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800 vecinos del Alt Empordà, sin agua potable desde Navidad

El bajo nivel del pantano de Darnius ha hecho que Borrassà deba abastecerse sólo de sus pozos municipales, que están contaminados por nitratos

La iglesia de Sant Andreu de Borrassà.
04/03/2025
3 min
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GeronaAlrededor de Navidad, los 800 habitantes del pequeño pueblo de Borrassà, junto a Figueres, recibieron una alerta del Ayuntamiento que les obligaba a cambiar sus hábitos por completo de un día para otro: el agua del grifo dejaba de ser potable. Ya no podían llenar un vaso en el fregadero de casa para quitarse la sed ni utilizar el agua corriente para cocinar. Dos meses después, la situación sigue igual y los vecinos de este municipio alto-ampurdanés han tenido que acostumbrarse a desplazarse regularmente en coche hasta los supermercados de Figueres para acumular cargamentos de garrafas de agua embotellada para suministrarse.

El agua de las tuberías de Borrassà no es potable como consecuencia indirecta de la sequía extrema que sufre Cataluña y, especialmente, el Alt Empordà, una de las comarcas más castigadas por la falta de lluvias, que ha vuelto a la fase de emergencia. Este municipio dispone de diferentes pozos municipales para captar reservas hídricas, pero desde hace mucho tiempo estas cisternas subterráneas están contaminadas por los nitratos de los cultivos y granjas de la zona. Por eso, en situación de normalidad hídrica, Borrassà recibía agua del pantano de Darnius Boadella y la mezclaba con la de los pozos, para rebajar la concentración de fertilizantes por debajo de los 50 mg/l permitidos y conseguir unos umbrales de potabilidad.

Ahora bien, por culpa del bajo nivel del embalse ampurdanés, que se encuentra alrededor del 16%, el suministro llega a la red del municipio con menos presión y esto provoca que las bombas de distribución del Ayuntamiento no funcionen correctamente. Sin poder mezclar el agua de los pozos con la del pantano para diluir los nitratos, de todos los grifos de Borrassà sólo sale agua contaminada.

Una garrafa de 8 litros por persona a la semana

"Somos cuatro en casa y cada semana tenemos que ir a buscar cuatro o cinco garrafas de 8 litros a Figueres, porque en Borrassà no tenemos tienda", reconoce Jordi, vecino del pueblo. Y añade: "Es bastante pesado y el problema no es el agua para beber, sino la de cocinar, que es la que dispara el consumo. Como tienes que ir a comprarlo, te das cuenta de todo el agua potable que utilizamos cada día prácticamente sin darnos cuenta".

Más allá de la murga de desplazarse cada vez para conseguir un servicio básico como el agua, quienes más sufren la situación son las familias con personas mayores en el cargo, que no pueden coger el coche ni levantar botellas pesadas. "Mi madre es mayor y cada dos días le llevamos packs de botellas individuales de un litro, que no pesan tanto y así las puede maniobrar mejor, y también estamos muy pendientes de que no se le acaben", reconoce la hija de una señora de 87 años. También lo tienen más complicado las familias con criaturas pequeñas, ya que es fácil que hagan algún trago de agua mientras se ducha pero con los niños no nos hace mucha gracia e intentamos que se duchen muy rápidamente y no hagamos ninguna bañera", comenta una madre de la escuela.

Durante estas semanas, los vecinos de Borrassà se han acostumbrado a tener garrafas vacías y llenas en la entrada de casa.

Borrassà es un pequeño pueblo, sin grandes equipamientos municipales que se vean directamente afectados por esta situación. Hay un solo restaurante, que ahora mismo está cerrado, y el bar del Ateneu sigue despachando comprando garrafas, sin subir los precios, aunque, evidentemente, utilizar agua embotellada les sale más caro. También ha repercutido en la escuela, de unos 60 alumnos y con servicio de comedor, que el Ayuntamiento abastece con palés enteros de bidones.

La solución, dentro de un mes

El alcalde, Joan Hurtós, explica que no se han planteado hacer venir camiones cisterna, tal y como han hecho otros municipios catalanes para hacer frente a situaciones esporádicas de falta de reservas, como Cadaqués o Falset. "Es una solución pensada para los municipios que no tienen suficiente agua; nosotros tenemos, pero no es potable, y de momento ya salimos comprando agua embotellada, porque estará arreglado a corto plazo", dice. Y añade: "No es la primera vez que nos pasa; históricamente, antes de conectarnos al pantano de Darnius, Borrassà ya había tenido muchas épocas de agua no potable por culpa de los nitratos".

La solución que propone el Ayuntamiento es la instalación de un depósito que permita retener y almacenar el agua que llega del pantano, de forma que los motores puedan bombearla sin problema. El consistorio ya ha presentado la propuesta a la Agencia Catalana del Agua (ACA), que le dará respuesta en los próximos días. La obra costará unos 40.000 euros, que en principio quedarán cubiertos por la línea de ayudas de la ACA para actuaciones de emergencia, y se prevé que en un mes esté en funcionamiento y el agua vuelva a ser potable.

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