar esfuerzos en deleitar al vino español que se servía le han convertido en el protagonista. La mentira del entorno de Isabel Díaz Ayuso le ha acabado derrotando en los tribunales, pero no le ha quitado la estima que le ha demostrado todo su "entorno".

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