La tramitación de los presupuestos del Estado se aboca a una negociación al límite

ERC se inclina por la enmienda a la totalidad a la espera de gestos de la Moncloa antes del viernes a mediodía

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Pedro Sánchez y Gabriel Rufián en una imagen en el Congreso

Barcelona38 horas desde esta medianoche. Este es el margen con el que cuenta el gobierno español para evitar que la tramitación de los presupuestos de 2022 quede colgando de un hilo. El viernes a las 14 horas acaba el plazo para que los grupos en el Congreso presenten, si así lo consideran, una enmienda a la totalidad a las cuentas, y hoy por hoy los principales socios con los que cuenta Pedro Sánchez no descartan esta opción. Las próximas horas serán claves y todos los focos estarán puestos en los movimientos de los partidos nacionalistas e independentistas y, especialmente, en la decisión de ERC, que cuenta con 13 votos clave para que los números españoles salgan adelante. Las exigencias que tanto los republicanos como JxCat plantearon al PSOE y Unidas Podemos no se han visto por ahora satisfechas y, a priori, no tienen incentivos para levantar el veto presupuestario. Con o sin enmienda a la totalidad, que todavía se podría retirar antes de la votación en el pleno la semana que viene, lo que queda claro es que el primer examen a las cuentas se aboca a una negociación al límite.

Al rechazo frontal de la triple derecha de PP, Vox y Cs al proyecto que se debatirá los días 3 y 4 de noviembre en el Congreso, se suma que son pocas todavía las formaciones –como el PDECat, con cuatro diputados, y el BNG, con uno– que descartan bloquear la tramitación. Tanto ERC como JxCat (4 votos), el PNV (6) y EH Bildu (5), pilares de la mayoría que sostiene el gobierno de coalición, mantienen la incógnita sobre su decisión. En el caso de Junts lo aclarará este jueves después de una reunión extraordinaria de su dirección, mientras que los de Oriol Junqueras están dispuestos a explorar la posibilidad de un acuerdo hasta el último momento. La falta de resultados –al menos públicos– en la negociación, sin embargo, hace que el desenlace más probable ahora mismo sea una doble enmienda a la totalidad.

Blindar el catalán, punto clave

¿Qué lo podría evitar? Esquerra hizo públicas el lunes las dos condiciones planteadas a la Moncloa para tramitar los presupuestos: pasar cuentas de los acuerdos subscritos por los números del año pasado y, en un plan más concreto, garantizar el blindaje del catalán en la nueva ley del audiovisual. Una exigencia, esta última, también compartida por JxCat –que añade a las demandas la gestión de los fondos covid y garantías en la ejecución presupuestaria– y que los republicanos pedían que tuviera respuesta antes de este viernes. Fuentes de la Moncloa, sin embargo, ya lo descartaban este martes. “Si no lo ven posible, nosotros quizás tampoco veremos posible no presentar enmienda a la totalidad”, advertía poco después la portavoz de ERC, Marta Vilalta.

Los republicanos quieren dejar claro que la protección del catalán va más allá del caso concreto de las plataformas de streaming y por eso lo han fijado como línea roja para avanzar en la negociación. Y a pesar de que el gobierno español ha minimizado la importancia de esta demanda, también ha admitido que la “respeta”, en palabras el lunes de Isabel Rodríguez, portavoz del ejecutivo. Esquerra, en todo caso, busca garantías, sea en forma de un nuevo borrador de la ley española o de un posicionamiento claro desde la Moncloa avalando los porcentajes de catalán a la norma. “La pelota está en su tejado”, remarcaba Vilalta.

Una enmienda a la totalidad de ERC complicaría las cosas a Sánchez, pero no lo rompería todo. El presidente español contaría todavía con seis días más, hasta la votación en el Congreso el jueves de la semana que viene, para conseguir convencer a los republicanos, que son conscientes de que en el esprint final tendrían más fuerza en la negociación. Con todo, y a pesar de que el reloj corra, las dos partes confían en que tarde o temprano habrá un acuerdo. Está en juego la continuidad de la legislatura española y, hasta cierto punto, la estabilidad de la catalana.

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