Diez datos que demuestran que el sistema educativo está estancado

La Fundació Bofill alerta de que se ha frenado la mejora en abandono y resultados en las competencias básicas

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Una aula de la Escuela Rafael Alberti, en Badalona.

El sistema educativo en Catalunya está estancado desde hace unos años y ahora está en un punto de inflexión decisivo. Cuando la idea era empezar a revertir los dolorosos recortes del 2010, la pandemia agravó una situación que ya era complicada y, a pesar de que el sector educativo es "resiliente", esta capacidad de resistir "puede tener un límite" y en vez de avanzar hacia una mejora significativa de los indicadores se puede producir un retroceso que profundice todavía más en las desigualdades que ya existen y naturalice "la mediocridad y el fracaso".

Así lo ha alertado la Fundació Jaume Bofill, que en un exhaustivo anuario titulado El estado de la educación en Catalunya repasa las cifras que evidencian que las mejoras significativas de los últimos años se han estancado o, lo que es más peligroso, están empezando a revertirse. "Nos tenemos que creer que nuestros déficits no son naturales. Son derivados de la ausencia de políticas, y ahora es el momento de hacerlas", ha expresado el director del anuario, Cèsar Coll. Es por eso que reclaman al futuro gobierno de la Generalitat más políticas de equidad, más financiación y más cambios hacia un currículum competencial. "No podemos permitir que la educación siga anclada en planteamientos obsoletos. Las consecuencias de perder dos mandatos más son devastadoras", han avisado.

Financiación

Al nivel de hace diez años, a pesar de que hay más alumnos

"Educación dispone de un presupuesto equivalente al de hace diez años, a pesar de tener 150.000 alumnos más", ha recordado Coll. El año 2019 el presupuesto liquidado del departamento de Educación se situó en 5.435,4 millones de euros, una cifra muy parecida al gasto liquidado en 2009 a precios corrientes e inferior si se calcula a precios constantes. "No se ha producido una recuperación suficiente de la financiación", ha insistido el autor. Más datos alarmantes: Catalunya sigue invirtiendo en educación un 3,6% del PIB, todavía lejos del 4,6% de la UE y del 6% que marca la ley de educación; el gasto por estudiante está por debajo de la cifra del 2009 (ha pasado de 4.490,5 euros a 3.973,7 en 10 años), y la inversión pública sigue sin cubrir el coste real de la educación, cosa que implica un "copago " por parte de las familias de 875 euros por cada estudiante no universitario.

La Fundació Bofill alerta, además, de que la política de becas tampoco llega a tapar todos los agujeros del sistema: en 2007 se becaba al 9,7% de alumnos, y a pesar de que en 2018 la cifra ya llegaba al 15,9%, todavía está muy por debajo del alumnado que está en riesgo de pobreza. Tampoco ha crecido el gasto de los ayuntamientos en educación, que todavía se sitúa por debajo de la del 2010. Los autores proponen una beca educativa básica que apoye a los niños y jóvenes más vulnerables y que les cubra el comedor, los servicios complementarios y algunas extraescolares.

Ocio educativo

Participación estancada y desigual

De hecho, la participación en el ocio educativo es uno de los principales focos de las desigualdades. Los datos indican que no se mejora a nivel global –la participación se mantiene alrededor del 44%– ni tampoco si se miran las diferencias socioeconómicas, porque los niños de clase alta dedican a ello casi el doble de horas. "Nuestro sistema educativo entiende la educación como la escolarización, y esto hace que algunos aspectos importantes se tengan en poca consideración y tengan poca presencia en las políticas educativas", ha afirmado Coll.

Educación inclusiva

A pesar de que hay más recursos, todavía son muy insuficientes

A pesar del prometedor decreto de la escuela inclusiva, los recursos llegan con cuentagotas y, por lo tanto, los centros ordinarios reciben un "apoyo todavía insuficiente" para garantizar la inclusión del alumnado con necesidades educativas especiales. Así, a pesar de que el número de docentes para los SIEI (apoyo intensivo para la escolarización inclusiva) han pasado de 316 el curso 2010-11 a 765 el curso 2019-20, entre otros refuerzos, "la inversión en recursos sigue siendo insuficiente" para atender a estos alumnos. Además, el informe recuerda que Catalunya está prácticamente a la cola en cuanto a la escolarización de alumnado con necesidades especiales en los centros ordinarios, solo por delante de Aragón y Extremadura.

Segregación escolar

Una reducción "lenta"

A pesar de los esfuerzos que se están haciendo y los polémicos decretos del Govern en este sentido, Bofill alerta de que los niveles de segregación escolar todavía son "elevados" y que, de hecho, la tendencia a reducirlos es "lenta". Un dato que lo prueba es que el curso 2001-2002 había que cambiar de centro al 51% del alumnado en primaria para conseguir una distribución equilibrada y, diecisiete años después, este porcentaje todavía se situaba en el 44%. Hay mejoras, sí, pero son demasiado lentas, cosa que impacta tanto en la cohesión social como en los resultados educativos. 

