Otro año sin volver de vacaciones: Marruecos suspende la operación Paso del Estrecho

Los trabajadores marroquíes residentes en Europa pagan ahora los platos rotos de la crisis diplomática con España

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Agentes de la Guardia Civil vigilan la entrada en  la estación marítima del puerto de Algeciras

BarcelonaEste verano tampoco veremos coches cargados hasta arriba viajando por las autopistas en dirección a los puertos del sur de España para embarcar en ferrys hacia Marruecos. Rabat anunció ayer al atardecer que la operación Paso del Estrecho se hará solo desde los puertos de Génova, en Italia, y de Marsella y Seta, en Francia. La vía preferida para las vacaciones de las familias europeas de origen marroquí queda cerrada por segundo año consecutivo: primero fue la pandemia, y ahora pagan el pato de la crisis diplomática entre España y Marruecos desencadenada por la acogida de Brahim Ghali, el líder saharaui enfermo de covid. La noticia supone un fuerte golpe para los marroquíes que viven en el extranjero, que cada verano atraviesan la Península procedentes de Francia y otros países de Europa, donde embarcan en ferrys desde los puertos de Algeciras, Tarifa y Almería para llegar al norte de Marruecos y seguir su viaje hasta sus pueblos y ciudades de origen.

La decisión de Rabat es un golpe duro para las compañías navieras españolas, muy afectadas por la pandemia, y el negocio que genera el movimiento de medio millón de vehículos entre finales de junio y principios de julio. "Es un jarro de agua fría, porque, desde la Jonquera hasta Tarifa, ahí por donde pasan los marroquíes van dejando dinero, y esta operación era muy esperada para reflotar las compañías de ferrys, que pasan graves dificultades por la pandemia. Son miles de puestos de trabajo desde Valencia, Alicante, Málaga, Motril, Tarifa y Algeciras por el paso de tres millones de pasajeros", reconoce José Ignacio Landaluce, alcalde de Algeciras. Él no tiene ninguna duda de que la decisión de Rabat no se puede desvincular de la crisis diplomática que protagonizaron España y Marruecos con el trasfondo del Sáhara Occidental: "Si quisieras comprar un paquete de pipas en Marruecos también estarías afectado por la crisis. Todo, absolutamente todo, lo que pasa con Marruecos está complicado", asegura. Por eso reclama al gobierno español que "sepa negociar bien para rebajar la tensión". El alcalde espera que la decisión se pueda revertir en el mes de agosto, después de la tradicional Fiesta del Sacrificio, la más importante del calendario musulmán, que se celebra a finales de julio.

Según el protocolo presentado por Rabat, los marroquíes que quieran viajar este verano en barco al país lo podrán hacer llevando una prueba PCR y se tendrán que hacer otro test rápido cuando estén a bordo. Las navieras podrán transportar a un máximo de 250.000 personas, un 10% de las que en un verano normal viajarían al país. Lo que no podrán hacer es atravesar las fronteras terrestres de Ceuta y Melilla, que siguen cerradas desde verano de 2018 y octubre de 2019 respectivamente, es decir, desde antes de la pandemia, por la política de ahogo económico de los enclaves españoles impuesta por Mohamed VI.

Las relaciones diplomáticas entre los dos países siguen oficialmente rotas. Después de utilizar a los pobres como carne de cañón en su enfrentamiento con España, con la entrada de miles de personas a Ceuta, ahora el régimen ha tocado a la diáspora. Rabat, sin embargo, dice que la decisión se basa en consideraciones sanitarias, aunque para llegar al país en avión no habrá las mismas restricciones: desde el 15 de junio se abrirá el espacio aéreo con España y el resto de países de la UE.

La operación Paso del Estrecho se organiza desde 1986 para evitar los colapsos que sufrían ciudades como Algeciras, donde se acumulaban colas de hasta tres días esperando el embarque hacia Ceuta para después atravesar en coche la frontera del Tarajal con Marruecos. Una operación que supone un enorme reto logístico y una coordinación entre los dos países y que se prepara con meses de antelación. En 2019 llegaron a Marruecos desde varios puertos españoles hasta 3,34 millones de personas en 760.000 vehículos entre junio y septiembre.

Marruecos ha adoptado restricciones muy drásticas desde el inicio de la pandemia cerrando el país al exterior (incluso a los ciudadanos con nacionalidad marroquí) e imponiendo fuertes restricciones de movimiento. Una política que parece haber dado frutos en términos de control de la epidemia, pero que ha tenido un fuerte impacto social y económico, que en un país sin medidas de protección ha sido devastador. De los 36 millones de marroquíes, 9,1 ya han recibido una dosis de la vacuna, de los cuales 5,8 millones ya tienen la pauta completa. En los últimos meses se han empezado a flexibilizar las limitaciones.

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