Independentismo

ERC y Junts ponen en juego en otoño el futuro del independentismo

Los partidos afrontan dos congresos clave en octubre y noviembre para intentar recuperar la iniciativa

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Oriol Junqueras (ERC) y Jordi Turull (Juntos) EFE/ JJ Guillen

BarcelonaEl otoño ha sido en los últimos años una época caliente para la política catalana y este año no se espera menos, con la coincidencia de dos congresos clave de los dos principales partidos soberanistas, en un momento de profunda desorientación del movimiento. Después de que Salvador Illa se haya convertido en presidente de la Generalitat gracias a un pacto con los republicanos y una vez la mayoría independentista se ha perdido por primera vez desde el inicio del Proceso, ambas formaciones llegan a sus congresos más peleadas entre sí que nunca, y con cuestiones pendientes de resolver. Pero lo que deben abordar, en uno y otro caso, es diferente.

Los junteros tienen la cita el fin de semana del 27 de octubre, y los republicanos no se ponen de acuerdo ni en la fecha. Está previsto que se haga el 30 de noviembre, pero los junqueristas reclaman que se avance. Para los republicanos está en juego el liderazgo, mientras que para los junteros la estrategia es el punto clave. En ambos casos afrontan una pérdida de poder considerable, y miran al futuro con estrategias divergentes. ¿Hacia dónde van Junts y ERC?

¿Quién liderará el partido?

El apoyo al liderazgo de Carles Puigdemont es ampliamente mayoritario en Junts. Lo que se cierne es la incertidumbre sobre el papel que querrá jugar. Desde que dejó la presidencia del partido en junio de 2022, no ha tenido responsabilidades orgánicas, pero ha seguido ejerciendo de líder. Será pronto cuando desvele qué quiere hacer, mientras toma fuerza que continúe al pie del cañón y no deje la primera línea política, como había prometido si no era investido presidente. Ahora bien, también existe la incógnita de si continuará el tándem en la dirección, entre el propio Turull y Laura Borràs, para reflejar la pluralidad de talante. En cualquier caso, Turull remarcó que no era un congreso de "sillas" ni para cambiar cargos, sino para fijar la estrategia con el nuevo contexto.

En Esquerra esto es diferente. El partido está dividido entre el sector cercano al expresidente de la formación Oriol Junqueras y el próximo a la secretaria general, Marta Rovira, las dos caras visibles del proyecto desde hace más de una década. Esta semana la alternativa a Junqueras presentó su proyecto en Barcelona, ​​y el expresidente de la formación presentará su el 21 de septiembre en Olesa de Montserrat. El congreso debe decidir si Junqueras revalida la presidencia, o si la alternativa construye una candidatura –sin la secretaria general, que ya ha anunciado que no se va a presentar– que convenza a la militancia del relevo. El conflicto sobre la fecha es una prueba del choque entre sectores. La dirección aprobó que fuera el 30 de noviembre, para alejarle del ciclo electoral, pero el junquerismo quiere adelantarle aferrándose a los estatutos.

¿Colaborar o confrontar con el gobierno de Isla?

Juntos está liderando la oposición y ya ha evidenciado el perfil duro ante "el gobierno más españolista de la historia", a su juicio. De hecho, ya ha pedido la comparecencia de Isla para que explique por qué se ausentó del homenaje del 17-A y en cuanto a los nombramientos de consejeros y altos cargos con acusación de "nepotismo". También ha acusado a ERC y al PSC de "mentir" con el pacto de la financiación.

Por su parte, ERC, con el sí a la investidura, dice que su apoyo a Isla se mantendrá si cumple el acuerdo entre ambas formaciones. En eso sí que no existe división entre los dos principales sectores del partido. En cualquier caso, el primer examen serán los presupuestos. Los republicanos no quieren dar su sí por garantizado, pero cuentan con sentarse a negociarlo, y más si el Gobierno toma como referencia el último proyecto del gobierno de Pere Aragonès.

¿Hay que repensar la estrategia en Madrid?

Con Isla de presidente en el Principado y el independentismo en horas bajas, Junts reflexionará qué es lo mejor que puede hacer en Madrid. Tendrá presente el acuerdo de Bruselas con el PSOE, que incluye una mesa de negociación con mediador internacional, pero lleva semanas amenazando con derribar al gobierno de Pedro Sánchez y obstruir la gobernabilidad. Tendrá que concretar por qué grado de confrontación y pactismo opta después de la vía abierta con la amnistía en el marco del "frente patriótico" que quiere tejer. La alternativa, saben al partido, es un gobierno del PP con el apoyo de Vox.

En cambio, el cumplimiento del acuerdo para la financiación singular depende principalmente de lo que se apruebe en el Congreso y, para darle margen, la estabilidad de Sánchez no está por ahora en cuestión por parte de ERC. "Siempre que cumplan", insisten los republicanos, que ya frunció la nariz con las palabras recientes de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Hace tiempo que han abrazado la idea de "ensanchar la base" antes de volver a intentar la independencia, y que el referendo debe llegar negociando con el Estado. Al respecto no existen ahora grandes divergencias entre sectores.

¿Cómo combatir la pérdida de poder?

Estos congresos clave llegan tras reveses en las urnas para el independentismo. La redefinición de estrategias o el cambio de liderazgos, confían en las formaciones, debe servir para revertir esta situación. Si radiografíamos la situación, ninguna de las diez ciudades más pobladas está gobernada por soberanistas y sólo tienen el poder en una de las capitales de demarcación, Girona –con tripartito independentista–. Fuera de la Generalitat y de los principales ayuntamientos, las elecciones europeas supusieron un fuerte retroceso para ERC y Junts. En el Parlament, los republicanos son cuña de Isla –tienen influencia– tras el fuerte batacazo del 12-M, que ya se suma al retroceso en las elecciones españolas, común con Junts. El reto de Junts es erigirse en alternativa y ERC pretende revivir tras una mala racha.

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