Visión "rígida" de la enseñanza

El 50% de los centros no participan en ningún programa de innovación

Catalunya ha sido un motor muy potente en transformación educativa la última década, con programas e iniciativas renovadoras para cambiar la visión del aprendizaje en muchos centros educativos. Ahora bien, esta transformación no ha sido "sistémica" –más del 50% de los centros educativos no participan en ningún programa de innovación– y, además, "a pesar de los esfuerzos y los adelantos", dicen los autores, el sistema todavía está "muy alejado de lo que significa aprender en el momento actual".

Coll, que ha asesorado a la ministra de Educación en la reforma que está impulsando del currículum, ha criticado que los contenidos sean "demasiado rígidos, amplios, sobrecargados y sobredimensionados" y ha propuesto un cambio en el modelo que pase por un aprendizaje más competencial –"No significa prescindir de las disciplinas ni los contenidos, sino plantearse metas que el alumno tiene que lograr", dice Coll–, dar más autonomía a los centros para que puedan decidir cómo concretan este currículum en función del perfil de alumnado que tengan y hacer más acompañamiento al profesorado.

Fracaso escolar

No se consigue reducir el abandono prematuro ni la tasa de 'ninis'

A pesar de que en una década se han hecho mejoras importantes en los niveles de graduación en la ESO, la tasa de abandono escolar o los jóvenes que ni estudian ni trabajan, los adelantos se están frenando en los últimos tres años. Por ejemplo, la tasa de abandono escolar prematuro se ha estancado por encima del 17% desde el 2018, y es prácticamente el doble que la media europea, mientras que no se consigue reducir el 16% de jóvenes ninis. Esto tiene un impacto directo en el mercado laboral, porque las cifras de abandono tan elevadas "incrementan el desajuste entre la estructura formativa y la ocupacional": a pesar de que solo un 18,3% de los trabajos son de baja calificación, un 30,7% de los trabajadores tienen estudios básicos.

Resultados de las pruebas de competencias

Ni los exámenes de la Generalitat ni los PISA detectan grandes progresos

El estudio alerta de que no se detecta una mejora en la adquisición de competencias si se tienen en cuenta los resultados históricos de las pruebas de la Generalitat y del informe PISA, cosa que puede convertirse en "un freno para la consolidación de las trayectorias educativas". Solo la competencia de lengua inglesa en 6º revela un progreso significativo y sostenido en el tiempo, pero en catalán, castellano, matemáticas y ciencias, los alumnos catalanes no registran grandes adelantos. Por ejemplo, entre el 2013 y el 2020 la puntuación en lengua catalana en 4º de ESO ha pasado de 76,6 a 74 y en matemáticas de 68,3 a 70,2. Uno de los datos más preocupantes es que el estatus socioecónomico sigue condicionando los resultados educativos y las diferencias entre alumnos ricos y pobres son prácticamente iguales que en 2003.

Educación 0-3 años

Estancamiento al 40%

A pesar de que muchos informes destacan que es clave para el éxito educativo de los alumnos, la escolarización de los niños de 0 a 3 años tampoco ha crecido en los últimos años: sigue estancada sobre los 80.000 niños y niñas, un 40% del total y muy por debajo de Madrid o el País Vasco, donde superan el 50%, y además con mucha desigualdad en el acceso, porque la presencia de niños de origen extranjero es tres veces menos que la del conjunto de niños. El anuario apuesta por crear 6.000 plazas públicas y hacer gratuito el acceso a la educación 0-3 años para el alumnado desfavorecido de dos años.

Nuevas oportunidades

Poca participación en los PFI y formación de adultos

Tampoco hay mejoras cuando se trata de repescar a todas aquellas personas que se han descolgado en algún momento del sistema. "Catalunya mantiene un déficit estructural en la oferta de programas de nuevas oportunidades", dicen los autores, que repasan que desde el 2013 hasta el 2020 hay unos 7.000 alumnos en programas de formación e inserción (PFI), cosa que representa un 4,7% de los jóvenes, muy lejos de la media española, al 8,3%. Y si nos fijamos en la formación a lo largo de la vida y de adultos, la situación tampoco es para tirar cohetes: el número de alumnos ha pasado de 72.000 en 2011 a 68.000 el 2020, y la participación está frenada al 10%, prácticamente igual que hace una década y demasiado lejos de países como Suecia (34%) o Finlandia (29%).

Brecha digital

Un factor grave de desigualdad

La brecha digital, uno de los conceptos más repetidos durante la pandemia, todavía es un factor muy grave de desigualdad educativa. A pesar de que en las últimas dos décadas se ha cuadruplicado el porcentaje de hogares con conexión de banda ancha, también es cierto que el tipo y la frecuencia de uso de los contenidos digitales todavía son muy desiguales. Por ejemplo, el 20% de los niños que viven en un hogar con ingresos inferiores a los 900 euros no han hecho uso de internet últimamente, mientras que en hogares con ingresos superiores a los 2.500, solo el 1,4% no se ha conectado últimamente. En medio de confinamientos intermitentes, es especialmente preocupante, dicen los autores, que durante el tercer trimestre del curso 2019-20 (el del confinamiento total) un 20% de los alumnos vulnerables no se conectaron en ningún momento.

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