PERFIL

Jaume Giró: el debut convulso en política de un ex directivo de La Caixa

A pesar de su perfil gestor, el 'conseller' gana peso político dentro de Junts

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NÚRIA ORRIOLS GUIU
4 min
Jaume Giró

Barcelona“Menudo estreno. Tómeselo con calma, que esto acaba de empezar”. Son palabras de la portavoz socialista, Alícia Romero, dirigiéndose al consejero de Economía, Jaume Giró, durante el debate de presupuestos al Parlamento . El ex directivo de La Caixa, nacido en Badalona en 1964, aterrizó en el Govern a propuesta de JxCat como un técnico independiente, asociado a la élite económica y con un carácter más gestor que político. Pero después de medio año al frente de Economía ha resultado ser protagonista de los debates más candentes de esta legislatura y ha marcado un perfil político propio: impulsó los avales al Tribunal de Cuentas para los excargos de la Generalitat y ahora ha pilotado la negociación de los presupuestos, que ha comportado un nuevo enfrentamiento con ERC. También ha demostrado ser un heterodoxo: ser el conseller más rico del Govern -7,1 millones de euros de patrimonio- no le ha impedido reivindicar sus orígenes -“Vengo de una familia humilde de Badalona, de un piso de alquiler de 60 metros cuadrados, y sin ventana en la habitación. Estudiaba en el comedor”, dijo en el pleno- y ha mantenido posiciones que han sorprendido a más de uno con cuestiones como la ampliación del aeropuerto, que abanderaba Junts pero él no veía clara. Hay dirigentes del partido que lo tachan de “conseller revelación” y esto ya levanta suspicacias entre los que tienen aspiraciones políticas y lo empiezan a ver como un competidor. Jaume Giró intenta escaparse del ruido -siempre dice que no quiere hacer carrera política y que está centrado en hacer cosas que “perduren”, como los avales, que la Generalitat pueda volver a salir al mercado o un banco público-, pero lo cierto es que desde Junts se le reconoce un liderazgo en el Govern que algunas voces contraponen al del vicepresidente, Jordi Puigneró.

A Giró se le metió entre ceja y ceja pactar los presupuestos con la CUP y, a pesar de su pasado a La Caixa, tenía buen feeling personal con la anticapitalista Eulàlia Reguant, con quien mantiene contactos a pesar del no de la CUP a las cuentas. Giró siempre creyó que podía conseguir un pacto con ella, hasta que el 16 de noviembre tomó conciencia de que no habría acuerdo con la izquierda anticapitalista. Aquel día él y el presidente, Pere Aragonès, se reunieron con cuatro representantes de los cuperos porque a pesar de la enmienda a la totalidad anunciada aquella misma mañana querían seguir negociando. La que tenía que ser una reunión de esperanza, sin embargo, fue un baño de realidad. De allí Giró salió con el convencimiento de que la CUP “no quiere pactar” porque pone sobre la mesa renunciar al Hard Rock, a los Juegos Olímpicos de Invierno, al Circuito de Catalunya y a subir impuestos. “Cuando estás cerrando una negociación y vuelves a pedir catorce cosas que sabes que el otro no quiere es que no esperas un acuerdo”, reflexiona el entorno del conseller, que liga el no de la CUP al descontento con el pacto de investidura con ERC y no al contenido de las cuentas. Con el no de los cuperos, Giró se sitúa en el “presupuestos o presupuestos” -“Las cuentas se pactan con quienes se puede, no con quienes se quiere”, dice un miembro del ejecutivo-, en contraposición a otros dirigentes como Elsa Artadi, con quienes algunas voces creen que hay cierta distancia por el hecho de que Giró ocupó un cargo que tenía que ser para ella pero al que renunció. A pesar de que lo acata, la decisión de la dirección de Junts de evitar la foto con los comuns desconcierta al departamento. “Parece que sea Aragonés el que salve los presupuestos”, lamenta uno de los consultados, que subraya que el “papel” que se negocia con los de Jéssica Albiach sale de Economía.

Las tensiones ERC-JxCat

El conseller es un pragmático como, a diferencia de lo que pasa en el grupo parlamentario, lo han sido durante la crisis el resto de miembros de JxCat en el Govern. El entorno de Giró defiende que se puede tener un discurso “radical” y a la vez ser “responsable en la gestión política”. “Giró está descubriendo el punto de irracionalidad que tiene la política”, resume un dirigente que lo conoce bien. El ex directivo es un relaciones públicas que tiene la “mejor agenda” de Barcelona, afirma un colaborador, pero hasta ahora no había vivido en propia piel el Govern y, sobre todo, las relaciones ERC-Junts, cargadas de heridas desde 2017. Giró vive mal que no haya “unidad” del independentismo y ya intuía que si la CUP salía de la ecuación sufriría el fuego cruzado entre los dos partidos de Gobierno . “Prefiere un mal acuerdo a una bronca”, constata un consultado. A pesar de que probablemente no hubiera tenido problema para reunirse con Albiach, ha sido “leal” en los mandatos de la dirección de Juntos, pilotada por Jordi Sànchez, con quien mantiene hilo directo.

Giró está cada día en el despacho a las 7.30 de la mañana, lo quiere tener controlado -lo sufren sus colaboradores- y es un lector compulsivo de informes económicos y de la prensa (no de Twitter, que no tiene). Ahora, sin embargo, también ha cogido la novela La otra orilla (Suma), de Elena Moya, y alguien que lo conoce bien dice que quiere ver el final de La casa de papel.

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