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Núria Marín deja la alcaldía de Hospitalet de Llobregat

Tras 16 años, la dirigente del PSC pasa la vara al nuevo alcalde, David Quirós, y continuará como senadora

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Nuria Marín, en el pleno de este sábado

BarcelonaNúria Marín se ha despedido este sábado del Ayuntamiento de L'Hospitalet de la misma forma que lo hizo Celestino Corbacho cuando, en el 2008, le cedió la vara de alcaldesa: a medio mandato y designado a un sucesor, David Quirós, que le ha acompañado allá donde iba en el último tramo al frente del consistorio. Marín, que también es senadora por designación autonómica, pone punto y final a una etapa que inició como concejala en 1995 en una ciudad que se ha esforzado en transformar para que no fuera nunca más, como ella misma explica, un suburbio de Barcelona y pueda competir económica y culturalmente con la vecina capital catalana. De hecho, en su última intervención, en la que ha simultaneado el catalán y el castellano, lo ha vuelto a reivindicar: "Hemos convertido un viejo suburbio y una ciudad dormitorio en los años 70 en la segunda ciudad de Catalunya, no sólo en habitantes sino también en economía y puestos de trabajo".

El Mobile World Congress, la transformación urbanística de la Gran Vía o el distrito cultural en el que ahora ha instalado Rosalía su estudio han crecido bajo su mandato. Son proyectos que ha desarrollado en paralelo a programas de becas comedor y subvenciones a la guardería en una ciudad marcada por las desigualdades, y donde comienzan a aflorar problemas graves con la especulación con la vivienda (por ejemplo, con la proliferación de pisos turísticos) y por la falta de agentes en la Guardia Urbana. Todo ello hereda David Quirós, elegido nuevo alcalde de la segunda ciudad más grande de Catalunya en un pleno extraordinario este sábado.

Alcaldesa a pie de calle

La proximidad de Marín con los vecinos es uno de los puntos fuertes de la alcaldesa que sus colaboradores señalan. Es una líder con carácter ya la que no se le caen los anillos para pisar los barrios para saber qué reclaman los vecinos. "Ha escuchado mucho a las entidades y tiene mucho contacto. Lo que después se haya hecho o no... Aquí ya no entro", dice al ARA un vecino de la asociación de Collblanc y la Torrassa, el barrio natal de la alcaldesa, que pone en valor la actitud de escucha de la también vicepresidenta del PSC. Marín ayuda en las fiestas mayores de los barrios e incluso es asidua del club de petanca (en la última campaña, le ganó una partida a Salvador Illa en Bellvitge). "Tendrías que verle en el patio de una escuela. Todos los niños se le acercan", comenta el vicepresidente del Parlament y diputado del PSC David Pérez. Ambos se conocieron en las juventudes socialistas, donde ella ya mostraba "dotes de liderazgo", y después trabajaron codo con codo como funcionarios en el consistorio.

Partida de petanca con Salvador Illa, David Pérez y Núria Marín en Hospitalet.

En las juventudes, Marín también conoció a su marido. Ambos siguen viviendo en la Torrassa de L'Hospitalet, una ciudad de la que la hasta la fecha alcaldesa se declara enamorada y donde ha gobernado durante los años álgidos del Proceso. El 1-O, al ser testigo de las cargas de la policía en la escuela Can Vilumara de la ciudad, una enfurecida Núria Marín se encaró a los agentes y les espetó: "Marche de L'Hospitalet".

El caso del Consejo Deportivo

Los altibajos del mandato 2019-2023, con la pandemia de por medio, han influido en la decisión de Marín de ceder ahora la vara. Lo hace después de haber perdido por un concejal la mayoría absoluta en las elecciones de hace un año y haber dejado también la presidencia de la Diputación de Barcelona. Allí se reencontró con Corbacho, que había roto el carnet del PSC en el 2018 y había fichado por Ciutadans porque consideraba que los socialistas habían sido demasiado blandos con el Procés. Quien había sido su mentor le declaró la guerra públicamente acusándola de haberle traicionado y arrinconado una vez le cogió el relevo. Pero el gran varapalo llegó con el escándalo del Consell Esportiu: Marín fue detenido por presunto desvío de fondos a través de las subvenciones de este ente, pero la jueza acabó archivando el caso contra ella.

La instrucción del caso del Consell desató un terremoto dentro del PSC de L'Hospitalet, lo que le generó algún otro enemigo declarado, y acabó con el denunciante, el entonces concejal Jaume Graells, fuera del gobierno lamentando que el partido le hubiera dejado en la estacada y, en cambio, hubiera cerrado filas con los imputados. Graells, que ahora lidera el grupo municipal de Esquerra, lamenta que Marín no renunciara a renovar un aparato municipal heredado de Corbacho donde, después de más de 40 años ininterrumpidos de gobiernos socialistas, no se sabe dónde comienza el partido y dónde lo hace administración. "Peca de personalismo y de falta de equipo. No rinde cuentas ni quiere participar en los debates", critica Graells.

¿Cuál es el futuro político de Núria Marín? Por ahora, el de senadora en un cuarto donde ella misma reconoce que frunce la nariz cada vez que el PP aprovecha su mayoría absoluta para darle la zancadilla al gobierno de Pedro Sánchez. Fuentes del PSC descartan que el movimiento busque situarla en la bancada para una posible consejería de un hipotético Govern de Salvador Illa, con quien, de hecho, no tiene una relación muy estrecha. Ahora bien, Marín deja una asignatura pendiente y se ha encargado de recordárselo a Pedro Sánchez cada vez que ha pisado Catalunya: el soterramiento de las vías del tren que dividen L'Hospitalet en dos. Tendrá que asumirlo Quirós, que llega al cargo después de que Fran Belver, mano derecha de Marín hasta ahora, también se marche del Ayuntamiento este sábado.

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