Educación recibe 70 denuncias de violencia contra menores en un mes
La 'conselleria' amplía la unidad de apoyo a los alumnos para poder canalizar todos los casos
BarcelonaEl departamento de Educación puso en marcha a mediados de marzo la Unidad de Apoyo al Alumnado en Situación de Violencia (USAV) para coordinar la gestión de todos los casos de abusos contra los niños, maltrato, bullying y otras violencias y discriminaciones. En este mes que hace que funciona, la USAV ha recibido ya 70 casos, unos 50 después de la rueda de prensa para anunciar el nuevo servicio, el 10 de marzo, y una veintena más después de una jornada con varios cargos del departamento, el 9 de abril. La previsión es que afloren muchos más cuando se pongan en marcha la web y la aplicación móvil gratuita, y sean las víctimas directamente las que denuncien los casos. Los datos recogidos hasta ahora han llegado a través de los centros educativos.
“Es una valoración triste, porque 70 casos son muchos. Pero a la vez es positiva, porque se ha evidenciado que la USAV es necesaria y porque sirve para romper las cadenas de violencias”, afirma al ARA la directora general de Currículum del departamento de Educación, Maite Aymerich. La gran mayoría de los casos denunciados hasta ahora son violencias machistas de un adulto (algún familiar o, en menos casos, profesores) hacia una alumna, y aquí entran abusos sexuales y acosos, entre otras conductas. El segundo bloque más numeroso, pero a mucha distancia, son los episodios de bullying o violencia entre iguales. “Son casos que se arrastran desde hace tiempo. Nos está llegando lo más evidente, la punta del iceberg, pero sabemos que todavía tiene que salir todo lo que está sepultado”, dice Aymerich. Para no verse “desbordados” cuando se ponga en marcha la apli el mes que viene, la USAV reforzará el equipo de cuatro personas que hay ahora con tres técnicos de igualdad, un pedagogo, un jurista y un administrativo más.
Un nuevo protocolo de actuación
Aymerich explica el nuevo protocolo con un ejemplo real. Una niña relata a su maestra que ha sufrido abusos sexuales en el entorno familiar. Inmediatamente, el centro lo comunica a la USAV, y se activa el procedimiento: se avisa a los servicios territoriales de Educación, Inspección, la dirección general de Atención a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA) y los servicios sociales, y se acompaña a la pequeña a hacer una exploración médica. En pocas horas, la niña queda en manos de la DGAIA. Judicialmente, se alerta a los Mossos d'Esquadra y el departamento estudia si se tiene que personar como acusación.
¿Qué pasaba hasta ahora? “Quizás no se había actuado con suficiente contundencia. Había que hacer un esfuerzo para poder dar credibilidad a un alumno y romper muchas barreras para defenderlo de unos hechos que eran muy invisibilizadis”, dice Aymerich. En cambio, ahora “de entrada, todos los casos son ciertos”, y por lo tanto es fundamental que los alumnos se sientan acompañados desde el primer momento en que lo explican. Es por eso que se harán formaciones a los docentes para que sepan cómo actuar cuando un alumno relata que ha sufrido abusos. Aquí interviene el asesoramiento de la Fundació Vicki Bernadet, con más de 20 años de experiencia.
“Es bastante triste que en la universidad no oigan ni hablar de cómo abordar estos casos. Los docentes tienen que saber lo importantes que son, porque la respuesta social que recibe una criatura cuando explica un caso de abusos es clave”, afirma Pilar Polo, psicóloga de la fundación. Según dice, “la diferencia entre un niño que se siente acompañado y creído y uno que no, es la diferencia entre todo y nada”: cuando una criatura revela un sufrimiento y se siente acompañada se siente también “digna”, mientras que si nadie se lo cree, se siente “culpable”.
El cambio de mirada
Según la psicóloga, los maestros y profesores están mucho más sensibilizados ahora por este tema. “Antes muchos decían «en mi escuela esto no pasa», pero poco a poco hay menos reticencias y ha cambiado su actitud, porque tienen claro que hay que actuar”, dice Polo. De hecho, las formaciones los trastornan tanto que hay docentes que ven actitudes sospechosas en todas partes. “Podemos olvidar cosas que nos han dicho en la formación, pero el cambio actitudinal y la mirada de los maestros hacia los niños cambia por siempre jamás”, asegura Polo.
Los casos que ha gestionado la Fundació Vicki Bernadet este año son abusos en el entorno familiar, pero el departamento también tiene listo qué hay que hacer si el señalado es un docente: se lo apartará de forma cautelar y preventiva. “No se lo expulsa del cuerpo. Sigue cobrando pero sin tener contacto con los alumnos”, explica Aymerich, que defiende que esta medida es, también, una manera de proteger al docente. “Si se lo acusa de alguna mala praxis, podremos abordar mejor el caso y averiguar qué ha pasado si le quitamos la atención de encima”, argumenta. Aún así, el departamento está trabajando para cambiar la ley de función pública y retirar la categoría de funcionario docente cuando se demuestren casos de abusos o maltratos contra niños.
Con la USAV, se quiere dar acompañamiento a los niños, pero también a la escuela y a los docentes. “No podemos actuar de espaldas al centro, sino que tenemos que actuar con los centros”, resume Aymerich. Para Polo, la creación de esta unidad es una buena noticia, porque “la escuela es muy buen lugar donde hacer aflorar estas violencias”. Se calcula que uno de cada cinco menores sufren un abuso sexual antes de los 17 años.