La legislatura catalana

Final de ciclo, nueva etapa

El expresidente Carles Puigdemont y candidato de Junts, Carles Puigdemont, en la rueda de prensa de este lunes, al día siguiente de las elecciones.
02/09/2025
2 min

BarcelonaDespués de que el president Illa reciba al president Puigdemont en la delegación de la Generalitat en Bruselas, el ciclo abierto en 2017 por el Procés y la dura respuesta del estado español estarán más cerca de cerrarse. Es evidente que la prolongación del ciclo represivo por la resistencia del poder judicial a aplicar la amnistía ha hecho más largo el camino y más costosa la normalización. Pero, poco a poco, el ciclo se va cerrando a pesar de la permanencia de las expresiones de indignación en uno y otro lado.

La realidad suele acabar imponiéndose tanto a los intransigentes como a los irredentos. El president Puigdemont, aceptando desplazarse a un despacho oficial de la Generalitat en Bruselas, confirma el reconocimiento del actual president al tiempo que Illa reconoce la figura del president exiliado y su significación como líder referencial del nacionalismo catalán. Ahora ya solo hace falta que por fin se complete el ciclo de la amnistía y que Puigdemont pueda volver con todos los honores, después de la pifia de la tocata y fuga que dejó descolocado a todo el mundo el 8 de agosto del año pasado. Y se cierre así un episodio que se arrastra desde el 2017, el Procés, para abrir una nueva etapa que pasa, sin duda, por la recomposición de la política catalana, sobre todo en el caso de Junts, que necesita una profunda renovación ideológica, orgánica y política si quiere seguir siendo el referente de la derecha nacionalista.

Naturalmente, este encuentro que abre la puerta a una nueva etapa cuenta con la complicidad del presidente Pedro Sánchez y del gobierno español. Y, por mucho que desde Junts se le quiera quitar importancia, forma parte de los pasos necesarios para que Puigdemont vuelva sin pensar en huir y de esta forma, tras recibir el reconocimiento de los suyos, pueda dejar vía libre para reformular el proyecto político, con nuevas ideas y libre de las cargas del pasado. No será automático. Habrá ruido y las derechas españolas pondrán el grito en el cielo hablando de impunidad y haciendo proclamas de indignación por entregar la patria a los delincuentes. Pero, guste o no a los protagonistas y a los represores, a víctimas y verdugos, el ciclo abierto en el 2017 está agotado. Y ahora toca pasar página y emprender otros caminos. Y a Puigdemont y su entorno, contribuir a ello dejando paso a nuevas personas para renovar y relanzar a la derecha nacionalista catalana atrapada entre una aventura frustrada y la colonización de parte de su espacio por Aliança Catalana.

El regreso y reconocimiento de Puigdemont lo situarían en un cierto lugar en la historia de Catalunya, pero lo obligan a dejar paso para que se pueda reconstruir un espacio ahora mismo parado en la memoria y el desconcierto, que buscaba en la imagen de presidente de un exilio sin épica el referente para protegerse, pese a estar parados en la melancolía. Empieza una nueva etapa, desde el conocimiento del pasado, y todo el espacio político catalán tiene que ponerse al día. Y el estado español tiene que asumir que ese episodio ya es historia. Adiós a la represión y a la melancolía. Recuperemos la palabra. Y los que se resistan, a uno y otro lado, quedarán en evidencia.

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